Ir a la escuela

Women Enabled International
Rewriting the Narrative
3 min readAug 31, 2023

Por Gianna Mastrolinardo

Todavía me acuerdo

cuando veía a mis compañeres del primario

jugar corriendo al ladrón y al policía.

Todavía me acuerdo cuando no podía seguirles el paso.

Me río cuando veo a mi acompañante saltando la soga o jugando al elástico conmigo.

Todavía me acuerdo

de cuando mi bastón y mi banco se transformaron en una

cárcel que más que cárcel fue un lugar donde me abrazó la igualdad.

Todavía me acuerdo de las juntadas para jugar los viernes sagrados sin rehabilitación.

Gianna en un acto escolar junto a otres compañeres, vestida de dama antigua. Lleva un vestido celeste, collares dorados, y un bastón negro que combina con sus guantes.
Gianna en un acto escolar junto a otres compañeres, vestida de dama antigua. Lleva un vestido celeste, collares dorados, y un bastón negro que combina con sus guantes.

Todavía me acuerdo de escuelas diciéndome que no podía entrar,

aun cuando ya tenía escrito en algún lado que era inteligente, “ñoña” y estaba llena de excelentes.

Todavía me acuerdo

de cómo veía en primer año

todos los escenarios de los que quería formar parte.

Todavía me acuerdo

cuando lloraba queriendo ser distinta

porque contestaba bien todas las preguntas

pero no tenía con quién hablar.

Todavía me acuerdo

de que mi mayor conquista académica

fue tener con quién charlar durante clase

y tirarme en el pasto al solcito

estirando los segundos un ratito más

después del timbre

para volver abrazada de risas al aula.

Gianna acostada en el patio de su escuela junto a dos amigues, sonriendo bajo el sol.
Gianna acostada en el patio de su escuela junto a dos amigues, sonriendo bajo el sol.

Todavía me acuerdo la primera vez que mis amigues

se quejaron conmigo porque el mundo no me tenía en cuenta.

Todavía me acuerdo cómo fue

discutirle al curso sus actitudes violentas con otres.

Todavía me acuerdo el alivio

de ver a otres rares siendo parte.

Todavía me acuerdo

cuando mi andador fue intervenido entre todes

con mensajes graciosos para uno de los festejos por el último año del secundario.

Todavía me acuerdo cuando yo aprendí

que otres aprendían distinto

y con ello la importancia de reconocer

que había otros recorridos

y otros modos de construir saber.

Me detuve a explicarles temas a compañeres

sin ningún diagnóstico

y entendí

que no se trataba de categorías,

sino de compartir maneras de pensar el mundo.

Todavía siento la indignación

de saber que hay discas que nunca llegan a las aulas

a intercambiar como iguales carcajadas y deseos.

Todavía siento la indignación de saber que hay discas

que aprenden a resolver ecuaciones y difíciles evaluaciones

pero que nunca se encuentran con la diversidad.

Que no saben qué decir, qué hacer.

Que de repente, a pesar de aprobar Lengua,

no pueden preguntar un nombre o armar una oración.

Todavía deseo.

Todavía deseo una escuela

que no le diga que no a les estudiantes que escapan de la hegemonía.

Todavía deseo una escuela que sepa construirse,

que aloje la diversidad y que sea cuna de revoluciones.

Todavía quiero una escuela que sepa ver más allá de las curriculas,

Que crea, que cree y que no deposite saberes.

Que no saque a la discapacidad del aula.

Que borre y no escriba las etiquetas.

Que destruya relojes ajenos.

Que entienda que “aquelles otres” somos aprehendides del otro lado.

Deseo

una escuela que sueñe

y siembre

mundos distintos.

Sobre la autora

Gianna Agostina Mastrolinardo es militante por los derechos de las personas con discapacidad e integrante de Orgullo Disca. Escribe en redes bajo el seudónimo de @plumalibree. Estudia Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

--

--

Women Enabled International
Rewriting the Narrative

Advancing human rights at the intersection of gender and disability.