En el mercado
La gota se demora
a gota se demora en el pico de la canilla algo más de lo esperado y al soltarse describe una trayectoria recta en dirección al centro de la Tierra. Su viaje se trunca explotando en fragmentos sobre el piso barroso del mercado agrícola.
Luego sobreviene una acción solo vista por un viejo que esta del otro lado del mercado pero que aun conserva una mirada de lince o de águila. Lo que este hombre ve es un niño que se acuesta bajo la canilla para observar inmóvil, desde un ángulo único e inadecuado, cómo se forma una nueva gota. El viejo no ve la gota pero si la canilla y al niño.
Si el viejo fuese un lince treparía sobre los cajones de fruta y se acercaría para observar más de cerca desde una altura adecuada. Y si fuese un águila se elevaría por sobre las vigas que sostienen el techo y sobrevolaría el área, ambos midiendo a la presa.
Pero el tamaño de la presa sobrepasa los niveles admitidos de los predadores entonces el viejo sigue en su lugar, pelando una mandarina y sin dejar de observar la escena. Lo que él nuevamente no ve es una segunda fragmentación de la gota en su viaje trunco al centro de la Tierra. Esta vez se interpone la piel moldeada por cartílago de la punta de la nariz del niño. La exactitud en el posicionamiento bajo la canilla es animal.
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