🎫 | Oh’laville, un sold out y el eclipse de Rockal.Live [Crónica]

Texto por: Julian Castrillon (@julian_cuervo)

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4 min readSep 1, 2019

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Foto: Marcell Cano (@marcellcano)

Es curioso y llamativo el título del nuevo álbum de Oh’laville: Soles Negros. Porque… ¿qué otra cosa es un “sol negro” más que una estrella colapsada? Es decir, un agujero negro.

En términos generales de física cosmológica, un agujero negro se incrusta en una región específica del universo tras la implosión de una estrella bajo su propio campo de gravedad, la cual, a su vez, previamente pasó de ser una gigante roja mientras consumía sus reservas de hidrógeno; haciéndose cada vez más pesada hasta comprimirse en una enana blanca y estallar en una colosal supernova.

¿Y acaso no es igual de sorprendente atestiguar la gran eclosión de una buena banda local?

Oh’laville se ha encaminado en la trayectoria de los grandes relatos.

Foto: Marcell Cano (@marcellcano)

¿Por qué no? ¿Por qué no arriesgar a la hora de describir nuestros proyectos nacionales? Solemos vanagloriar lo foráneo y otorgar poco a lo propio. Oh’laville ya era una estrella en formación desde su debut con Pedazos de Papel: en un momento frenético para la música en Colombia le apostaron al lo-fi instrumental con un fino toque artesanal y acústico que nos hacía pensar en Sufjan Stevens y The Decemberists. Luego, Anaranjado incorporó los primeros vestigios de drive en las guitarras e imaginarios folk mucho más complejos, allí ya pensábamos en The National y Frightened Rabbit. Así pues, era de esperarse que su siguiente esfuerzo buscase incorporar nuevos elementos; a tal magnitud, que aquella tímida estrella no pudiese soportar su propio peso para transformarse en algo aún mayor.

Ahora, Soles Negros reviste al cuarteto capitalino con una nueva piel. La criatura ha abonado el campo profundo, ha cruzado las carreteras y hoy se encuentra en la ciudad. Podríamos tomarnos el atrevimiento de buscar matices de Black Rebel Motorcycle Club, los aires más frescos de Stone Temple Pilots e incluso algunos vestigios de Radiohead en títulos como Olvida la Tierra y Sirenas. No es casualidad la capacidad ambivalente de Andrés Toro en la guitarra de enmarcar melodías rupestres para luego desencadenar solos con furia y algo de disonancia rebelde, al mejor estilo de Jonny Greenwood.

El show fue dinámico y brillante, onda tras onda de energía cálida y vaporosa fueron haciendo tangibles cada uno de los tracks que comprenden su último disco. Todo, enmarcado en un conmovedora recepción por parte del público paisa, con el cual han labrado un lugar especial de mutuo reconocimiento y admiración que les ha valido su primer sold out como concierto producido de forma independiente.

Foto: Marcell Cano (@marcellcano)

¿Qué decir sobre Mateo París? Es sin duda uno de los mejores vocalistas en el circuito nacional. Ha dado rienda suelta a su voz permitiéndose desgarrar entonaciones precisas en aullidos salvajes con las que nos hace sentir la misma visceralidad de su ser. Además, es imperativo destacar el galante tratamiento lingüístico que le da a sus letras. Oh’laville logra extraer el potencial de las palabras sin recurrir a terminologías adicionales gracias a las mancuernas significantes naturales que existen entre ellas, articulando plegarias musicales cortas pero contundentes:

Sol, Vuelve a mí y espanta la oscuridad. Con tu luz, quiero verte otra vez. Me cansé de caminar, tengo sed. Esta vez, la noche no se detiene. Vuelve a mí y espanta la oscuridad con tu luz. Toma mi piel y márcame para que en cada rincón puedan ver que soy fiel a la luz…

-Fiel al Fuego.

No dejemos por fuera el soporte técnico fundamental que brinda Andrés Sierra en el bajo y Luis Lizarralde en la batería, constante, seguro, acoplado e imperturbable. Fue emocionante escuchar a Sierra cantar con un color envidiable la segunda estrofa de En el Mar, mientras que la construcción de golpes que logró Lizarralde hacia el final de Magia Negra nos dejó a todos exaltados.

Pocos grupos en nuestro país aglomeran a centenares de personas por méritos completamente propios y entregan simultáneamente a la cultura una placa discográfica de tan alta calidad.

Este performance en vivo resultó ciertamente tal como la energía que irradia el estallido del colapso estelar y su nuevo álbum como el sol negro que yace en el espacio, atrayéndonos hacia el horizonte de sucesos con su imponente campo gravitacional y en el que encontramos todas aquellas influencias justo antes de perdernos para siempre en la impredecible singularidad.

Foto: Marcell Cano (@marcellcano)

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