Tucunaré

Daniela Ramírez
RIPAZ
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2 min readApr 4, 2020

Nace de entre lo profundo
de los árboles y las palmeras,
el eco oscuro y permanente.

El río negro se ilumina;
la luz animal
que ronda la superficie.

Los hombres regresan
borrachos, alumbran
mi rostro con sus linternas.
Y una mano
certera
roza mi pecho.

Orino en la cama
como cuando fui niña
y los hombres no tocaban mis pechos.
Y era libre porque no sabía
que podía ser presa.

Boto

Su piel es rosada,
dicen que es por el agua
que beben en su país.
En las noches de luna llena,
enamora a las niñas.

De sus vientres nacen seres
mitad hombre, mitad delfín.
Por eso en mi pueblo no dejan a las niñas
bañarse en el muelle.

Rio rojo

Soy un pescador de las aguas del río Tucunaré.
Desayuno arroz con harina. No tengo señora,
pero si tuviera, prepararía la calderada de su mamá:
olor verde y agua de río.

Mojo mis pies rojos en el muelle.
Hoy fui al flutuante por azúcar y catuaba,
así mareo la espera: la noche del guariba.

Soy un pescador de las aguas del río Tucunaré.
Vivo solo desde hace 13 años. Trabajo en la zafra
junto con mi hermano y mi otro hermano.

Esta noche extendí mi red en la playa:
de mis ojos nace el río:
aracú,
ararí-arará,
curimatá,
jaraqui,
tambaquí,
tamoatá.

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