¿Por qué colapsan los hospitales públicos? Recorrido de un círculo vicioso

Necesitamos un cambio en el financiamiento al sistema de seguro de atención en salud.

Salud en todas
Salud en Todas
4 min readAug 4, 2016

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Por Dra. Muriel Ramírez Santana, Directora Magíster Salud Pública UCN y Presidenta Comité Organizador Congreso Salud en Todas: Enfrentando un Modelo en Crisis.

Mientras hay hospitales públicos, colapsados e incapaces de absorber la demanda de atención de la población beneficiaria del seguro público de salud FONASA, también existen los establecimientos privados: el sistema formado por los seguros ISAPRE y prestadores como clínicas, centros médicos y laboratorios. Aquellos que están lejos de colapsar y que siguen proliferando, con profesionales que se enriquecen. Ante este escenario, no es raro pensar que dar salud en Chile es un negocio que crece.

Pero esto no es así en todo el mundo, los ejemplos de modelos en la mayoría de los países desarrollados, se basan en la definición de política sanitaria que consideren dichas naciones, basándose en la concepción de la salud como un derecho humano versus la de un bien de consumo.

Foto por MilitaryHealth

ISAPRE o FONASA ¿podemos elegir?

La Constitución vigente establece que los chilenos podemos decidir dónde abonar nuestro 7% de sueldo obligatorio para salud, pero en la realidad no se garantiza esa mal llamada “opción”: más del 70% de los chilenos está en FONASA, por lo tanto, la mayor parte de la población aporta a este seguro público y solidario. El problema radica en que este grupo de personas tiene normalmente menores salarios (por eso no pueden optar a pagar un plan de ISAPRE) y/o directamente son pensionados. Es decir, una torta pequeña a repartirse, además, entre muchas personas que comparten mayores riesgos de enfermar.

Mientras, el porcentaje minoritario, de mayores sueldos y personas más sanas, aportan a un seguro individual; el que por definición legal, es un negocio lucrativo (37 mil millones de dólares en utilidades el año 2015). ¿Qué pasa en este caso? Cada uno come de su propia torta, evidenciándose claramente el problema de la inequidad en el financiamiento y acceso a la atención de salud en nuestro país.

Necesitamos un cambio en el financiamiento del sistema de seguro de atención de salud de las personas, independiente de su situación contractual y como un derecho fundamental.

Atención pública, el hilo más fino

En Chile, el seguro público (FONASA) atiende a sus beneficiarios en 3 tipos de establecimientos (prestadores): Atención primaria (APS), de administración municipal; Hospitales (auto gestionados y en RED) y Centros (CDT, CRS, SAMU), administrados por los Servicios de Salud. Además, existe una modalidad de libre elección para prestadores privados en convenio con FONASA, a los que pueden acceder los tramos de FONASA B, C y D, para atención ambulatoria.

El pobre financiamiento de la APS no permite realizar el trabajo esperado en prevención, se aplica parcialmente el modelo de salud familiar y tiene baja capacidad de resolver los problemas. Al haber poco financiamiento y malos sueldos, hay escasez de personal capacitado, los profesionales tienen alta rotación, no se aprovecha correctamente la tecnología y aumenta la desmotivación.

Los enfermos, entonces, llegan a un hospital con poco personal y recursos, con deudas y, por lo tanto, sin insumos médicos. A esto se suma la falta de médicos especialistas (nivel secundario) y el hecho de que los pacientes, que escasamente tienen bajo control sus patologías crónicas, se agudizan y regresan al hospital, esta vez a través de la atención de urgencia, sobrecargándola. El hospital, entonces, debe resolver cubriendo turnos bajo “compra de servicios”, con un costo muchísimo mayor al pago que significa el personal contratado.

La urgencia colapsa, porque no hay camas para hospitalizar más gente, la población aumenta, no así la infraestructura ni recursos humanos y los hospitales se endeudan porque la cobertura que paga FONASA a las atenciones que realizan los hospitales no es suficiente para cubrir el costo de esas prestaciones.

Mientras tanto, los mismos prestadores que se benefician del sistema público, atienden a los jóvenes y sanos beneficiarios de ISAPRE. Ello lo hacen bajo convenio con particulares o en centros de atención que funcionan en instalaciones pertenecientes a su propio holding de empresas, dinámica similar al negocio de las universidades privadas, ya conocido.

Creemos firmemente en que la única forma de mejorar la salud para el país es enfrentar este modelo sin tapujos ni endulzantes: una crítica dura pero constructiva, que permita encontrar soluciones a partir de experiencias, innovación, investigaciones y el involucramiento directo de los actores relacionados. Para eso trabajamos como Sociedades Científicas y como Instituciones Formadoras en Salud Pública, buscando sentar las bases para un análisis y reformulación de nuestro sistema de Salud.

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Enfrentando la Crisis· IV Congreso Chileno de Salud Pública y VI Congreso Chileno de Epidemiología, 1-2 diciembre 2016. Universidad Católica del Norte, Coquimbo