Con Herzog en la Montaña: Storyhackers: Día 7

Take a walk on the wild side.

SeirenFilms
RogueFilmSchool
3 min readMay 6, 2016

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Herzog no descansó al séptimo día. Herzog tiene setenta y algo de años y más energía que todos nosotros juntos. Comenzó leyéndonos un poema de Virgilio y diciéndonos cómo el cine estaba más cerca de la poesía que de las arte escénicas. A partir de ahora, al estilo Jim Morrison, Werner se autodenomina poeta.

Un poeta extraño: nos recomienda como única lección de vida hacer viajes a pie. Recorrer kilómetros y kilómetros confiando en uno mismo y en cómo la naturaleza de las cosas comienza a revelarse en los caminos. Para eso, el poeta Herzog pasa a su segunda fase de enseñanza: abrir cerraduras y falsificar documentos. Nos extendemos unos cuantos minutos en explicaciones detalladas sobre cómo abrir cerraduras y como burlar la burocracia con sellos falsos. Muchas anécdotas de Fitzcarraldo.

“Haz lo que tengas que hacer, hay un momento donde la situación misma pide hacer algo inusual, go wild, pero asegúrense siempre de dos cosas: la más importante: que sus acciones no dañen a nadie y que no los atrapen”

Inmediatamente nos vuelve a contar de sus viajes a pie y de como suele abrir casas de veraneo cerradas en sus viajes por la montaña y que luego de pasar la noche, simplemente se va, aunque a veces le gusta completar los crucigramas inconclusos como muestra de que alguien estuvo allí. Herzog es un storyteller, un narrador fascinador todo el tiempo, cada historia es mejor que la otra y aún no se cual debería contarles.

Hablamos del estado de la industria, del canibalismo salvaje de los festivales de cine y de que casi todas la películas que como cineastas rebeldes deberíamos hacer, ninguna tendría que superar los 25.000 dólares. Nos insta a trabajar de cualquier cosa para lograr ese dinero: cualquier cosa que esté conectada con la vida, no con un cubículo y una computadora ni con estar al servicio parásito de la burocracia.

Herzog es sumamente amable, dulce, ríe todo el tiempo y a la vez tiene una claridad de acción tan firme que inspira. Nos visita Ramin Bahrani, un chico como nosotros pero que ha sido marcado como “el director de la década”. Y es genial, porque tiene las mismas dudas, problemas e ilusiones que cualquiera en la sala. En breves días vuelve a estrenar en Venecia y aún lucha con conseguir el dinero para ir.

Tiene un maravilloso cortometraje sobre una bolsa de plástico con la voz de Werner Herzog.

Y ahí uno se da cuenta: Esta gente se divierte. Mucho. Eso es genial.

Hay que divertirse y hay que ser el propio productor para poder divertirse. Hay que estar en los detalles. Hay que saber cuanto cuesta un camello (aparentemente el consiguió mejor precio que James Cameron, por que James no sabe negociar con los “camel drivers”).

Herzog vuelve a fascinarnos con historias sobre sus amigos, lo genial es que sus amigos son gente como Malick y volvermos a sentir que estamos frente a uno de los últimos poetas.

Están pasando mil cosas por minuto y todos nos sentimos parte de una alucinación colectiva. Todos creemos que lo estamos viendo por youtube.

Hace un llamado a conectarse con la vida en crudo, sin intermediación y a nunca perder la integridad. De eso se trata y eso es lo único que uno debería aprender.

M.Laura Ruggiero. Productora Transmedia. StoryHacker.

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Storytelling & Narrative Design. Explorando el lenguaje de los pixels. Haus of #Storyhackers. By María Laura Ruggiero