La evasión solo extiende la agonía.

Podemos huir, pero no escondernos por siempre. Y lo sabes…

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Emociones atragantadas… tareas acumuladas… conversaciones definitorias… proyectos en boceto… verdades incómodas… decisiones pendientes… escritos inconclusos… orden y vaciados pendientes…

Para cada quien puede lucir distinto, pero…

¿Quién no tiene — o ha tenido — un monstruo que no quiere ver, escondido en un closet?

Hoy escribo a forma de catarsis, porque tengo un proyecto que desde hace un año me espera pacientemente, y puede que mi experiencia resuene contigo y te inspire a mover el trasero.

Como verás en la imagen inferior, el proyecto que esconden esas páginas luce inofensivo… pero tiene la fuerza de una ballena azul, la precisión de un águila y la paciencia de una anaconda (descubrí que éstas pueden pasar días inmóviles en el agua, con apenas sus fosas nasales fuera del agua, sin comer ni beber, mientras esperan una presa que se acerque ¿qué tal?)

Este material + otro tanto en digital se ha convertido en mi Everest

Cuando inicié el proyecto hace un año, no cabía en mí de la emoción y el entusiasmo. Empecé a llenar mapas mentales, cuadernos con notas, tomé—y publiqué—fotos, consumí audios y devoré sitios web.

Al cabo de unas semanas, empecé paulatinamente a bajar la intensidad con la que me entregaba a trabajar en él… porque inocentemente surgían otras prioridades y emergencias.

En poco tiempo me encontré distraída cuando me disponía a sumergirme en el proyecto. No lograba mantener el foco, a pesar del entusiasmo que el solo pensar en el proyecto generaba en mi mente, mi corazón y mi cuerpo.

El proyecto comenzó a quedar varado. Lo retomaba cada tanto, pero no duraba mucho porque seguía evadiendo y distrayéndome.

Y esa fue la alarma: la distracción.

Si me distraigo más de lo “normal” en algo que me entusiasma (porque aunque sea un poco, siempre me distraigo, es parte de mi ritmo y personalidad), sé que «algo» estoy evadiendo.

Si hay distracción es evasión. Y la evasión habla de miedo.

Así que al reconocer mi distracción y, por ende, mi evasión, no tuve más remedio que sincerarme y admitir que tenía miedo.

Y es aquí cuando realmente empieza la película.

Sí, es importante explorar, vernos, descubrir y conectar a ese miedo, pero…

Muchas veces exploramos… y exploramos… y seguimos explorando… como otro mecanismo de evasión.

“Lo que me pasa es que…”

“Sí, yo sé, pero es que…”

“Primero tengo que…”

Bla bla bla bla bla bla bla bla

De alguna retorcida manera, creemos que mientras estamos explorando, estamos haciendo algo, que nos estamos ocupando, pero la verdad es que explorar y teorizar estáticamente es una forma de escondernos.

Entrarle a machetazos a las creencias (hasta que las cambiemos por otras más sofisticadas), aplicar afirmaciones como loritos espirituales, ir a terapia, leer sobre las soluciones a nuestro “problema”, o sacar a pasear nuestro proyecto y llevarlo con nosotros a todas partes… no sirve de un carajo si no nos ocupamos en la acción del pendiente.

La exploración necesita ser dinámica, para ser realmente efectiva. Es decir, exploramos mientras accionamos. Y, al hacerlo, encontraremos mensajes que no habríamos visto de no habernos movido.

Mi filosofía y práctica radical de vida se basa en que «Somos Seres Espirituales, Teniendo una Experiencia Física», y precisamente por ello, ambos reinos son activos en mi experiencia: el no-físico y el físico.

Si no tenemos esa charla… si no decimos esa verdad que está atragantada… si no sacamos esa tarea… si no pasamos ese capítulo… si no confirmamos esa decisión… si no hacemos esa llamada incómoda… si no nos deshacemos de eso que se acumula de polvo y ya no queremos… si no damos el paso para seguir esa Verdad el Alma… la desalineación, la contracción, el malestar, el peso invisible (y el visible también), seguirá acechándonos.

Y podremos correr, pero no podremos escondernos por siempre.

Como siempre digo en mi cuenta de Instagram @elpoderdeser:

Lo que no se vé, no se va.

El mensaje que trae ese miedo a través del pendiente, en este caso, volverá una y otra vez. Quizá con otra cara y otro nombre, pero esa experiencia está pidiendo ser vivida, por el ser que Realmente Somos.

Y movernos alineadamente a nuestro Verdadero Ser es la única «salida» que nos hará sentir libres, auténticos, plenos, y de regreso al entusiasmo.

Todo esto suena bello, pero…

…si yo no retomo mi proyecto en las próximas 24 horas, y lo mantengo de forma sostenida—mientras sienta genuino entusiasmo por él—seré una perfecta habladora de pendejadas.

Ahí se los dejo.

Ahora es turno de quien tenga un pendiente, y sienta un auténtico y ardiente deseo de vivir alineado a esa verdad que le susurra desde el corazón, a eso que resuena en lo más profundo, a eso que sabe cierto.

Vamos.

Alinearse es un orgasmo del alma.

P.D. Hoy es el D8 de mi #Reto30Días de escribir y publicar, y lo escribí escuchando al inigualable Elijah Bossenbroek, en particular su album «Carpe Lumen» y las canciones «Life’s a Stage Play», «I give up» y «Assault». Si las escuchas mientras lo vuelves a lees, preveo movimiento de tu trasero ;-)

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Evelyn Mezquita @elpoderdeser
Mi Arroz con Mango en Español

Awakening addict | Unapologetic | Arroz con mango espiritual & humano | Sin promesas.