🎙 | Fuera de escenario, una fuerte voz sin micrófono: Felisa [Entrevista]

Cuando salieron los resultados de las bandas que harían parte de Altavoz, compartimos la noticia con una imagen: la sonrisa y el asombro de Laura al conocer el resultado entre el público de la Fiesta del Libro. A Laura la habíamos conocido antes, como Felisa, cuando abrió el Rockal.Live de ElsayElMar.

Mariana Uribe
Rockal
7 min readOct 29, 2019

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Esa vez, detrás de un micrófono y encima de un escenario, vimos a Felisa y aunque ella y Laura comparten la misma voz, la segunda guarda silencio y cede el micrófono una vez al mes en Monólogos Femeninos, un espacio de sonoridad en donde mujeres de Medellín y Bogotá tienen la oportunidad de compartir sus experiencias, cantar o hablar en un espacio de respeto lejos del juicio.

Ilustración: @unajota

¿Por qué no habías considerado presentarte antes a Altavoz?

Pensaba que no era para mi. Lo sentía muy rudo… mi música es cero eso, pero Goli tocó el año pasado, entonces dije, si Goli cabe, pues yo también. Si yo no hubiera visto que el festival se estaba abriendo a otros sonidos un poco más “indie” o más suave, nunca me lo hubiera imaginado.

Este año Felipe me encomendó una tarea muy interesante en Altavoz, un toque de mujeres, se llama Sonoras. Una banda base de mujeres vocalistas de distintos géneros de la ciudad, muy transversal, con distintas trayectorias para mostrar todo el poder y lo chévere que están haciendo las mujeres de Medellín.

Yo he sido abiertamente crítica con los festivales, incluso con Altavoz, en cuanto a la participación de mujeres. A Felipe, de Altavoz, le preguntaba, y él me mencionaba que no se presentan muchas mujeres, y está bien, hay una parte de responsabilidad nuestra, por sentirnos con la seguridad suficiente, pero siento que debe ser una responsabilidad compartida; tiene que haber una campaña de comunicación por parte del festival que sea más agresiva en llegarle a las mujeres. No es suficiente poner una imagen de una chica con guitarra.

Cuando uno está entrando en un campo en el que no ha sido bienvenido necesitas que te digan “Venga mi amor, siéntese, ¿qué quiere tomar?

¿Cómo interpretas esa sensación de no ser bienvenido? ¿de dónde viene?

Es tan simple como sentir que no es para ti. Muchas veces no es algo muy expreso, los hombres reacciona diciendo “pero nosotros nunca les hemos dicho que ustedes no se pueden presentar”… Es mucho más complejo que eso.

Cuando te enfrentas al escenario como mujer, te pones la vara muy alta porque sientes que tienes que ser perfecta para poderte mostrar, y bueno, todos sabemos que eso no existe y que se hace camino al andar, pero nos da mucho miedo ser vistas porque nos da miedo exponernos a esa crítica a la que nos somete el mostranos.

¿Esa crítica está relacionada con el ser mujer? ¿Hay algo histórico que nos ha señalado siempre?

Totalmente. Nos miden con demasiados estándares y de una manera muy agresiva, desde cómo te ves; si eres demasiado gorda, si eres demasiado flaca, si eres joven… pareciera que las mujeres solo tenemos permiso de ser bellas, jovenes y muy talentosas, y si no encajas perfecto en las tres, de una: ¡Mamita, váyase para la casa y cántele a la familia!

En Altavoz, con Felipe especialmente, no encontré el pushback de siempre. Hubo un espacio para el diálogo, la pregunta que nos deberíamos hacer todos dentro de la industria: ¿cómo podríamos cambiar?

¿Cómo ves el panorama de mujeres en la escena nacional?

Yo en Medellín siento mucha timidez todavía. Hay mujeres con proyectos interesantes que no se atreven a lanzarse del todo, por lo mismo, porque todas le tememos mucho a la crítica.

No deberíamos temerle tanto, hay que empezar a invitar a lo que se vuelve feedback para tu proyecto musical y aprender dejar que te resbale lo que es malintencionado.

Son muy pocas las mujeres que han podido dar el salto, crecimos en una sociedad muy patriarcal. A mi, en mi familia, siempre me dijeron que tenía que comportarme de una manera, fue difícil entender que podía empezar a hacer cosas que los hombres podían hacer y fue muy importante ver a otras mujeres hacerlo.

Cuando hay una escena diversa todo se enriquece. Tenemos una mentalidad de pobreza increíble, cuando mencionamos una cuota de mujeres, por ejemplo en festivales públicos, puede servir para ayudar temporalmente y quitarle la pereza a muchos curadores de festivales, les toca buscar y escarbar, a lo que muchos responden “ahhh es que solo por ser mujeres se merecen estar ahí” y no es así, un curador no va a traer un proyecto que no se merezca estar ahí, por algo se hacen audiciones. Pensar que la torta es muy chiquita y no alcanza para todos es muy triste. Yo vivo mi vida desde la abundancia, no desde el despilfarro, de verdad creo que hay sol para todo el mundo.

¿Alguna vez te has parado a preguntarte cómo seguir con Felisa?

He querido renunciar todas las veces. He querido decir “no, no puedo más, esto es muy difícil”, lo más complicado es lo emocional, preparar un concierto por meses, un disco por años, y que no se responda de la forma en la que quieras es complicado, pero en crecer tu entiendes que todo lleva tiempo. Antes pensaba mucho en el resultado, no me estaba disfrutando el camino. Esto es una carrera de resistencia y no de piques, hacemos lo que hacemos porque nos gusta.

¿Sientes la música diferente desde el ser mujer?

Creo que sí hay una diferencia. Tú escuchas los boleros tradicionales y todos hablan de “Tú, mía”, “Tú, mi posesión” y siento que la forma en la que amamos las mujeres es diferente, o por lo menos, la forma en la que yo amo es muy diferente. Mi pareja no es mía, y no quiero sentirme de nadie.

El hecho de nosotras tener que pasar por lo que hemos pasado, ciclos y la maternidad para algunas, hace que las canciones sean muy diferentes. Por eso ves a mujeres hablando de cosas como la menstruación, algo que para nosotras en el colegio era un tabú. Nos criaron para no hablar de algunos temas, e incluso hay censura frente a eso.

Nuestra forma de habitar el mundo ha sido diferente, no es que se tenga que segregar, lo que hacemos es entrar en un universo en donde muchas más personas se van a sentir identificadas, y siento que eso enriquece el mundo creativo.

Tras el micrófono

¿De dónde nace el micrófono abierto de Monólogos Femeninos?

Yo hice un par de viajes sola a Europa y cuando llegaba a un país nuevo buscaba “Open Mic”, andaba con mi ukelele, me iba para esos lugares y me parchaba, tocaba mis canciones y conocía músicos.

Antes de irme a vivir a Estados Unidos fui a Berlín, en donde los micrófonos abiertos eran muy lindos, multiculturales, sin pretensiones. En Estados Unidos es un formato muy popular, cerca mi casa en Boston, había uno al que iba un montón, al igual que en Nueva York, en donde empecé a sentir que era algo muy bacano, y bueno, yo no he sentido que el escenario es mi hábitat natural, para mí fue muy difícil el hecho de tener que ser vista por mucha gente. Llegué a pensar en no volver a salir a un escenario, dejar de ser vista y hacer canciones para otros artistas, mi temor era tan grande que no me importaba ser una ghostwriter.

¿Cómo fue el proceso de llegar a Altavoz?

Me sentí muy cómoda en la audición, pero en el concierto tuvimos demasiados problemas técnicos, cuando entras mal, toda la canción se va al carajo. Yo era la única que tenía click, me di cuenta que estábamos mal en la pista, pero siento que la piloteé muy bien (risas)

¿Cómo te sientes para lo que vienes?

Emoción, pero me da una cosa en el estómago. Empieza uno a lidiar con su lado claro y su lado oscuro; voy a pensar en el show, las canciones, pero también… todo el mundo va a hablar de mí. Hay que pensar qué lado se puede llevar mi atención.

¿Qué le dirías a las mujeres que tienen un proyecto como el tuyo hace algunos años atrás?

Pa’ lante, que no crean que ellas esta solas contra el mundo, hay que entender que todos creamos escena, hay que colaborar, nadie hace en el vacío. Nos tenemos que juntar a crear.

Este momento en el que estamos nos lo hemos ganado a pulso. Tenemos que ver cómo somos aliadas y no competencia, por eso mismo este año empecé en Todo Poderosa, somos como siete, y nos damos cuenta de que si hay iniciativas, pero eso está desarticulado y nosotros queremos hacer eso, ser esa voz que desata esa conversación como lo han hecho las chilenas y las argentinas. Ese momento está llegando acá, porque muchas veces decíamos como “si me pongo a hablar de esto me cierro esta puerta” eso ya me dejó de importar.

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Mariana Uribe
Rockal
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Miro, encuentro y escribo historias. También canto, tarareo y lloro las canciones. Lleno muchas libretas y en el tiempo que sobra estudio periodismo.