Con Herzog en la Montaña: Storyhackers: Día 10

¿se puede abrazar a Herzog?

SeirenFilms
RogueFilmSchool
4 min readMay 6, 2016

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Han sido días extraños. La alucinación colectiva que es el Rogue Film school se acaba, pero se acaba tejiendo lazos y redes indisolubles. Todos conversamos del “día después”. Como si nos estuviese pasando un huracán por encima y decidimos en la claridad del ojo de la tormenta recomenzar de nuevo. En los breves momentos de relax, cada uno suelta su boomerang : “Voy a viajar a pie de un país a otro”, “Voy a ir a la Antártida”, “Me voy al desierto”, “Voy a dejar la industria para poder producir mi película con mi propio dinero”, “Me voy a la montaña”, “Voy a terminar ese guión”, “Voy a empezar mi propia compañía”, “¿Vamos al río Mekong?”

Los más extremistas (¡Hola! ¡Hola!) queremos hacer todo. Herzog genera una experiencia que es académica, pero es informal, que es inspiradora, pero es extremadamente práctica. Genera acción, la enciende. Crea futuro desde el lugar menos esperado, con una exactitud milimétrica y por eso creo que es altamente funcional. Otra vez los alemanes lo hacen de nuevo. Es como una Bauhaus en llamas.

Herzog sólo nos habla constantemente de algo que no estoy segura si transferible: la sensación de asombro constante por la vida, el sobrecogimiento ante la maravilla, lo admirable, sorprendente, extraño y maravilloso: el mirabilis del latin. Herzog es todo eso, inspira todo eso, lo transmite en cada mirada pero no estoy segura de si eso puede ser implantado en otro. O poder ver el mundo como una maravilla constante llena de misterios y aventuras o no lo ves. O creas una película que ilumina en su verdad o estás fallando.

Werner ha elegido personalmente a cada uno de los que estamos ahí. No permitió que nadie haga la selección de material y se pasea con una carpeta llena de DVDs con nuestros nombres. De alguna manera siento que ha elegido a seres que queremos lidiar con la maravilla del mundo, que eso no tiene ya que transmitirlo pero lo que sí hace es transmitir las herramientas para navegar eso. Que no son pocas ni fáciles.

Nos insta a que nunca dejemos que los abogados negocien nada, a nunca ser dictadores ni mucho menos pero hacer muy firmes con nuestra visión. Ríe cuando dice que en internet hay muchos Herzogs falsos que hacen el trabajo duro por él, que dan entrevistas, responden, hablan en twitter y el los considera sus “guardaespaldas”. Nos pide que busquemos maneras de entender el mundo de internet porque allí es donde viviremos y que lidiar con la visibilidad y la fama es algo que es exponencialmente más complicado con tanta cantidad de medios a nuestro alcance. Pero es así, si salís de la trinchera, te convertís en un blanco fácil. Son las reglas del juego, el sobresalir genera exposición. Y a veces eso duele.

Como el primer día nos vuelve a hablar de Kinski y Fitzcarraldo. Dice que muchas de las cosas que sucedieron allí lo persiguieron por más de 10 años. Algunas malas decisiones y muchas mentiras. Cosas con las que hay que lidiar, no hay espacio para escaparse de nada. Nunca.

Se acaba el día, volvemos a hablar de las realidades inventadas en las que vivimos los cineastas y cómo cada vez habrá que encontrar nuevas respuestas. El cinema verité es de los 60’s. Hay que inventar un nuevo cine-dice, y se vuelve silencioso.

En una última entrevista personal, me da un diploma que dice “Rogue School, not for the faint of heart” y susurra que esto es meramente “simbólico”. Sonrío y asiento, pero le digo que esta vez lo simbólico inspira a la acción. Werner me mira y me agradece por venir desde tan lejos. Dice que no tiene ninguna preocupación por mi carrera, que tengo todo en mis manos, dice abruptamente que estoy en camino y que le vaya contando en que ando y como pienso esto de reinventar el cine. Le hablo de StoryHackers. Dice que no entiende mucho pero me recuerda que su primera película la vio a los 17 años y que cada vez que filma él mismo siente que está inventando el cine. Reímos.

Me desea suerte mientras me autografía el libro de regalo “A guide for the perplexed” y le pido que me lo dedique con mi nombre como prueba de que estuve allí y que esto, definitivamente no lo soñé. Lo hace. Me da la mano, nos sacamos una foto y le pregunto si después de todo, puedo darle un abrazo.(¿No era esta la única razón de mi viaje?)

Of course, of course, repite con su inconfundible acento alemán.

Nos damos un abrazo eterno. Nos volvemos a dar la mano como para saludarnos de manera latina y alemana al mismo tiempo.

Y me alejo sin mirar atrás. Me voy despacio.

Aunque se que nunca me iré completamente de allí. El lugar donde habita la maravilla.

Gracias Werner. Gracias a todos por leerme.

Remix y Reedición de El Diario de Viaje de María Laura Ruggiero en el Rogue Film School, escuela de cine de Werner Herzog. 2014

M.Laura Ruggiero. Productora Transmedia. StoryHacker.

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Storytelling & Narrative Design. Explorando el lenguaje de los pixels. Haus of #Storyhackers. By María Laura Ruggiero