Mujeres Emancipadoras

De cómo las tecnologías de información libre son parte del camino

La emancipación es un proceso dinámico que ocurre gracias a una revelación, casi como epifanía, sobre la dominación y el secuestro de espacios y libertades que cohíben el desarrollo pleno del ser y de sus relaciones con otros. La emancipación, entonces, se construye desde el reconocerse bajo un proceso de dominación y en construcción de acciones para revertirlo.

El proceso de emancipación se comprende aquí con una mirada política, asumiendo que el matiz político de la acción del ser humano condiciona el punto desde el cual comienza ese proceso al entorno del individuo y el carácter crítico y reflexivo de éste.

Como todo proceso, la ocurrencia de la emancipación supone una proyección hacia el entorno social y colectivo y se convierte en herramienta habilitadora de otros procesos como la liberación del conocimiento.

¿Cuál es el papel de la mujer en la generación de procesos emancipatorios? Es evidente que nuestras sociedades latinoamericanas están tremendamente signadas por la presencia femenina y de lo femenino en el quehacer social, socioproductivo y educativo entre otros. La discusión sobre cómo persisten conductas machistas pese a esta condición será tema de otros artículos. Sin embargo, nos interesa destacar que esa condición de nuestras sociedades hacen complicado abstraer el proceso de emancipación de una raíz que supone también consideraciones de índole feministas y que direccionan la reflexión hacia el impacto de este mismo proceso en el entorno social.

Si miramos un aspecto que resulta de especial interés como lo es el contexto sociotecnológico, debemos afirmar que pese a la invisibilizada presencia de la mujer, lo cierto es que la diversidad de aportes desde la visión femenina de la tecnología permite reconocer experiencias en el campo de acción del ciberfeminismo y de allí hacia la raíz de procesos de emancipación conducidos por el uso consciente de tecnologías libres por parte de mujeres y hacia otras mujeres.

El vínculo conector entre la mujer, la cultura libre y la emancipación en el campo de la tecnología tiene mucho que ver con el llamado ciberfeminismo y es en este sentido desde el cual se logra no sólo incidir en acciones específicas hacia la emancipación, sino también en el activismo de la calle digital, el que permite la cooptación de nuevas voluntades para difusión de este nuevo paradigma cultural y de aproximación a la tecnología.

Pero ¿cómo compaginar la persistencia de prácticas patriarcales sobre trabajo y roles sociales, por ejemplo, con este llamado que venimos planteando? La respuesta no es simple y pasa por evaluar las perspectivas al corto plazo para hacer la participación más visible y activa de la mujer en la producción, uso y divulgación de tecnologías de información libres, así como en las estrategias para conseguir que estas perspectivas construyan el nuevo paradigma de la "Mujer Emancipadora".

¿Cuáles rasgos constituyen de modo radical ese paradigma? Inicialmente deberíamos afirmar que en torno a la idea de mujer concurren una serie de roles que, de modo simultáneo, definen su ser. De algún modo, la cultura de cuidado resalta entre los condicionamientos culturales sobre el modo de ser de la mujer y el modo en que una mujer se define y se entiende a si misma en relación con su entorno.

La cultura de cuidado imprime sobre la mujer no sólo un llamado a la preservación de la vida y lo que ésto supone en términos biológicos y culturales, pero también imprime una responsabilidad casi ineludible de asumir ese llamado sin apenas protestarlo. De otro modo no podríamos comprender que a muchos se les erice la piel ante los llamados femeninos a tener, desde el punto de vista legal, el derecho civil de decidir sobre sus cuerpos, lo cual supone un proceso interno de conocimiento, decisión y control sobre apenas un elemento dentro del quehacer femenina.

Sin embargo, la cultura del cuidado es algo que llama la atención pues además, supone una característica resaltante también del paradigma de roles de género. Al respecto, Espino (2011) nos dice

En los últimos tiempos, las economistas feministas han introducido el concepto de “economía del cuidado” para dar cuenta del espacio de bienes, servicios, actividades, relaciones y valores relativos a las necesidades más básicas y necesarias para la existencia y reproducción de las personas (Rodríguez, C. 2005). Si bien la noción de cuidado se relaciona con que el bien o servicio provisto “nutre” a otras personas, otorga elementos físicos y simbólicos para sobrevivir en sociedad, el uso del término “economía del cuidado” enfatiza que estos bienes o servicios generan o contribuyen a generar valor económico (UNIFEM, 2000) en Espino, Al. (2011) "Economía feminista: enfoques y propuestas" en Sanchís, N.(comp)(2011) Aportes al debate del desarrollo en América Latina. Una perspectiva feminista. Argentina: RAFF)

Puede discutirse lo que supone para la mujer, en términos de tiempo atender esa cultura del cuidado frente a la posibilidad de dedicarse a sus verdaderas vocaciones. Sin embargo, hablar de la economía del cuidado supone la visibilización de todas las actividades a las cuales el género femenino está “llamado” a satisfacer. Con el entrecomillado pretendemos evidenciar que ese llamado es de índole externa y son las presiones sociales las que derivan en el llamado un caracter casi obligatorio para el desempeño profesional y vital de la mujer. Sin embargo, sin valorar la preeminencia de la cultura del cuidado como condicionamiento de las preferencias profesionales de las mujeres, en buena medida la visibilización de la economía del cuidado, en buena medida, es en parte lo que esperamos pueda ocurrir en el cortísimo plazo con respecto a las muchas mujeres que contribuyen y han contribuido en el campo de las tecnologías de información libres.