La maldición de sobrevivir

Rodrigo Becerra
RevistaPLASMA
Published in
3 min readDec 11, 2016

Quizás los componentes más grandes de la supervivencia son, el abastecimiento, la salud, la seguridad y la reproducción. Esto supone que un biólogo sería más valioso que un historiador, que un médico es más valioso que un artista y que un agricultor es más valiosos que un psicólogo. Las personas son reducidas a su profesión, su edad y género. Todos lo demás pareciera quedar en segundo plano y se resume a si una persona sirve para sobrevivir o no. Puesto en un extremo resulta muy evidente que se tiene que hacer lo que se tiene que hacer. Esto no está muy lejos de lo que se vive en un escenario no apocalíptico, en el que las personas son valorizadas por qué pueden hacer más que por quienes son.

La grieta — Moretti

Pero ya sea propia o ajena siempre pareciera que la supervivencia es una decisión. Existe un ejercicio que se usa para evaluar las habilidades interpersonales y de liderazgo de las personas en dinámicas grupales. Consiste en una lista de personas con habilidades y debilidades de las que debes escoger unas cuantas para que entren en un refugio y sobrevivan un escenario apocalíptico. Al final del ejercicio los evaluados siempre se sienten satisfechos y no importa haber aniquilado a ese otro tanto grupo de personas, total podías decidir sobre la vida de los mismos. Lo más interesante es que el ejercicio está diseñado para evaluar tus habilidades de liderazgo, es decir la capacidad para llevar al grupo a una elección. Si el poder de convencimiento del líder es mucha, más inclusive que el peso de los argumentos razonables, puede convencer al grupo de salvar no a las personas mas adecuadas, si no a las que la persona líder prefiera. Finalmente la supervivencia del hombre cae sobre habilidades políticas por encima de otras competencias.

Frente a esta disyuntiva pareciera que la humanidad estuviese perfectamente de acuerdo en que el utilitarismo es la mejor manera de asegurar la supervivencia del hombre. Para asegurar la perpetuidad del hombre es necesario deshumanizarnos. Una fría facción ante un escenario tan emotivo como es el fin de la humanidad como la conocemos.

Pero digamos que ya sea por elección propia o externa sobrevives al apocalipsis. Tu familia, tus amigos, tu hogar, todo está destruido. Ahora no quedaría nada y te toca la peor parte, ser un humano en peligro de extinción. Ciertamente sobrevivir al apocalipsis no suena como algo nada divertido. Más aún, existe la posibilidad de que no logres tu cometido y la humanidad se extinga de todos modos. Dado esto último habrías sufrido todas las pérdidas en vano. Sumado a esto, tu supervivencia carga consigo el costo de oportunidad de haber salvado a cualquier otra persona y levanta dudas sobre el valor que te das a ti mismo y que tan merecido tienes haber sobrevivido.

Si del fin del mundo se trata, el mejor escenario quizás sería que fuese realmente el fin de todo el mundo. Si nadie existe, nadie sufre las consecuencias del fin de los tiempos porque no hay nadie que lleve la cuenta. Sin embargo existe la posibilidad de que este escenario no suceda y de que algunos humanos sobrevivan. Basta con que una sola persona sobreviva para que la estadística cambie y los escenarios de cómo sobrevivir aparecen y junto con estos los esfuerzos por tratar de sobrevivir

Llegado el fin del mundo nos vemos forzados a identificar quién debería sobrevivir y nos obliga a valorizarnos y escoger quienes pasarían por la tortura de ser los últimos hombres en la tierra. Lo único más aterrador que un Apocalipsis parcial es estar en la facción superviviente.

Originally published at www.revistaplasma.com on December 11, 2016.

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