‘No te perdono tu muerte’: la canción que predijo el suicidio de Alan García

La melodía la compuso el músico peruano Rafo Ráez en 1995, conocido por ser contestatario en pleno régimen fujimorista.

Jorge André Hernández
Revista Sobredosis
6 min readAug 13, 2019

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El 17 de abril de 2019 el expresidente del Perú, Alan García, colocó un arma en su sien y jaló el gatillo, mientras varios policías lo esperaban en la puerta para llevárselo por el caso de sobornos con la compañía de construcción brasileña Odebrecht. La historia ya se había escuchado: político corrupto huyendo del juicio suicidándose. En 1996 la canción No te perdono tu muerte -del álbum Suicida de 16 y otras canciones- de Rafo Ráez era el cuadro profético en que cualquier político corrupto podía entrar, pero que en 2019 García cayó.

El expresidente Alan García.

En el momento de la muerte de García la corrupción de la compañía brasileña, que ha impactado a toda la política latinoamericana, ya tenía a tres exmandatarios peruanos tras las rejas: Pedro Pablo Kuczynski, José Toledo y Ollanta Humala con su esposa Nadine Heredia. Además se encontraba en prisión preventiva de 36 meses la excandidata a la presidencia Keiko Fujimori, también hija del preso Alberto Fujimori, el séptimo expresidente más corrupto del mundo según un informe del 2004 de la ONG Transparencia Internacional.

La situación presentada por No te perdono tu muerte de Rafo Ráez ya no se asimila como una profecía sino como un escenario enteramente posible en la historia de la corrupción peruana, tan reconocida que el Instituto de Estudios Peruanos lanzó en el 2013 el libro Historia de la corrupción en el Perú del historiador Alfonso W. Quiroz.

Contexto de la canción

El séptimo capítulo del libro de W. Quiroz está dedicado al gobierno de Alberto Fujimori como ‘Conspiraciones corruptas’, por los procedimientos del expresidente junto a su asesor Vladimiro Montesinos y jefe del Servicio de Inteligencia Nacional del Perú, quien manejaba la red de espionaje en todo el país y conspiraba para realizar los procedimientos corruptos a favor del fujimorismo: desde las masacres del grupo paramilitar Colina en el combate a la guerrilla Sendero Luminoso hasta el pago a actores políticos como se mostró en el escándalo de los vladivideos en el 2000.

Rafo Ráez con su look Kurt Cobain.

En 1990, al inicio de esta década señalada por la corrupción, Rafo Ráez decide abandonar Eutanasia, una banda de punk rock. En ese mismo año Alberto Fujimori gana sus primeras elecciones contra el intento del novelista Mario Vargas Llosa en ser presidente; y un momento icónico de ese primer periodo fue el autogolpe de Estado que da Fujimori en 1992, para disolver el Congreso, intervenir en el poder judicial y limitar la oposición a su gobierno.

En un ambiente de creciente oposición y apoyo al expresidente Alberto Fujimori -que ha parcializado a Perú desde entonces- en 1996 Rafo Ráez, con 28 años, lanza su primer álbum solista Suicida de 16 y otras canciones y en su lista de canciones No te perdono tu muerte. El disco se convirtió en el eje principal de la rock peruano por las letras y la melodía que presentó Ráez.

En el blog ‘MP3 al máximo’ del periodista Miguel Sánchez Flores del periódico peruano Perú21, manifiesta que el álbum tiene “más influencia de la trova latinoamericana que del punk británico, Rafo Ráez le dio sentido a lo que a simple vista parecía un Frankestein dentro de su cabeza: rock and roll, punk, guitarra ayacuchana, trova”. La epifanía que le trajo escuchar Anarchy in the UK de Sex Pistols en los 80, la aterrizó a Perú en su contexto de música criolla y políticos corruptos en vez de monarquía.

En ese misma publicación de ‘MP3 al máximo’, Sánchez retrata a Rafo Ráez como un seguidor de Nirvana — que no le perdonaba a Kurt Cobain su suicidio- y como un músico romántico. Él era el arquetipo de joven idealista y de rockero rebelde que le dio voz a una juventud peruana que cada vez más estaba cansada de la corrupción de su país.

Entrevista de César Hildebrandt a Rafo Ráez en 1998.

En el segundo periodo de Alberto Fujimori su oposición creció por diferentes razones a pesar de haber atrapado al líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán en 1992: más allá del autogolpe se conoció la masacre de La Cantuta por parte del Grupo Colina ese mismo año, el terrorismo de Estado contra sus opositores -siendo el caso del asesinato al sindicalista Pedro Huilca en el 92 el más sonado-, la esterilización forzada a 200 mil mujeres en la sierra peruana durante su década de gobierno y otros eventos que se fueron sumando.

Las marchas de estudiantes universitarios contra el régimen fujimorista se fueron extendiendo desde 1996. Así como la trova le dio banda sonora a la Revolución Cubana de 1959, Ráez le dio sonido al descontento juvenil en el Perú de las conspiraciones corruptas.

Rafo Ráez llegó a tal importancia que el reconocido periodista César Hildebrandt -opositor a Alberto Fujimori- lo entrevistó en su programa Enlace Global. El programa salió meses antes de que Hildebrandt renuncie en diciembre de 1998, después de un discusión con el dueño del canal Genaro Delgado Parker, quien apareció en uno de los vladivideos reunido con Vladimiro Montesinos en 1999. Según Hugo Coya, periodista y autor del libro Genaro: Los secretos, escándalos, triunfos y fracasos del gran mago de la televisión peruana (2015), Delgado se arrepintió de esa reunión.

Relación canción-suicidio

El expresidente Alan García era reconocido como uno de los políticos más corruptos del Perú, después de Alberto Fujimori que ya era peso pesado en el mundo. García era líder de Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), un partido antiguo fundado en 1921 por el político de centroizquierda Víctor Haya de la Torre. Representaba la corrupción rancia que se sentaba en los puestos burocráticos del Perú.

Lo que se relacionaría con la segunda parte de la letra de No perdono tu muerte:

Tú podías hacer algo, un poquito, luego no
O deseabas corromperte, querías, luego no
Y podrías escaparte, esconderte, ser feliz
En tu muerte, tu planeas, que ya no va a revivir
Y el poder, y el poder, y el poder está intacto
y el poder, y el poder, y el poder está intacto

Desde la explosión del escándalo de los sobornos de Odebrecht, el expresidente Alan García entró en un proceso de desesperación. Desde el 2017 estuvo siendo investigado hasta que en noviembre de 2018 le prohibieron la salida del país por 18 meses, la embajada de Uruguay le negó el asilo, concluyendo en su muerte el 17 de abril de 2019. En la sucesión de los eventos pareciera que el exmandatario vio en el suicidio una vía de escape, a pesar de lo que exclama la carta que le dejó a su familia defendiendo su inocencia.

Así vinculándolo a la primera parte de la letra:

No te perdono tu muerte ni tu estilo de morir
No te perdono tu muerte ni tu estilo de morir
Por querer ser inocente, preferiste ya no ser
Por querer ser inocente, preferiste ya no ser
y el poder, y el poder, y el poder está intacto
y el poder, y el poder, y el poder está intacto

Qué hacer con tu cadáver con un tiro en la sien

Al suicidarse, causó polémica. La arena política peruana se dividió entre los que creían inocente a Alan García y los que creyeron que prefirió la muerte a la cárcel o la muerte a que no sigan investigando. Además, comenzaron a culpar de su muerte a periodistas como Gustavo Gorriti, director del medio digital IDL-Reporteros, quien investiga el caso Odebrecht en Perú. El morbo alrededor de la muerte García incluso nubló que el 21 de abril Marcelo Odebrecht admitió su relación con él.

Lo que conectaría con la última parte de la letra de No perdono tu muerte:

En tu muerte tú planeas que ya no hay por qué luchar
En tu muerte tú planeas el desorden, pistolas
Tú querías tu inocencia, oye imbécil, qué no ves
Que el malentendido sigue
Crea morbo con tu muerte

El suceso encaja en la historia que canta la canción como si Alan García lo hubiera escuchado antes de suicidarse. Pero ese perfecto encuadre entre arte y futuro político solo certifica que Rafo Ráez tiene el don de entendimiento de su propio país, el mismo como le han atribuido al cómico Jaime Garzón en Colombia, quien fue asesinado. La canción nunca fue una profecía, sino un cuadro genérico donde cualquier político pudo entrar.

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