Con Herzog en la Montaña: Storyhackers: Día 9

La guía para el perplejo

Es un día soleado en California,(como todos) escucho Edward Sharpe &The Magnetic Zeros y pienso en cómo hacer para que estos tipos le pongan música a mi película. Tomo te helado.

No se bien cuándo fue que los días comenzaron a estirarse así pero se bien que todos, cada noche nos despertábamos inquietos escuchando la voz de Werner en sueños y diciendo 10 veces por hora las cosas que le dan ganas de vomitar (Las actuaciones de Mel Gibson, el New Age, la estructura de tres actos). Werner no tiene filtro y eso es absolutamente genial si tenés su edad y su trayectoria.

Hay un momento donde la cabeza te empieza a estallar de información y generosidad.

“Pregúntenme lo que quieran” dice todo el tiempo y de repente, por ejemplo, nos empieza a contar, con los detalles más oscuros e inimaginables, lo que contenía el audio de Grizzly Man.

Hay que salir de ahí pronto, pero uno sale sabiendo que en el Universo Herzogiano, uno es un imbécil si intenta vencer o negociar con la naturaleza salvaje. Sólo podemos aproximarnos y observar. Los hechos no importan tanto, pero sí importa encontrar ese momento de iluminación de la verdad.

Hablábamos muchísimo de sonido y podemos ver un hombre con una gran fascinación por la música y las culturas lejanas. Nos insta a ver películas sin subtítulos y tratar de captar la cualidad intensa de la buena narrativa cinematográfica.

El cine es el arte de los analfabetos.

Empezamos a hablar un poco de todo y siempre nos recomienda un gran balance entre la paciencia y la urgencia. No se puede uno pasar dos años editando nada, no deberíamos pasar más de un par de meses escribiendo nada (cuanto más tiempo escribiendo, más inseguridad, más historias se desprenden de la narrativa principal y terminamos con un collage inhabitable) y si uno no cierra un trato en dos días, no lo cerrará en dos años.

Werner habla de “editar como si estuvieses bajo pena de muerte y apunto de ser atados a la camilla”. Urgencia apasionada, le dicen. Así es, el que llega tarde será castigado de por vida.

Su metodología de trabajo es bastante rápida y está completamente ligada a su seguridad y personalidad. No creo que sea transferible a todo el mundo, pero de alguna manera misteriosa y extremadamente prolija este hombre nos eligió. Yo debo haber conocido más de 20 países del mundo y sin embargo en nuestro grupo, debo ser una de las personas menos viajadas del montón. Por un momento Herzog parece haberse armado un fascinante freak show y repite suavemente “my rogues…my rogues” admirando a sus niños rebeldes listos para volar.

Volvemos a la clase y pasa material de él y nuestro, le pone música arriba, lo desarma, lo hackea un poco. Nos dice que el cine independiente es un mito, casi como un unicornio, y que él no es independiente sino que se autogestiona. Recuerdo constantemente a Steve Jobs y eso de “es mejor ser pirata que unirse a la marina”.

De repente entre nosotros comienza a Círcular un Codex: una fotocopia con frases de Herzog que todos queremos atesorar en nuestro bolsillo durante cada rodaje. El set es una zona libre de llorisqueos, dice Werner y ahora tenemos nuestro propio Codex autogestionado del Rogue Film School 2014.

Empiezan a acabarse los días con Herzog. Por ahora el “hijo de la tormenta” nos regala su libro “A guide for the perplexed” y me lo dedica (le pone mi nombre risueño cuando se lo pido por favor y asiente feliz cuando le digo que si es necesario lo subasto para hacer cualquier película). Mañana vendrá la historia de un abrazo alemán y qué significa tenerlo como mentor.

“Algún día, si mis películas dejan de poder se realizables, me retiraré y haré cualquier cosa. Tal vez sea cheff. Cocino muy muy bien” Werner Herzog.

Remix y Reedición de El Diario de Viaje de María Laura Ruggiero en el Rogue Film School, escuela de cine de Werner Herzog. 2014

M.Laura Ruggiero. Productora Transmedia. StoryHacker.

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