Entrevista a Eric Gyamfi
Entrevistamos a Eric Gyamfi, fotógrafo de Ghana, que presentará el trabajo “The Old Ladies’ of Gambaga” durante la segunda edición de SAN JOSÉ FOTO. Eric nos habló entre otros temas de las aventuras en sus inicios de la fotografía, del proceso de la serie “The Old Ladies’ of Gambaga” y de como la fotografía puede cambiar la imagen de Africa.
¿Cómo y por qué te hiciste fotógrafo?
He estado haciendo imágenes desde que era niño, aunque todo estaba en mi cabeza. Realmente, creo que fue en la secundaria. Estaba en un internado y conocí a un compañero
Que era dos años mayor que yo. Él tenía una Canon Rebel S que le había regalado su tío y a él no le interesaba. Yo estaba fascinado con ella, de hecho solía sacarla de su bolsa cuando él tenía clases extras. A fin de año escolar él se graduaba, y uno de sus amigos le robó la cámara. Eventualmente supimos quién fue el ladrón. Yo estaba tan obsesionado con eso que incluso ideé un plan junto con otro amigo para robarle la cámara sin decir nada. Afortunadamente, para nosotros, nuestro plan funcionó.
Esa fue la primera vez que tuve una cámara. Hice tantas imágenes, la mayoría autorretratos con mi hermano y otros dos amigos. Compré cuatro rollos de película con 24 exposiciones con mi propio dinero y juro que estaba en el cielo. En un grupo de cuatro, contándome a mí mismo, solíamos escenificar pequeños cuadros de pintura e imágenes que evocaban las obras de teatro de cuando iba en la primaria.
A través de una serie de eventos desafortunados me robaron la cámara 2 meses después cuando volví con ella a la escuela. Nunca pude hacer imprimir los rollos. En algún lugar, ahora mismo, es posible que alguien tenga mis negativos sin revelar, o quizás no. Desde entonces utilicé pequeñas “point and shoots“, prestadas o mías, hasta que comencé a utilizar una DSLR en el 2011, misma que uso hasta la fecha.
En la preparatoria comencé a tomar más en serio la fotografía como un medio de expresión. Aunque estaba leyendo sobre economía y ciencias de la información, estaba aprendiendo por mi mismo sobre el arte de la fotografía, lo cual requería la misma cantidad de tiempo y esfuerzo que los cursos que estaba tomando.
Sobre tu trabajo “The Old Ladies’ of Gambaga” ¿cómo se te ocurrió esta idea? ¿Puedes contarnos un poco sobre tu proceso?
El campo Gambaga para brujas en Ghana es bastante famoso. Leí acerca de éste mientras estaba en la primaria y después en un curso muy breve que tomé, sobre estudios africanos, mientras estaba en mi segundo año de preparatoria. Eso me hizo pensar en el tipo de historia de los que viven en este campo, aún así yo quería verlo por mí mismo. Quería ver y escuchar directamente lo que estas personas tenían que contar. Así es que como tres años después me encontré cara a cara con las mujeres de este campo, quienes ahora me contaban sus historias.
Hay un poco de contraste entre la visión que tenía del campo antes de visitarlo y la visión que tuve una vez que estaba allí. Este campo no es una prisión en la que las mujeres sean rehenes sino, más bien, es una especie de santuario, no el mejor, pero un así un santuario para las mujeres que están siendo perseguidas en su comunidad por supuestamente ser brujas y causar malos agüeros, e incluso daño a la gente en torno a ellas.
El problema principal en este caso son más bien la sociedad y las personas que abrigan estas acusaciones. Por lo general la mayoría de estas mujeres buscan refugio en estos campos, pues están huyendo de una familia y sociedad que puede ser hostil o violenta contra ellas, por en teoría ser brujas. La creencia en la brujería es un asunto complejo y directamente tejido en las personas y su sistema de creencias.
No fui al campo para hacer retratos de “brujas“ ni retratos de víctimas. Fui a hacer retratos de seres humanos fuertes, hermosos seres humanos resilientes. Si las personas pueden entender que otros seres humanos, a quienes han abusado y estigmatizado, son sólo carne y hueso como ellos, humanos, fuertes y vulnerables a la vez, tan capaces del bien como del mal como cualquier otro humano, quizá entonces tendrían un poco más de empatía para estas personas.
En tu planteamiento dices que vives en “un país que aún está luchando por tener su propio espacio entre lo viejo y lo nuevo (la modernidad)“. Desde esta perspectiva ¿en qué lugar podemos situar a Ghana cuando abordamos el tema de género?
La temática de Género (los roles y lo qué el género representa en general) es muy compleja. No pretendo tener algún entendimiento de ella. El hecho de que mi serie sea sobre mujeres limita mi discusión a los roles hombre/mujer (aunque cabe señalar que el género no termina con esta dinámica), pero viendo los roles de género a través de un ojo occidental puede ser también problemático, especialmente si estamos en un país en vías de desarrollo.
Si tomamos en consideración la cultura y los matices de la forma de la vida de las personas, e intentamos educar y resolver las desigualdades de género desde ese ángulo o esa perspectiva tendremos una solución más factible y efectiva que si aplicamos medidas estándar. La tradición es importante para muchas personas en muchas culturas. Como muchos otros conceptos, algunas demandas y prácticas culturales tienen su lado negativo, especialmente aquellas que no favorecen a las mujeres. Estas son las culturas y tradiciones en las que la gente debe ser educada.
No debemos apresurarnos a aplicar una idea general de cómo deben ser las cosas en todos lados, menos en situaciones como esta, más bien, si pudiéramos entender las cosas sobre las que se basan los prejuicios contra las mujeres en estas culturas entonces podríamos comenzar a comprender los “por qué“ y protegernos con las herramientas apropiadas. De esa forma tendríamos una mejor oportunidad para resolver las diferencias de género.
¿Cómo piensas que la fotografía puede contribuir en este proceso de cambios?
La fotografía puede ser la herramienta más poderosa para reflejar la humanidad sobre la sociedad. Si se aplica de la manera correcta la fotografía puede generar una especie de introspección, hacer que las personas se den cuenta del grado o falta de sus acciones. En algunos casos puede despertar /fortalecer a las personas que están siendo víctimas para hacer que ellas se muevan. Si los ojos son las ventanas del alma, ¿por qué no alimentarlos con algo de empatía?
África es usualmente retratada en sos extremos, uno es la pobreza, el hambre y la pobreza de la condición humana, mientras que por el otro lado está la belleza exótica. ¿Crees que esto sea el resultado de décadas de una visión extranjera sobre el continente? En este escenario ¿qué es lo que piensas que los fotógrafos en África pueden hacer para cambiar esto?
La gente ve lo que quiere ver, con y sin cámara. Los medios extranjeros han hecho mucho daño, sí, y esto probablemente siga por siempre, pero para mí no es tanto sobre lo que los medios extranjeros hacen, incluso en este momento, sino más bien es lo que nosotros podemos hacer como personas por comunicar una visión más redonda/completa de nuestras historias, librándonos del sensacionalismo con el que se habla de estas personas. Así que si nosotros como personas, con lo que tenemos hoy, en este instante, decidimos tomar el asunto en nuestras propias manos y contar las historias como las conocemos, verazmente, completas, entonces podemos empezar a cambiar la línea narrativa. Nadie más puede hacer eso por nosotros. Las personas pueden entender, las personas pueden ser empáticas, las personas pueden ayudar, pero sólo necesitamos que nosotros mismos contemos la narrativa tal cual, con un ojos que los externos jamás podrán tener.
¿Has presentado tu trabajo en Latinoamérica alguna vez? ¿Cuáles son tus expectativas con respecto a este festival?
Esta sería la primera vez que muestro mi trabajo en Latinoamérica y tengo mucha curiosidad por ver cómo lo van a recibir las personas.
¿Estás trabajando en proyectos futuros ?
A lo largo de un año trabajé en una serie de retratos de algunos niños que me inspiraron durante mi estancia en Walewale, una pequeña ciudad en la región norte de Ghana . A algunos de estos niños les di clases, a otros los conocí durante mi estancia. La mayoría de ellos eran de familias rotas y además eran los primeros en asistir a las escuelas de su familia. Era increíblemente conmovedor ver como con muy poco, la fuerza con la que salen adelante, y su imparable deseo de alcanzar y hacer algo de sus vidas. Estas son las historias que rara vez se cuentan.