El docente y la adolescencia
Uno de los principales objetivos de los docentes de nivel secundaria y preparatoria, además de orientar académicamente a sus alumnos, debería ser orientar a los adolescentes en el manejo de sus emociones ante situaciones complicadas con las que se encontrarán a lo largo de ésta etapa y enseñarles a manejar de manera positiva y con optimismo cada situación para obtener el mayor provecho en sus vidas como parte de su crecimiento personal y emocional, siendo estos los que darán pauta a buen desarrollo integral.
No se pretende que los docentes se conviertan en psicólogos pero si que estén enterados de la etapa que viven sus alumnos y que tengan las herramientas necesarias para apoyarlos, entenderlos y realizar las adecuaciones pertinentes del proceso enseñanza — aprendizaje si así lo consideran.
Etimológicamente, la palabra adolescencia, proviene del vocablo latino “adolescere”, que significa: “comenzar a crecer”. Dicha etapa comienza cuando termina la pubertad, entre los 12 o 14 años, en la actualidad puede ser a edad más temprana tanto en mujeres como hombres, y culmina con el desarrollo pleno y absoluto a nivel biológico cuando se ingresa a la edad adulta. Implica un cambio de cuerpo y mente así como también, cambios a nivel individual y a nivel social, sobre todo.
Entre los principales cambios que experimenta un adolescente es el desarrollo de un pensamiento abstracto y formal, el establecimiento de la identidad sexual, la solidificación de amistades y la formación de grupos.
En resumidas cuentas, es un periodo de cambios bio-pscio-socio-emocionales donde el individuo tiene una búsqueda propia de identidad, de tal manera son personas susceptibles a cambios repentinos tanto en su forma de ser como de actuar y pensar. Adquieren un sentido muy fuerte entre lo que creen justo e injusto.
Algunas recomendaciones para entender, canalizar y brindar un soporte a nuestros alumnos, según sea el caso, pueden ser:
- Entender que las emociones básicas que se presentan son: ira, miedo, felicidad, amor, tristeza, disgusto y sorpresa. Dichas emociones forman parte del temperamento y terminarán de definirlo.
- Ayudar al adolescente a canalizar las emociones de tal forma que la energía se concentre en varios aspectos de la vida, de tal manera que la “problemática” se vea reducida y en consecuencia el estado de ánimo, mejore.
- El enojo es una defensa de la mente para que no nos lastimen, si se aprende a manejarlo, puede ser utilizado a favor.
Tanto docentes como padres de familia deberán promover durante ésta etapa “confianza” y está se verá reforzada en medida que nuestras acciones sean congruentes entre lo que sugerimos y proponemos y, las acciones que realizamos.