‘Joker’: la paradoja del payaso

Todd Phillips detuvo la producción de comedias para crear una película oscura y violenta que cuente el origen de Joker y Batman.

Jorge André Hernández
Revista Sobredosis
6 min readOct 28, 2019

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La versión del origen de Joker, el archienemigo de Batman, del director estadounidense Todd Phillips es hasta ahora la más oscura, dura y violenta de todas las que se han creado dentro de la producción cinematográfica de DC Comics. Cuenta la historia de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix): un comediante con un sentido de humor retorcido, un payaso que no da risa y un anarquista escondido.

El paso de ser un desquiciado más de ciudad Gótica a convertirse en el villano número uno y uno de los más icónicos de la franquicia de Batman, donde la culpa no lo tiene los químicos en una fábrica sino un proceso lento de una sociedad indiferente, llevando al ser humano al límite con la locura. El mundo creó al Joker, según Todd Phillips.

Desde el inicio, en una película de tintes existencialistas, observamos un Arthur Fleck inseguro, con problemas de una risa que aparece cuando está estresado — ya sea por ansiedad o nerviosismo — , medicado y controlado constantemente, con una violencia contenida que parece brotar en ciertos momentos y con una sensación de rechazo del resto de personas que lo rodean al considerarlo extraño. Mientras él desea la aceptación constante de todos hasta tener ilusiones.

Multi-Joker

En otras películas la importancia del Joker solo se mantiene al ser el antagonista de Batman y este largometraje, de una manera sutil, no se aleja de esa premisa. Sobre todo las ideas que rescata Phillips de la novela gráfica The Killing Joke (1988) — escrito por Alan Moore, dibujado por Brian Bolland y coloreado por John Higgins — para el desarrollo de esta película origen son: ‘solo necesitas un día malo para enloquecer’ y ‘sin Joker no existiría Batman’, siendo el día que Fleck comienza a ser Joker es cuando los padres de Bruce mueren y sufre el trauma que es el germen para el nacimiento del hombre murciélago.

Portada de The Killing Joke.

Un día desastroso para que Arthur Fleck se convierta el Joker y Bruce Wayne se vuelva Batman. Así mismo de la novela gráfica rescantan la característica de comediante fracasado de Fleck y la vida precaria en la que vive, con la diferencia que no se encuentra casado sino que cuida de su madre obsesionada con Thomas Wayne, el padre de Bruce, y quien le repetirá que él no es gracioso.

Además de presentar patrones del Joker de Alan Moore, recoge características del mismo personaje interpretado por Heath Ledger en Batman: The dark night (2008). El nihilismo sobre la bondad de la sociedad — que el personaje de hace once años intenta probar una y otra vez — y el deseo de la completa anarquía se mantiene en la versión de Joaquin Phoenix.

Por último, en la interpretación de Joaquin Phoenix se escucha constantemente el recuerdo de un Joker de dibujos animados. La risa que produjo Phoenix se siente la referencia de la que hace Mark Hamill en los dibujos animados de Batman desde 1992, mientras no interpreta a Luke Skywalker en la saga de Star Wars: que es como un brote de demencia contenida en él.

Declaración política

Joker de Todd Phillips presenta una declaración política. Desde el inicio Gótica recuerda a Nueva York de la década de 1970: pandillas, violencia, drogas, y una tensión notoria entre clases sociales que estalla con cualquier chispa (aquí no hay punk ni hip hop que ayuden a sofocar los roces). En este contexto social, Arthur Fleck, un personaje extraño y con notorios problemas psicológicos, intenta sobrevivir.

La tensión entre clases sociales da a la interpretación anarquista o socialista de la situación, que ni el mismo Fleck le interesa. Pero así mismo, Phillips coloca una escena irónica y que refuerza ese desbalance de poder: Arthur Fleck se infiltra a un teatro mientras la crema y nata de Gótica, vestida de gala, observa una de las declaraciones anticapitalistas más importantes de Charles Chaplin, Tiempos modernos (1936). Esta imagen solo refuerza el entendimiento de la situación sociopolítica de la ciudad de la cual el Joker se volverá mesías.

Escena de las protestas sindicales en Tiempos modernos.

Además, los servicios sociales se han cerrado, los mismos que ayudaban a Arthur Fleck a conseguir medicamentos y su reunión con la trabajadora social para obtener su paz mental. Esta disolución de servicios genera rechazo en la sociedad y convierte a la muerte de Thomas y Martha Wayne en daños colaterales de una revuelta furibunda por las condiciones en que vivía los pobladores de Gótica, y no solo en dos bajas por la delincuencia, que era la razón inicial cuando comenzó la franquicia de Batman.

Licuado referencial

En Joker se han encontrado referencias cinematográficas constantemente, sobre todo en Taxi Driver (1976) —sobre un inestable exveterano de Vietnam que decide convertirse en vengador al ver la inseguridad en Nueva York — y The King of Comedy (1983) — un comediante aficionado decide secuestrar a su ídolo para obtener la atención de los medios — , ambas del director Martin Scorcese. Los dos filmes se ven reflejados en la esencia de la película de Todd Phillips.

También, en la escena medular de la película: el asesinato de tres trabajadores de Wall Street. Los tres se conectan con Patrick Bateman, el personaje principal de American Psycho (2000): un yuppie que por su estatus social ‘exitoso’ cree que puede hacer lo que quiere, en ese caso asesinar. Así los tres corredores de bolsa comienzan a hostigar a una mujer en el tren y después a Arthur. A pesar de que Fleck mató a los primeros por reflejo después de su paliza, decidió perseguir al último para darle de baja.

El asesinato de los tres corredores de bolsa se convierte en el ícono del descontento social de las clases sociales bajas hacia la élite de Gótica. Al hacerse conocer que el asesino era un payaso, las máscaras se transforman en símbolo de la frustración y enojo social.

Este suceso tiene una vinculación con la novela gráfica V of Vendetta (1982–1986) escrita por Alan Moore — el mismo de The Killing Joke — y dibujada por David Lloyd, donde el anarquista ‘V’ motiva a la ciudadanía a usar su máscara de Guy Fawkes — personaje histórico de la conspiración de la pólvora contra la corona en 1605 — como símbolo de rechazo al gobierno de ese Reino Unido Distópico.

Escena de el uso de la máscara de Guy Fawkes en la película V of Vendetta.

Esa misma máscara de ‘V’ pasó a la realidad para representar la insatisfacción hacia el status quo desde su adaptación al cine en el 2006 y también se convirtió en imagen del grupo hacktivista Anonymous. De la misma manera el maquillaje de Joker es utilizado en las protestas de Chile y el resto de Latinoamérica para manifestar su disgusto con los gobiernos de turno.

La película también se conecta con otro clásico del cine: La naranja mecánica (1971), una adaptación de Stanley Kubrick de la novela homónima que escribió Anthony Burguess en 1962. La ultraviolencia que mostraba el largometraje de Kubrick se conectaba con la violencia que vivía Arthur Fleck en una Gótica salvaje.

Las escenas violentas hizo brotar una polémica en Estados Unidos sobre la película Joker de Phillips. Al final terminó con la defensa del cineasta Michael Moore ante el largometraje y sobre la necesidad de verla para reconocer los efectos sociales de la violencia.

Representación de Pagliacci en Los Simpson.

El Joker o Arthur Fleck es un comediante o un payaso que no da risa. No es la primera vez que encontramos un payaso contradictorio. Tenemos referencia de la ópera Plagiacci (1892), donde relata un drama amoroso entre dos esposos que se dedican al teatro de ‘la comedia del arte’ — corriente renacentista de teatro donde nace la actividad de payaso — . También encontramos a Hans Schnier, personaje de Opiniones de un Payaso (1972) — novela del alemán Heinrich Böll — que relata las penurias económicas y personales de Schnier, quien se dedica a ser payaso.

Este licuado referencial de Todd Phillips crea un Joker más humano, conectado a la fibra social y política actual. Un Joker con el que el espectador logra empatizar, más allá de atraerse con el carisma, así como la versión de Heath Ledger de Batman: The dark night. Joaquin Phoenix y Phillips nos entregan otra genial interpretación que sale de la pantalla, nos conecta con el mundo de referencias culturales y nos llega la fibra de nuestra humanidad.

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