Sistemas de diseño: Pros y contras
Los sistemas de diseño son cada vez más conocidos y utilizados en el campo de la Experiencia de Usuario. Sabemos que aportan orden, consistencia y escalabilidad, pero ¿Qué más hay detrás de ellos? ¿Son realmente la piedra filosofal del diseño UX?
¿Qué son los sistemas de diseño?
Un sistema de diseño es un conjunto de componentes y patrones reusables que, en base a unas reglas, se van ensamblando para componer el diseño de un producto. Podemos imaginarlo como un conjunto de piezas de Lego que hemos diseñado y vamos a ir combinando según nuestras necesidades para construir el diseño global de nuestro producto.
Al hablar de sistemas de diseño es inevitable que pensemos ¿Pero esto no son guías de estilo? Sí efectivamente se parecen, al final un sistema de diseño es como una guía de estilo pero que evoluciona y está vivo. No es un documento estático sino que son componentes reutilizables que van a ir evolucionando. Otra diferencia es que contiene documentación y guías que explican cómo se comportan, usan y combinan estos componentes. Algunos ejemplos de sistemas de diseño: Lonely Planet, Airbnb, Material Design.
¿De dónde vienen?
Cuando hace ya algunos años hablábamos de patrones de diseño o patrones de interacción, en el fondo ya empezamos a concebir de alguna manera lo que hoy conocemos como sistemas de diseño. Incluso cuando en programación se habla de librerías de componentes en el fondo estamos hablando de ideas parecidas a un sistema de diseño, conjuntos de elementos reutilizables que se combinan para hacer sistemas más complejos.
Y entonces llega Atomic Design de Brad Frost. En este libro se establece una metodología de trabajo basada en una filosofía de diseño atómica, en la que se va de las partes al todo, de los átomos a la página. Esta metáfora atómica definida por Frost ordena y sistematiza la creación de los sistemas de diseño, dándoles así más visibilidad y relevancia.
¿Por qué son importantes los sistemas de diseño?
Sin duda los sistemas de diseño ofrecen ventajas importantes. Las más importantes:
- Generan orden y consistencia. Al tener todo el diseño auditado en pequeños componentes que se reutilizan es más fácil generar orden y consistencia a lo largo del producto. Indirectamente, esto va a afectar positivamente a la facilidad de uso puesto que el usuario va a enfrentarse a un lenguaje visual e interactivo único a lo largo del producto, lo que le va facilitar su aprendizaje y anticipación.
- Potencian la imagen de marca. También derivado de tener un lenguaje visual consistente e identificable, los sistemas de diseño tienen un impacto positivo en el reconocimiento de imagen de marca. Va a ser más fácil para los usuarios identificar y asociar la marca al diseño (independientemente del medio en el que se muestre)
- Ayuda a escalar reduciendo costes. Cuando nuestro producto deba escalar (por ejemplo con nuevas funcionalidades), el diseño visual podrá llevarse a cabo simplemente reutilizando los componentes ya definidos. Para eso, en cualquier caso, será necesario definir previamente la experiencia con los componentes que vamos a necesitar, pero la parte buena es que no habrá que codificarlos visualmente de nuevo.
Entonces, ¿Son los sistemas de diseño la panacea?
Como hemos visto los sistemas de diseño ofrecen grandes ventajas. Sin embargo, seguir un sistema de diseño de manera rígida también tiene inconvenientes a considerar:
- La sorpresa y el punto emocional se puede perder. Cuando hablamos de diseñar una experiencia de usuario memorable, todos coincidiremos en que debe ser fácil de utilizar, pero que también tiene que tener un punto emocional y transmitir lo que se requiera en cada momento. Un buen diseño va más allá del orden, y puede necesitar también generar sorpresa y conectar con el usuario. Sin embargo, los sistemas de diseño son previsibles, por naturaleza deben ser previsibles.
- La consistencia por encima de las necesidades específicas. En un diseño nuestras necesidades de comunicación pueden ir variando a lo largo del producto. Podemos tener distintos ritmos narrativos, distintas necesidades a la hora de transmitir o contar nuestro producto a lo largo del mismo. Por definición, en un sistema de diseño ponemos por delante la consistencia a la necesidad concreta que tenga la experiencia en cada parte o página.
- Cuidado con pensar en partes antes que en el todo. Al construir un sistema de diseño se puede caer en pensar en las partes sin tener primero una visión global del todo. Es importante que antes de empezar a diseñar los componentes se conceptualice esa visión global del producto o servicio.
Los sistemas de diseño son extremadamente útiles, especialmente en diseños grandes o con disposición a escalar rápido. Sin embargo, un exceso de rigidez en el sistema puede llevar a concebir experiencias “sin alma”, planas e iguales. Si queremos experiencias que de verdad impacten, sean gratificantes y memorables es necesario entender muy bien en qué partes el diseño puede necesitar ese punto de sorpresa y no tener miedo de salirse del sistema de diseño para lograrlo. El orden, consistencia y belleza son fundamentales, pero un gran diseño debe ir en ocasiones más allá.