Igualdad: de la teoría a la práctica

Women Enabled International
Rewriting the Narrative
5 min readFeb 25, 2022

Por Ammarantha Wass

Soy Ammarantha Wass. Ciega desde los 2 años, travesti de nacimiento. Quien me respeta me trata en femenino.

Cuando a los 2 años de vida me abandonaba la luz física, por ironías de Dios y la vida, llegaba a mí la iluminación.

1. ¿Qué parte de: “somos iguales” no hemos entendido?

Redactando este texto lleno de preguntas sin respuesta, de frustraciones y rabias acumuladas contra el mundo entero, me pregunto:

¿Será que Gandhi, Luther King, Jesús, Mahoma y muchas otras personas defensoras de la igualdad han perdido su tiempo? Tal parece, porque creo que solo unos pocos han entendido su mensaje. Ese que dice que la energía que rodea al mundo es el amor, que todas las personas somos iguales y como iguales tenemos los mismos derechos y deberes ante la ley y ante Dios.

Mi pregunta surge porque, desde mi percepción, la igualdad es una cosa en la teoría, y otra en la práctica.

Una fotografía de Ammarantha frente a su propio mural en la Universidad Nacional de Colombia. Además de su rostro, el mural tiene una frase que dice “educación gratuita, diversa y antipatriarcal”.
Una fotografía de Ammarantha frente a su propio mural en la Universidad Nacional de Colombia. Además de su rostro, el mural tiene una frase que dice “educación gratuita, diversa y antipatriarcal”.

Yo pertenezco a dos «poblaciones vulnerables»; nací en un país «pobre» y «tercermundista»; soy mestiza; pertenezco al «estrato 2», habito en la periferia de la ciudad, pertenezco a la «clase obrera», soy de una familia compuesta por campesinos que migraron a la ciudad. Además, soy el fruto de recicladores, vendedores ambulantes, empleadas de servicios generales y placeros de mercado…

Entonces, si me preguntan el significado de la igualdad, diría que hay dos definiciones: una abstracta, que se define como el «principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones», y otra más concreta, con la que se nombran las migajas que los apoderados económicos botan a las clases sociales bajas. Diría, siguiendo esta segunda definición, que la “igualdad” es la compasión que caritativamente las mayorías dan a las minorías, diría que simplemente es un contentillo con el que se endulza el dolor y el vacío de quienes son oprimidos; de quienes — como diría Paulo Freire — no tienen voz y están silenciados.

Sin embargo, lo triste no es que una persona como yo tenga la «desventura» de tener tantos calificativos con los que la sociedad me ha rotulado; que por el hecho de vestir como visto, de usar el bastón que uso, de portar accesorios con los colores del arcoíris, se me etiqueta de una u otra manera. Lo verdaderamente triste es que en Estados en que supuestamente se garantiza la “igualdad ante la ley” existamos grupos enteros de personas tratadas
como ciudadanas de menor categoría.

Ammarantha frente a una pizarra. En la pizarra se lee #SomosProfesCarajo.
Ammarantha frente a una pizarra. En la pizarra se lee #SomosProfesCarajo.

2. ¿Usted trabaja? ¿Usted estudia? ¿Usted vive sola? ¿Usted juega al ajedrez? ¿Usted tiene pareja? ¿Usted se paga su carrera? ¿Usted, usted, usted? Estas son preguntas que la gente hace no con signo de interrogación, sino con exclamación, y me recuerdan a diario que mi identidad es, para quien pregunta, inferior a la propia.

3. ¿Ustedes porque son tan agresivos? fue la pregunta que me hizo un
milico que me atendió por teléfono cuando «resolvía» mi situación
militar. Me quedé pensando en varias cosas: la primera, la generalización de “ustedes”, que encubre un “ustedes, los ciegos”; la segunda es que asumió que podía referirse a mí en masculino y, la tercera cosa que pensé fue: ¿hasta qué punto fui agresiva y hasta qué punto la gente es demasiado sensible con quien se les da la gana?

Por un lado, la sociedad estigmatiza cualquier cosa que genere escándalo y venga de una minoría cuyas costumbres, hábitos, tradiciones, gustos, prioridades y necesidades son desconocidos, subvalorados o, directamente, no respetados. Sumada a esta estigmatización está la idea de que las minorías tienden a sublevarse. La sociedad se aterra por la respuesta supuestamente «agresiva» de quienes se supone deben ser dóciles y responder acorde a lo
que se exige de ellos. Aquellos maricas y locas escandalosas,
discapacitados que son bruscos, toscos y agresivos, esos indios y
negros altaneros respondones, putas descaradas, barristas violentos y
gamines, y obreros desobedientes… Resulta que todos ellos
entran en este paquete porque no son lo que la sociedad en general
acepta, entonces, como respuesta a la opresión, lo que hacen es
desarrollar una defensa que se traduce en un: ¡Estoy aquí, mírenme! !Soy yo! ¿Y qué?

Siguiendo todo eso que se espera de nuestro colectivo, traigo algunas de las reglas que, como mujer con discapacidad, se supone que debo seguir:

a. Estar atenta y no mostrar debilidad. Si lo haces, le das la razón a los ignorantes que se piensan superiores por no tener una discapacidad;

b. Ser cuidadosa y usar un lenguaje adecuado porque eres de un estrato más bajo y, por lo tanto, tienes una «educación deficiente y de dudosa calidad»;

c. Ser bromista y alegre. Debes bromear y reír de cómo se vive en la periferia, de tus placenteros viajes en el transporte público, y de cómo te cohíbes de algunos lujos por pagar obligaciones o porque, simplemente, no tienes un peso.

d. Ser paciente. Debes aguantar que se hagan bromas a tu costa y que te hagan preguntas que muchas veces son ilógicas.

e. Ser comprensiva porque, lamentablemente, nadie te entiende, ni siquiera tú misma, porque de hecho tienes tus propios prejuicios y conceptos distorsionados con los que luchar.

Mientras sigo esas reglas de cara al mundo exterior, al interior de mi mundo, me ocupo de ir ayudando a crear una comunidad en la que podamos ser verdaderamente libres, en la que la igualdad deje de ser un concepto abstracto y se vuelva una práctica constante de nuestro cotidiano.

Sobre la autora

Ammarantha Wass es ctivista, feminista y maestra en formación. Es estudiante Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en Derechos Humanos de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia, miembro de la Movilización Social por la Educación y colectivo Cuerpxs en Resistencia, reconocida en su lucha por condiciones de vida digna en el movimiento estudiantil, con trabajadoras sexuales, personas con discapacidad y disidencias sexuales.

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Advancing human rights at the intersection of gender and disability.