Abajo

El Bajo

federico
Revista Hugo

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Permítanme dejar clara mi ignorancia total sobre la globalidad de las propuestas culturales en Montevideo. Aclaro esto porque en la generalización se puede entender que conozco los detalles todas y no es así, ni pretendo que sea así nunca porque sería muy aburrido. Voy a hablar de las que veo, las que me llegan a mí.

Cada día se ven más propuestas culturales que dicen renovar partes “abandonadas” o “venidas a menos” de la ciudad. Propuestas culturales que llegan para darle un aire renovado, cultural y copado a algún recoveco de la ciudad al que hace rato le pasó su mejor momento.

Estas propuestas se embanderan con una batería gigante de atributos casi holísticos. Dicen fomentar la integración a través de la resignificación de espacios, dicen fomentar la cultura exponiendo a más gente a propuestas culturales variadas y muchas cosas más. El problema es que eso no es así.

Estos proyectos culturales jóvenes, transgresores y super cool que pretenden renovar la ciudad a fuerza de arte, música y DJs copadísimos no hacen nada de eso y no son nada copados.

La resignificación de espacios es muy válida, pero si esa resignificación viene con el desplazamiento de la gente que ocupa ese espacio habitualmente, más que una resignificación es un copamiento y no es para nada integradora.

Basta de proyectos culturales que lo único que hacen es copiar las mismas estructuras a las cuales estamos acostumbrados. Los mismos bares con los mismos tragos y las mismas cartas (¡increíble la variedad de pizzas y refuerzos caros que hay!) que pasan la misma música y dan lugar a las mismas propuestas culturales para que la misma gente pueda ir a verse las caras todas las noches sin interactuar con nadie originario del lugar. En serio. ¿Cuántos Campari nos tenemos que tomar para darnos cuenta que somos siempre los mismos?

El Bajo de la Ciudad Vieja, la Ronda de Mujeres, los infinitos boliches que quieren recrear la utopía del bar en Parque Rodó de hace 5 o 6 años, lo único que hacen es correr gente de su lugar, borrar la identidad de los barrios y fomentar una imagen de inclusión social y cultural que por más copada que sea sigue siendo mentira.

Boludeces no.

Hugo no se responsabiliza por las opiniones vertidas en esta publicación.

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