Con Herzog en la Montaña: Storyhackers: Día 6

El corazón en llamas

SeirenFilms
RogueFilmSchool
3 min readMay 6, 2016

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Es medianoche. Estoy comiendo tacos sin cilantro en un estacionamiento vacío en algún punto de la ciudad de Los Ángeles. No entiendo mucho qué pasó. Es uno de esos momentos de transformación absoluta e iniciática que no puedes descifrar.

Flashback, tres horas atrás.

Estamos en un cuarto. Somos varios. Pocas mujeres. Todo el mundo está exaltado tratando de entender qué hacemos allí. Estamos viviendo una especie de alucinación colectiva extraña.

Entre la gente está Werner, de saco oscuro y una camiseta que dice Wisconsin. Tiene dos pares de lentes para ver de cerca y un montón de papeles en la mano. Va recorriendo el salón y hablando con la gente y puedo ver cómo cada uno se va transformando a su paso.

Espero.

A mi lado hay un tipo que es el único que se presenta como “impostor”. No hizo nunca una película. Es profesor de física cuántica en Cambridge, pero quiere escribir un largometraje sobre la construcción de la realidad. Convenció a Werner enviándole un paper científico que leeremos pronto. Escuchamos esa historia y todos nos sentimos un poco impostores.

Uno va desfilando entre nuevas caras. Un ruso, un mexicano, muchos norteamericanos y una chica que vino de Nueva Zelanda. Cada historia es un mundo.

Nos amenazan varias veces con eso de que no podemos tomar fotos, y Werner redobla la apuesta diciendo que tomemos notas sólo al salir de ahí, que leamos, que no seamos como turistas que comienzan a tomar fotos en el avión y que nunca están en ningún lado.

“Estén aquí”, dice.

El tiempo se vuelve elástico.

De repente, sin darme cuenta, Herzog está a mi lado y pregunta mi nombre. Me presento e inmediatamente busca en sus papeles notas que ha escrito sobre mí. Esto solo me parece ya de un surrealismo extremo e inconcebible. Werner sabe que existo.

Siento que me desarmo.

Me sostiene la mirada y comienza a hablarme muy de cerca y por un momento siento que estoy con una especie de visionario alquimista que me está leyendo el futuro.

— Tenés el corazón ardiendo. Querés cambiar las cosas. Eso es bueno. Pero el corazón en llamas hay que acompañarlo con una mente fría como el hielo, si no, no va. Tenés que tener ambas cosas.

Así el futuro es brillante. Herzog me toma la mano y por un momento pienso que se ha transformado en gitano. Sostiene mi mano cálidamente entre las de él y yo pienso que eso es el equivalente alemán a un abrazo y soy feliz.

Es extraño ver en tiempo real cómo se construyen los momentos imborrables.

Pasa la noche.

Werner va y viene hablando con todos. Habla de actuación, de la barba de un compañero tejano, de su rodaje en el desierto, de Bergman y del desayuno de mañana. Habla de teorías conspirativas en el arte, de escribir la realidad, y dice que es narrador y no historiador. Que los hechos no le importan, y le creo.

Hipnotiza.

Nos pide que le pidamos consejos, que él no es mejor que nadie, pero que solo ha hecho más películas que nosotros. Y que las hace rápido.

Nos pide que lo usemos. Dice que nos va a enseñar a falsificar documentos si es necesario. Que el truco es hacer todo lo que haya que hacer sin que te atrapen. Que formemos células, que cada uno está ahí por algo.

Nadie entiende bien qué está pasando, quiénes somos en ese grupo de extraños elegidos meticulosamente para estar allí.

Han pasado horas y esta entrada de la bitácora es la peor que he escrito y lo sé. Es difícil escribir cuando hay tantas ideas incendiándose por dentro. Intentaré mejor mañana. Log off.

“Todavía estamos haciendo saltos mortales. Es el caos habitual que hace del cine una profesión extraña, y yo soy el domador de leones”. Werner Herzog.

Remix y Reedición de El Diario de Viaje de María Laura Ruggiero en el Rogue Film School, escuela de cine de Werner Herzog. 2014

M.Laura Ruggiero. Productora Transmedia. StoryHacker.

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Storytelling & Narrative Design. Explorando el lenguaje de los pixels. Haus of #Storyhackers. By María Laura Ruggiero