Pesadillas

Daniella Toce
RevistaPLASMA
Published in
2 min readAug 17, 2017

Pero en las noches, cuando la luna se mete entre las cortinas, alumbrando huequitos en el cubrecama de Diego, le entra el miedo por la punta de los dedos del pie y se le escarapela la piel hasta la frente. Cierra los ojos con fuerza, ve colores en la oscuridad a la que tanto miedo le tiene, y, a pesar de que su mamá le ha dicho tantísimas veces que no le va a pasar nada y que solo los bebés le temen a la oscuridad, quiere prender la luz. Porque ya casi puede ver las manos que salen de debajo de la cama: grandes, con uñas que se están cayendo, y la piel carcomida. Abrazan los pies del colchón, con los brazos largos y delgados que están pegados a ellas y buscan a Diego para llevárselo, junto con todos los muñecos que ha perdido bajo la cama.

Cyclops Top Hayt- Electron_Stories

Los nervios lo desarman, abre los ojos para asegurarse de estar solo, pero en la esquina de su cuarto está seguro que, ahí donde está oscuro, está parado esperándolo el hombre del sombrero; espera pacientemente todas las noches para llevárselo y hacer con él vaya uno a saber qué. Si empieza a temblar con la idea y se muere de ganas de llamar a su mamá a gritos, nadie en el colegio se tiene que enterar. Las cortinas se mueven con el viento ligero de la noche, Diego quiere cerrar las ventanas pero su mamá dice que se tiene que ventilar el cuarto, ella no sabe que el hombre se mete por la ventana abierta. La luz de la calle dibuja una silueta en la pared de su cuarto, desfigurada como suele pasar con las sombras, y la pinta gigantesca encorvándose sobre su cama. Diego se para corriendo del colchón para cerrar la ventana, al diablo la ventilación, y ahí parado bajo la luz del poste, en la vereda del frente, está el hombre del sombrero, que lo saluda con la mano.

Cuando su mamá aparece en la mañana para despertarlo encuentra la luz del cuarto prendida.

--

--