Así funcionan los volcanes: aprende a reconocer los distintos tipos, sus erupciones y peligros asociados

Francisca Aguilera
Revista Núcleo
Published in
4 min readAug 8, 2018

Grandes avances científicos se han logrado en las últimas décadas sobre el entendimiento de los volcanes, principalmente gracias a las mejoras instrumentales y analíticas. Un estudio realizado en la Universidad de Bristol, Reino Unido, muestra el avance de conocimientos que hay sobre erupciones volcánicas en los últimos 25 años.

08/08/2018

Alrededor del mundo, aproximadamente 600 millones de personas viven lo suficientemente cerca de un volcán activo como para ser afectados por una erupción volcánica. Sin ir más lejos, en Chile existen 90 volcanes activos a lo largo del territorio. Esta es razón más que suficiente para que se haga necesario comprender como funcionan las erupciones volcánicas y los peligros que tienen asociados.

Los volcanes varían ampliamente en cuanto a morfología, evolución, estilos eruptivos, y comportamiento. Una forma sencilla y visual de clasificarlos es según sus morfologías, lo que se conecta directamente con los tipos de erupciones posibles.

Volcanes máficos

Los volcanes máficos presentan una forma característica tipo escudo, con pendientes bajas formadas por sucesivos flujos de lava. Los estilos eruptivos que los forman son erupciones Tipo Hawaiinas (volcán Kilauea, Hawaii) o erupciones Tipo Strombolianas (volcán Stromboli, Italia), las que están dominadas por flujos de lava fluida que sale a altas temperaturas (800ªC)del volcán y fluyen tranquilamente por la superficie. Esto indicaría que existe poca explosividad asociada a este tipo de volcanes, sin embargo, recientemente se ha encontrado evidencia de erupciones altamente explosivas de volcanes máficos. Esto es apoyado por nuevos resultados arrojados de estudios de volcanes submarinos, gracias a la instalación del programa RIDGE durante los años 1980–1990, que puso bajo investigación y seguimiento diversos volcanes máficos activos existentes bajo el mar y en la dorsal mesoatlántica.

Volcanes silíceos/intermedios

Volcán Villarrica, IX Región de Chile. Imagen de Municipalidad de Panguipulli.

La forma característica es la de estratovolcán (Volcán Villarrica, Chile), con laderas de alta pendiente formadas por flujos de lava y depósitos piroclásticos. Estos tipos de volcanes, presentes a lo largo de toda la Cordillera de Los Andes y en general en todo el Cinturón de fuego del Pacífico, presentan estilos eruptivos con posibles violentos episodios explosivos.

Las erupciones Vulcanianas corresponden a erupciones cortas (típicamente decenas de segundos) pero intensas, que representan un riesgo por muchas veces ser sostenidas en el tiempo. Erupciones más explosivas corresponden a las erupciones Plinianas, que pueden llegar a varios kilómetros de lejanía del cráter de origen, y cuyos flujos piroclásticos representan un peligro importante para quienes se crucen en su camino. Otro tipo de peligro geológico asociado a estos volcanes es el de formación de calderas volcánicas (ej. Monte Pinatubo, Filipinas), las que ocurren luego de erupciones explosivas de gran volumen de material volcánico (o supererupciones). Se cree que grandes erupciones formadoras de calderas volcánicas posiblemente hayan jugado un rol determinante en el desarrollo de la civilización humana, como es el caso de la erupción del Volcán Flegrei, Italia en el 39.000 AC, que se ha especulado fue la causante de la extinción de los Neandertales.

Lahar tras una erupción del Volcán Santa Helena, EEUU. Imagen de USGS Volcanes

Pero los peligros volcánicos más comunes asociados a estratovolcanes como los que se encuentran en Chile no corresponden a la amenaza de supererupciones, dada su baja frecuencia. Los peligros más comunes corresponden a lahares, que corresponden a flujos de sedimento y agua que arrastran por las laderas de los volcanes incluso en ausencia de erupciones, gatillados por derretimiento de nieve y las altas pendientes. Otro peligro común es la caída de tefra o ceniza, que puede causar alto impacto en los pulmones debido al tamaño muy pequeño de partículas emitidas, y la caída de piroclastos balísticos que salen como pequeñas bombas incandescentes a altas velocidades al momento de una erupción explosiva.

La mejor forma que existe hasta ahora para prevenir desastres asociados al peligro volcánico corresponde a monitorear (con sísmica y otros métodos geofísicos) el estado de volcanes activos, de forma de estar preparados y en conocimiento ante cualquier comportamiento inusual del volcán. Además, realizar mapas de peligro para conocer e informar a la población sobre los riesgos asociados a cada volcán y las zonas donde estas amenazas se desarrollan. En Chile, el SERNAGEOMIN (Servicio Nacional de Geología y Minería) tiene en monitoreo 45 de los 90 volcanes activos del país a través del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS) ubicado en ciudad de Temuco. La cantidad de mapas de peligro volcánico actualizado es significativamente menor. A pesar de que hay gran parte de los esfuerzos orientados en este tema, aún falta mucho por avanzar en conocimiento, difusión y medidas preventivas si queremos prevenir de manera eficaz los desastres naturales asociados a volcanes.

Artículo fuente de la noticia: Cashman & Sparks: How Volcanoes Work.

Para saber más sobre monitoreo de volcanes en Chile: Red Nacional de Vigilancia Volcánica (SERNAGEOMIN)

Para saber más sobre monitoreo de volcanes a nivel internacional: USGS Volcanoes

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