‘Once upon a time in Hollywood’: el retrato de la decadencia

La novena película de Quentin Tarantino se centra en el final de la fama de un ícono de cine western y de los maravillosos 60.

Jorge André Hernández
Revista Sobredosis
6 min readAug 26, 2019

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Un largometraje de dos horas y 40 minutos que nos presenta todas las cualidades que no han caracterizado a Quentin Tarantino en sus 37 años en el cine: escasez de diálogos extensos y casi sin ningún acto de violencia. Once upon a time in Hollywood no es una película sobre Charles Manson y la masacre en Cielo Drive, sino el retrato de la decadencia de la fama en Hollywood y de la utopía de amor y paz que representó el hipismo en los años 60.

Quentin Tarantino maneja dos tramas: el que no sabemos, que es la vida de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) y de Cliff Booth (Brad Pitt); y el que todos conocemos, el desarrollo de cómo se cruzan los seguidores de Charles Manson con Sharon Tate (Margot Robbie) para culminar con su muerte en 1969. Mientras Dalton y Booth descifran cómo seguir actuando en Hollywood como trama inicial, en el fondo todo se va armando para el asesinato que terminó con el sueño que fueron los 60.

Cliff Booth (Pitt) y Dalton (DiCaprio).

El protagonista es Rick Dalton, un actor de western que hizo su fama entre los 50 e inicios de los 60 y que para 1969 ya se encontraba saliendo del panorama de Hollywood. El otro personaje principal es Cliff Booth, amigo y empleado de Dalton, quien después de la guerra — que no mencionan pero se puede estimar que es la de Corea (1950–1953) ya que la de Vietnam se encuentra efectuándose en 1969, donde se ubica la película— se convirtió en el doble de Dalton.

Tarantino, en vez de enfocarse en diálogos intensos y extensos que delaten la personalidad de los personajes, prefiere enfocarse en los detalles y comparar la vida de Dalton y Booth: acciones pequeñas que son parte de la rutina que al final juegan una parte esencial para el final. Uno vive en Beverly Hills, el otro en una casa rodante cerca a un autocine, uno toma margaritas, el otro cerveza, uno vive solo, el otro con su pitbull Brandy, uno en su pasado judicial tiene casos de conducir ebrio, del otro se rumorea que asesinó a su esposa, uno se encuentra en una etapa de fracaso que lo tiene en depresión, el otro acepta el cambio ya que solo quiere trabajar.

Mientras Tarantino, en su homenaje al mundo del cine, representa la vida en descenso de este actor de películas de vaqueros, republicano y conservador — algo así como un Ronald Reagan o Clint Eastwood — , en el fondo muestra el ascenso de un cine más liberal representado por el director polaco Roman Polanski y su esposa la actriz estadounidense Sharon Tate, que viven justo a lado suyo en una casa más grande que la de él.

La intención de colocar a Roman Polanski y Sharon Tate no es solo para vincular a Dalton y a Booth con La familia Manson — el clan liderado por Charles Manson — , sino la de contrastar la dinámica en el mundo del cine: así como íconos caen, otros suben. Pero a la vez, Polanski y Tate simbolizan este mundo liberal que se introduce en Hollywood, después de la caza constante de comunistas por Ronald Reagan y el Comité de Actividades Antiestadounidenses en al era del Macartismo de los 50: guionistas y actores de izquierda en contra de la guerra de Corea fueron perseguidos como Dalton Trumbo o Charles Chaplin, serían equivalentes a los hippies que protestaban contra la intervención estadounidense en Vietnam.

Hipismo en decadencia

‘Arrastrarse hacia Belén’ es el primero libro que recolecta artículos y ensayos de Joan Didion.

La lucha contra la guerra de Vietnam era parte esencial del discurso contracultural del hipismo de la época, por lo que claro se lo menciona una vez en Once upon a time in Hollywood. Es necesario retratarlo para perfilar ese lado político de Dalton que va diciendo “sucios hippies” varias veces en la película y porque esos hippies son parte esencial de la subtrama del fondo: la masacre en Cielo Drive.

Seguramente Tarantino leyó el ensayo Arrastrarse hacia Belén (1968) de la periodista y escritora Joan Didion: es una especulación que se puede argumentar en lo visto en la película contrastado con el texto: la utopía del hipismo en los años 60 se estaba convirtiendo en distopía. Para la misma autora, que lo menciona casi 50 años después en el documental Joan Didion: el centro cederá (2017), el ideal de las comunidades hippies era insostenible, insalubre y casi inhumana con respecto a la responsabilidad con niños y demás. El asesinato de Sharon Tate en 1969 por parte de La familia Manson para muchos es el punto final a los 60.

Las dos perspectivas de decadencia de los hippies se puede observar en dos momentos específicos en la película: primero cuando Cliff Booth lleva a una chica a Rancho Spahn, donde La familia Manson anidaba, y observa su insalubre forma de vivir; y en la conversación de integrantes de La familia Manson antes de realizar su crimen, donde puedes observar como los ideales de amor y paz se van por el inodoro cuando una de los personajes concluyen que ‘deben matar a aquellos que les han enseñado a matar’: todos los actores en cada una de las películas.

Margot Robbie interpretando a Sharon Tate y la Sharon Tate original.

No solo asesinarían lo que ellos creían como la fuente de toda la violencia, sino que destruirían a la misma utopía que profesaban. Primero, Charles Manson, como un supuesto chamán, promulgaba cómo las canciones de The Beatles profetizaban el contexto estadounidense de la época, una de ellas Helter Skelter de The white album (1968), el disco final de la banda de Liverpool.

Segundo, Sharon Tate era la actriz arquetipo de los 60: una rubia californiana, usa minifalda y de botas altas, divertida, bonita, alegre y demás; su asesinato destruye el ideal y la juventud despierta de un letargo donde aterrizan los conceptos de paz y amor en un mundo áspero, real. En resumen, la sociedad pudo observar lo que Didion ya había visto.

Detalles ‘tarantinescos’

Once upon a time in Hollywood con cierta comedia y suspenso te muestra la complejidad de la década de 1960 y sus contradicciones. Quentin Tarantino, en la espera de hallar su firma ultraviolenta en el largometraje, aplica lo mismo que hizo en Inglorious Bastards (2009) y cambia el final de la historia en la Historia. Además, la película te sorprende y por 10 a 15 minutos los hippies asesinos se convierten en carne molida como solo Tarantino puede mostrarte.

La película no tiene actuaciones que saltan de la pantalla ni escenas memorables, pero Tarantino logra sacrificar todo eso para tener un largometraje — capaz muy extenso — que engrane un tributo al cine y a sus héroes con el hecho sangriento que eliminó toda posibilidad de que la utopía de amor y paz se realice. El enfoque de Tarantino siempre fue la decadencia: ya sea el eclipse de una estrella de cine o la de un sueño que cambió todo. Todo eso engloba Once upon a time in Hollywood.

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