China construye una base de control espacial en el continente sudamericano

Los detractores en Argentina afirman que se ha entregado territorio soberano al Ejército Popular de Liberación de China

Victor Robert Lee
Satellite Image Analysis

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Reportaje de Victor Robert Lee

24 de mayo de 2016

La nueva antena parabólica china de 35 metros de diámetro en la Patagonia. Créditos de la imagen: CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales de Argentina)

Está a punto de finalizarse un centro de control espacial, telemetría y mando operado por el Ejército Popular de Liberación de China en la Patagonia (Argentina). La nueva base, la primera de este tipo fuera de China, incluye antenas parabólicas dirigibles de 13,5 y 35 metros de diámetro, instalaciones de computación e ingeniería, alojamiento para el personal técnico y una planta eléctrica de 10 millones de dólares. Los agentes chinos y argentinos anunciaron a finales de abril de 2016 que la estación estará totalmente operativa en marzo de 2017.

La estación de localización espacial operada por China en la Patagonia (Argentina) el 26 de abril de 2016.

Desde su concepción, la base china situada en una zona remota de la Patagonia ha sido controvertida, ya que diversos agentes locales y legisladores han protestado públicamente por el hecho de que Argentina haya concedido derechos soberanos en parte de su territorio a China y que el centro, totalmente controlado y operado por una unidad del ejército chino, puede utilizarse con fines militares y civiles.

Primer plano de la antena parabólica Cassegrain totalmente orientable de 35 metros en la estación de localización espacial operada por China en la Patagonia (Argentina) el 26 de abril de 2016.

Primer plano de la antena de 13,5 metros y edificios de apoyo técnico en la estación de localización espacial operada por China en la Patagonia (Argentina) el 26 de abril de 2016.

Situado en la misma zona longitudinal que la costa este de Estados Unidos y a la misma distancia que Washington D. C. de los satélites geoestacionales situados en el ecuador que dan servicio al este de Estados Unidos, por lo que la ubicación de la base podría ser beneficiosa para el desarrollo de misiones no civiles.

La nueva estación terrestre operada por el Ejército Popular de Liberación está bien ubicada para efectuar posibles interacciones con los satélites geoestacionales (del ecuador) de dan servicio al este de Estados Unidos.

Las autoridades chinas han declarado que la estación terrestre tiene el único fin de respaldar la exploración del espacio profundo y una expedición a la luna que tendrá lugar en 2017, y que no es posible que la base tenga “usos militares”.

Las antenas parabólicas de 13,5 y 35 metros en la nueva base operada por China, provincia de Neuquén, Argentina.

Cuando se le pregunta por el posible uso dual de la base a finales de abril de 2016, Yu Xueming, el jefe de proyecto del centro y empleado por el Control General de Lanzamiento y Localización de Satélites de China, afirmó que el hecho de que las antenas parabólicas no pudieran ser giradas fácilmente significaba que no podían utilizarse con fines militares. No obstante, existen numerosos usos de información de señales y usos militares para antenas de maniobra lenta, y las dos antenas detectadas en el centro de la Patagonia son ampliamente orientables. Un diagrama publicado anteriormente en ese emplazamiento mostraba una antena parabólica de 35 metros orientada totalmente en horizontal, en lugar de en la posición vertical que se había observado en la última imagen por satélite que se tenía del centro: la posición más adecuada para la exploración del espacio profundo.

Yu Xueming, representante del Control General de Lanzamiento y Localización de Satélites de China (CLTC), una unidad del Ejército Popular de Liberación, afirmó que la nueva base en Argentina está destinada a misiones lunares y no tiene “usos posibles de carácter militar”.

Un experto en comunicaciones espaciales, a quien se le pidió que analizara las imágenes aquí recogidas, confirmó que las dos antenas de la Patagonia podían utilizarse para controlar los satélites geoestacionales, además de dedicarse a la telemetría y análisis del espacio profundo. También señaló que las dos antenas parabólicas podían operar en conjunto mediante la técnica de interferometría para detectar con más precisión los satélites y sus señales.

El diagrama publicado en el emplazamiento de las obras muestra que la antena parabólica de 35 metros puede ser orientada horizontalmente, además de verticalmente.

En una entrevista de 2015, el embajador Roberto García Moritán, un ex-representante de Argentina en el Tratado de comercio de armas, afirmó que la base de Neuquén sería muy útil para las misiones lunares, pero también indicó que “las antenas y la telemetría” de la base “tenían un doble uso. Esta antena tiene la capacidad de interferir en las comunicaciones, las redes electrónicas y los sistemas electromagnéticos; tiene la capacidad de recibir información sobre el lanzamiento de misiles y otras actividades espaciales, entre las que se incluyen el control de drones y el traslado de armas estratégicas. Puede recoger información muy precisa en caso de que se produjera una carrera militar”.

No existe ninguna imagen por satélite del centro de Neuquén que tenga menos de quince meses de antigüedad y sea de carácter público, de modo que el autor encargó al satélite DigitalGlobe WorldView-3 que fotografiara la base con una resolución de 30 centímetros, hazaña que se logró a finales de abril de 2016.

Secuencia temporal de la construcción de China de la estación de localización espacial en Bajada del Agrio, Patagonia (Argentina).

Las imágenes del centro, en la región de Quintuco en la provincia de Neuquén, cerca del pueblo de Bajada del Agrio en la Patagonia (Argentina), muestran la sorprendente rapidez en la construcción, especialmente para tratarse de una zona tan remota [coordenadas: 38.1914° S, 70.1495° O]. El proyecto lo ha llevado a cabo China Harbour Engineering Company, una filial de China Communications Construction Company (de control estatal), que ha sido fundamental para las frenéticas obras de construcción sin precedentes en el mar de la China Meridional. CLTC, el operador del centor de Neuquén, es una unidad del Departamento Armamentístico General del Ejército Popular de Liberación de China. Un patrocinador relacionado, cuyo nombre aparece en un cartel situado fuera de la base de la Patagonia, es el Centro de Control Satelital de Xi’an, descrito por algunos analistas de seguridad como el centro neurálgico de las actividades de control, telemetría y localización de satélites del Ejército Popular de Liberación en todo el mundo.

La nueva estación de localización espacial de China en la región de Quintuco, provincia de Neuquén (Argentina) ha sido construida por China Harbour Engineering Company, una filial de China Communications Construction Company, pieza clave de la construcción en las islas del mar de la China Meridional.

El contrato que ha formalizado Argentina con China para la base se extiende 50 años (libre de impuestos y con un preaviso de cinco años de antelación para su rescisión) fue firmado por la administración de la expresidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner, e inmediatamente dio lugar a acusaciones de cláusulas secretas adjuntas al acuerdo. Si bien el contrato fue firmado en abril de 2014, algunas fotografías aéreas realizadas anteriormente muestran que la construcción ya iba bien encaminada en diciembre de 2013; mientras que la aprobación del parlamento se produjo en febrero de 2015 (133 votos a favor y 107 en contra). Determinadas noticias posteriores a la elección del nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri, que tomó posesión del cargo en diciembre de 2015, sugerían que el gobierno entrante pretendía revelar las disposiciones secretas, pero los defensores del proyecto negaban que hubiera ningún acuerdo paralelo de carácter secreto.

La línea roja indica la valla alrededor de las 210 hectáreas bajo el control del Ejército Popular de Liberación de China, Patagonia (Argentina), el 26 de abril de 2016.

Las imágenes por satélite del centro muestran un complejo vallado de 210 hectáreas, en lugar de las 200 hectáreas definidas inicialmente por contrato estipuladas por los agentes argentinos. El acceso al complejo solo es posible a través de un punto de control de seguridad. En un informe de 2015 del periodista Jorge Lanata para el Canal 13 argentino, un equipo de televisión solicitó permiso para entrar en la base, pero los vigilantes argentinos informaron de que los únicos que podían conceder las autorizaciones de acceso eran “los chinos, que están en las oficinas de CLTC en Las Lajas” (un pueblo a 40 kilómetros). En la misma emisión, un reportero llamó por teléfono a la embajada china para solicitar permiso para acceder, acceso que le fue denegado por un agente de la embajada afirmando que no era “apropiado” recibirlos. En el programa del Canal 13, el alcalde de la ciudad de Neuquén, Horacio Quiroga, afirmó que se le ha denegado el acceso incluso a algunos cargos electros de la provincia de Neuquén y afirmó: “Es territorio chino en tierras argentinas”.

Algunas autoridades chinas y argentinas han rebatido las preocupaciones por la estación terrestre en la Patagonia señalando que la Agencia Espacial Europea ha arrendado terrenos para una estación de localización similar que comenzó a operar en 2013, en Malargüe, en la provincia argentina de Mendoza, a 275 kilómetros de la nueva base china. No obstante, el centro de Malargüe ha sido arrendado a una agencia de carácter civil, la Agencia Espacial Europea gestionada por civiles argentinos, y la mayoría de los empleados son argentinos. El centro, célebre por dirigir la misión Rosetta en 2014 para aterrizar una sonda en un cometa, también es notablemente más pequeño y peor equipado, según muestran las imágenes por satélite.

La antena parabólica de 35 metros patrocinada por la Agencia Espacial Europea, provincia de Mendoza, Argentina, el 22 de marzo de 2016.

El gobierno chino cuenta con otras estaciones terrestres internacionales, pero más limitadas, para dar apoyo a su programa espacial tripulado (en Namibia, Pakistán y Kenia) y actualmente tiene desplegadas al menos cinco naves de localización espacial de tipo Yuanwang. Una estación terrestre en Argentina podría percibirse como parte de la creciente presencia de una nación poderosamente económica que tiene la pacífica intención de explorar el espacio, para lo cual debería recibir el mismo margen del que gozan otras naciones. No obstante, el potencial intrínseco para usar las antenas ampliamente orientables de dos maneras diferentes, y el historial chino de robo digital, así como sus pruebas de destructivas tecnologías antisatélite, sugieren que los manifestantes argentinos tienen razones para cuestionar el verdadero uso de la base de la Patagonia. Los archivos de Snowden, que revelaron que Estados Unidos operó secretamente al menos seis estaciones terrestres en todo el mundo con el fin de interceptar las comunicaciones extranjeras realizadas por satélite, añade leña al fuego del escepticismo.

La sensibilidad estadounidense por la construcción de una nueva base china en el continente americano probablemente se ve magnificada por los rumores que afirman que el gobierno chino ya opera centros de información de señales en otra ubicación todavía más cerca de Estados Unidos: Cuba, a apenas 300 kilómetros del sur de Miami y a 525 de la sede del CENTCOM del ejército de Estados Unidos en Tampa. Durante el debate presidencial republicano de Estados Unidos el 10 de marzo de 2016, el Senador de Floridad, Marco Rubio, un hijo de inmigrantes cubanos y miembro del Comité Seleccionado sobre Inteligencia del Senado, recibió un caluroso aplauso cuando afirmó que un “buen acuerdo” con Cuba incluiría varias medidas, entre las que se cuentan la puesta en marcha “de una estación de escucha china en Bejucal”.

La acusación de Rubio de la participación de China en estaciones de información de señales en Cuba, especialmente en la región de Bejucal cerca de La Habana, está fundamentada por varios analistas de seguridad de Estados Unidos, pero las pruebas públicas directas son escasas. Las imágenes por satélite del centro principal de Bejucal, no mostradas aquí, confirman la presencia de varias antenas parabólicas ampliamente orientables y la probabilidad de la existencia de instalaciones subterráneas ampliadas a partir de 2010, así como nuevas estructuras creadas en 2014, entre las que se incluyen una serie de antenas verticales mejoradas.

Las declaraciones oficiales de China y de sus representantes en Argentina en relación con el “fin pacífico” de la nueva estación de la Patagonia se recibirán con el mismo escepticismo mantenido en otro escenario: el mar de la China Meridional. Pekín ha ocultado astutamente su continua anexión del mar de la China Meridional durante los últimos tres años y ahora está utilizando las mismas corporaciones controladas por el estado que empleó en la construcción de las bases militares en las islas Spratly para garantizar una avanzadilla en América del Sur, alineada longitudinalmente con la costa este de Estados Unidos y el corazón de las redes de comunicación por satélite de Estados Unidos, tanto civiles como militares.

No resultaría sorprendente que futuras imágenes por satélite de la base de la Patagonia mostraran antenas adicionales y otros tipos de tecnología instalados en este primer trozo de territorio chino en el continente americano.

Victor Robert Lee escribe sobre la región Asia-Pacífico y es el autor de la novela de espionaje Performance Anomalies.

This article was first published in English in The Diplomat, May 24, 2016.

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