Vacunarse: un acto solidario
Se trata de una acción solidaria, necesaria, imprescindible y subvalorada, según la visión del doctor Jaime Cerda, médico especialista en Pediatría y Salud Pública, profesor de la Universidad Católica de Chile, parte del Comité Consultivo de Inmunizaciones de la Sociedad chilena de Infectología y miembro del Comité Organizador del próximo Congreso de Salud Pública y Epidemiología “Salud en Todas: Enfrentando un modelo en crisis”.
¿Qué significa vacunarse? Es lo primero que le preguntamos. “Es protegerse a uno mismo y a los demás”, asegura el Dr. Cerda. “Al vacunarse no solamente queda protegido quien recibe la vacuna, sino también se protege indirectamente a quienes por diversas razones médicas no pueden hacerlo y dependen críticamente de que el resto lo haga. Vacunarse es un acto solidario con el más débil”.
Estas sustancias permiten generar inmunidad contra un conjunto de enfermedades transmisibles capaces de producir la muerte, o bien dejar graves secuelas en quienes las padecen, pero, según el facultativo, “las vacunas son víctimas de su propio éxito. En los últimos 50 años han cumplido tan admirablemente su labor que muchas personas han olvidado la gravedad que reviste una epidemia”.
Riesgos reales de no vacunar o no vacunarse
Hoy disponemos de vacunas que nos permiten defendernos. Defendernos, por ejemplo, del sarampión. Una enfermedad que en Chile se encuentra erradicada, pero que a nivel mundial sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños y que tuvo una reemergencia de casos autóctonos en Estados Unidos debido a la reducción en la cobertura de su plan vacunatorio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en 2014, más de 114 mil personas -en su mayoría menores- fallecieron por esta enfermedad, es decir, cerca de 314 por día.
Antes de desarrollarse la campaña en su contra, esta enfermedad producía 2,6 millones de muertes al año y, si hoy se redujeran los resultados de las campañas de inmunización, podríamos ser testigos de su reemergencia en nuestro país.
La poliomielitis es una enfermedad grave y posiblemente letal, que se erradicó de Chile en 1975. Sigue fuera del país gracias a que el Plan Nacional de Inmunizaciones (PNI) se mantiene y se mejora constantemente, según explica el Dr. Cerda: “Permanentemente se revisa y propone la incorporación de nuevas vacunas al plan, así como el cambio en las formulaciones de vacunas actualmente en uso, y nuevas indicaciones de administración de las mismas, como por ejemplo a nuevos grupos etarios”.
Esto se hace porque la erradicación de enfermedades es una batalla constante: hoy, un caso interesante de analizar, según el Dr. Cerda, es la vacunación antipertussis o contra el coqueluche. “Un grupo que reviste especial riesgo de coqueluche son los recién nacidos y lactantes menores de 6 meses, en quienes esta enfermedad puede ser muy grave e incluso provocar la muerte”, aclara el facultativo.
Debido a que la primera dosis de vacuna antipertussis se administra a los 2 meses de edad, y la vacunación del niño alcanza su mayor eficacia al cabo de tres a cuatro dosis, los bebés dentro del grupo etario señalado quedan especialmente expuestos a infectarse y enfermar. Las tácticas implementadas para proteger a estos niños han sido diversas, por ejemplo, la ‘estrategia de capullo’, en que se vacuna a la madre y el entorno más cercano del infante, para crear un ambiente protegido.
Sin embargo, estos esfuerzos son de limitada eficacia, según el experto, debido a la dificultad de alcanzar altas coberturas entre los contactos de los neonatos.
“Surge como una posibilidad la vacunación en la mujer embarazada, estrategia fundamentada en el efectivo paso de anticuerpos maternos al feto a partir de las 32–34 semanas de gestación, lo que permite al niño disponer de protección contra el coqueluche al nacer. Es de vital importancia que discutamos esta estrategia en Chile” asegura Cerda.
“Los mensajes antivacunas pueden comprometer gravemente la salud de las personas”
“La difusión que hacen los medios de comunicación de las campañas de vacunación es un elemento clave e imprescindible. Sin una estrategia de comunicación una campaña está destinada al fracaso”, sentencia el especialista en salud pública y pediatría.
“Considero que la mejor herramienta para combatir la mala influencia de los grupos antivacunas es educar a la población”, manifestó el médico especialista.
“Si bien ellos -los grupos antivacunas- ejercen su legítimo derecho a la libertad de expresión, sus mensajes no son inocuos, y pueden comprometer gravemente la salud de las personas”, asegura.
Seriamente, el Dr. Jaime Cerda, agrega que “debemos informarnos, educarnos, y la labor del Estado, justamente, es desmentir de forma oportuna los mensajes emitidos por estos grupos -que normalmente carecen de base científica-, explicitar los riesgos personales y poblacionales que implica la no-vacunación y educar continuamente a padres y madres”.
El facultativo explica que el PNI pone a disposición de todas las personas, para todos los niños y niñas sin exclusión, vacunas efectivas, seguras y gratuitas.
“Está en nosotros proteger nuestra inmunidad como país que tantos años y esfuerzo nos ha costado lograr. Sería una tragedia tener reemergencias de enfermedades mortales”, recalca.
