La muerte de Kurt Cobain: el silencio que generó dos ‘verdades’ opuestas

La muerte del último rockstar e ídolo de la generación X sigue generando controversia entre su esposa Courtney Love y el investigador Tom Grant.

Elías Moscoso
Revista Sobredosis
6 min readApr 9, 2019

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Kurt Cobain.

El acelerado ascenso a la fama como líder de la banda de rock alternativo Nirvana, la adicción a la heroína, la extrema sensibilidad, el dolor causado por el divorcio de sus padres cuando apenas tenía nueve años — nunca superado y por el cual confesó que había a sus padres durante años — , el temor de repetir dicha historia con su esposa, vocalista de Hole, Courtney Love, han sido referenciados en innumerables ocasiones como las razones para que Kurt Cobain haya decidido quitarse la vida el 5 de abril de 1994; engrosando así la famosa lista del “club de los 27”.

El club de los 27: Robert Johnson, Brian Jones, Jimmi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain y Amy Winehouse.

El club fue lo primero en lo que pensó la madre, Wendy Cobain, al enterarse de la muerte de su hijo; horas después diría en una entrevista: “Se ha ido y se ha unido a ese estúpido club. Le dije que no se uniera a ese estúpido club”. En efecto, no era la primera vez que la idea del suicidio rondaba por la cabeza del líder de “Nirvana”: un mes antes había intentado suicidarse ingiriendo setenta pastillas de rohypnol con champaña mientras estaba hospedado junto a su esposa Courtney y su hija Frances en un hotel de Roma.

La sobredosis lo dejó en coma, pero sobrevivió, sin embargo, solo después de su muerte se descubrió que aquella ocasión había escrito su primera nota suicida diciendo: “Prefiero morir antes que pasar por otro divorcio”; fue su último intento fallido. Según Courtney en una entrevista para Vanity Fair en 2011, Kurt había intentado suicidarse al menos tres veces antes de lograrlo y agregó “Lo volvería a matar por lo que nos hizo”. Declaraciones como estas siguen alimentando las sospechas de quienes creen Kurt no se suicidó sino que fue asesinado y que Courtney fue la autora intelectual.

Dos documentales: “Kurt & Courtney” (1998, Nick Broomfield) y “Soaked in Bleach” (2015, Benjamin Statler), plantean esta hipótesis; el primero de manera directa manipulando las entrevistas y el segundo de forma sutil. Entre las pruebas que refutan la teoría del suicidio están: la cantidad de droga en la sangre de Kurt que le impediría sostener el arma suicida, la posición del arma y los cartuchos encontrados, la denuncia de desaparición que puso Courtney en la policía usando el nombre de su suegra, ilegalmente, y la contratación de un detective privado para ubicar a su esposo luego que escapara de un centro de recuperación.

Kurt Cobain (izquierda) y Courtney Love (derecha).

Y es que, después de varios casos de sobredosis y gracias a la insistencia de su esposa y amigos: entre ellos Dylan Carlson de Earth y Michael Stipe de R.E.M., Kurt había aceptado ingresar al Centro de recuperación Exodus (Los Ángeles, California) el 30 de marzo para tratar su adicción. El 1 de abril luego de recibir la visita de su hija Frances; según la versión de la niñera “Estaba de un buen humor increíble. Yo no me lo explicaba […] Lo suyo era estar malhumorado”, sin embargo, horas después escapó del centro saltando un muro de 1.80 metros de altura y regresó a Seatle. Courtney no contrataría al detective sino hasta el 3 de abril ni daría aviso a la policía sino hasta el 4 de abril.

Tom Grant.

Irónicamente, el mismo detective que Courtney contrató, Tom Grant, se ha encargado de poner en duda el informe sobre el suicidio y ha señalado que Courtney nunca informó que Kurt “había sido visto en la casa del lago por el niñero que vivía ahí […] Creo que la razón por la que me contrató, es porque pensó que iban a tener este trabajo listo el sábado (2 de abril) en la noche y cuando Kurt desapareció y no pudo encontrarlo, se desesperó y me llamó en la mañana del domingo (3 de abril) para que intentara ubicarlo”; respondió en una entrevista para Cooperativa.cl

A esto se suma la versión de Dylan Carlson quien ha sido señalado por Courtney Love en varias entrevistas durante estos veinticinco años como la persona que compró la escopeta, a pedido de Kurt, con la cual se suicidó; obviamente no lo hace como una acusación sino como una muestra de la ingenuidad de Carlson. Ante estas acusaciones Dylan Carlson sigue negando que el haya comprado y entregado el arma y, además, niega que Kurt haya tenido tendencias suicidas.

Independiente de las teorías que rechazan el informe oficial, existe algo en lo que muchos artistas concuerdan y es que, la fama mezclada con la adicción a la drogas puede llegar a convertirse en un problema mortal para cualquiera:

“Kurt Cobain murió por una sobredosis de heroína, pero también por una sobredosis de fama” Jay-Z, rapero.

Habíamos pasado por la misma mierda, si hubieras hablado tal vez podríamos habernos ayudado” Eddie Vedder, vocalista de Pearl Jam.

Supongo que Kurt era muy sensible. Creo que es muy triste que no tuviera a nadie con quien hablar y que le dijera ‘sé por lo que está pasando y no es tan malo […] ¿Por qué no te tomas un descanso y ya está?” Neil Young, cantante.

No obstante, algo en lo que tanto famosos como fanáticos de “Nirvana”, del rock, del grunge o de la música en general concuerdan es que, la muerte de Kurt Cobain representó una gran perdida no solo para la música sino para toda una generación que lo veía y escuchaba en MTV o en walkmans o discmans o tuvo la suerte de asistir a sus presentaciones y se contagiaron con la energía que el chico rubio de ojos azules, pelo desteñido, pantalones parchados y camisa a cuadros transmitía en vivo.

Carta suicida de Kurt Cobain.

Energía que de a poco se fue agotando tal como lo refirió en su última nota suicida mientras escuchaba el álbum “Automatic for the people” (1992, R.E.M): “¡Dios mío! ¿Por qué no puedo disfrutar? ¡No lo sé! [..] No puedo soportar la idea de que Frances se convierta en una rockera siniestra, miserable y autodestructiva como en lo que me he convertido yo. Lo tengo todo, todo. Y lo aprecio, pero desde los siete años odio a la gente en general”.

La última frase para despedirse de los seguidores de su carrera a quienes agradeció por el apoyo incondicional hacía alusión a la canción “Hey Hey, My My” de Neil Young: “Es mejor consumirse que desvanecerse”. Y esa fue la decisión que tomó; dejó que su llama se consuma para mantener su legado encendido por siempre. Hoy, veinticinco años después, seguimos recordando al chico de Seatle como el representante más influyente de la generación X.

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Elías Moscoso
Revista Sobredosis

Creer es crear todo lo que tu mente sea capaz de imaginar: quizá, algún día, un buen cuento salve el mundo.