Maldita Comparación

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La pandemia de sentirnos insuficiente…

Me pregunto si en alguna etapa de su vida, el gran Picasso se comparó con alguien.

Fue pintor, dibujante, escultor, ceramista, escritor, poeta y uno de los más prolíficos y longevos genios del siglo XX… y yo, morbosamente, me pregunto si Picasso se compararía en secreto con alguien—artista o no—. Retorcida curiosidad la mía, sin duda.

Un famoso coleccionista de arte alemán que estuvo cerca de Picasso por +65 años, Daniel-Henry Kahnweiler, dijo una vez sobre él:

Es verdad que califiqué su obra como “fanáticamente autobiográfica”. Es decir, que no dependía más que de sí mismo. De su propio «Erlebnis» (experiencia). Siempre era libre, sin deber nunca nada a nadie más que a sí mismo”.

La verdad es que es realmente poco probable que Picasso se comparara. Pero me sigue dando curiosidad cómo fue que escapó de esa comitragedia que es la comparación que se presenta cuando nos sentimos insuficiente.

O quizá… ¿nunca sus creaciones le parecían suficiente y por ello se entregaba a otra? Esa es una pregunta para la que creo que nunca tendremos respuesta.

Historia de un trauma poco original

Mientras tanto, el resto de los mortales—hasta donde llega mi experiencia personal y como coach—hemos experimentado en algún momento de la vida, la molesta/dolorosa/incómoda (cada quien la vive diferente) condición de no sentirnos suficiente.

Yo, desde que recuerdo vivía en constante contradicción. Me atrevía a ir más allá de mis comparaciones, pero secretamente sentía que nunca era suficiente para…

  • ser aceptada por mi familia
  • dar vida a algunas creaciones
  • vivir mis más profundos deseos
  • ser amada tal cual era
  • mandar al carajo a alguna gente, lugares y experiencias

Hice mucho de lo anterior, pero siempre desde el miedo latente a que alguien notara mi insuficiencia y yo quedara en evidencia.

Hoy por hoy, aún siendo otra persona (y créeme que no lo digo sólo en sentido figurado), y aún reconociéndome como extraordinaria en algunas áreas, todavía siento que mis escritos no son lo suficientemente poderosos, mi cuerpo lo suficientemente hermoso y ágil, mi genialidad lo suficientemente… genial.

Pero… ¿«suficiente» con respecto a qué?

Para determinar cuándo algo es «suficiente» necesitamos una medida, una referencia externa (porque aún las referencias internas están calibradas con el ojo del ilusorio mundo exterior).

Cuando aceptamos un referente externo, esquemas arbitrarios, o los juicios de una persona o institución a quien le damos autoridad.… es donde entra la maldita comparación, y empezamos a calcular si tenemos suficiente:

  • calificación para aprobar un examen… según la puntuación de una prestigiosa Universidad
  • calidad… según los estándares particulares de quien hace la medición
  • credenciales… según las exigencias del cliente o empleador

O peor aún… dudamos de si somos «buenos niños» o «buenas personas»… según papá/mamá o quien evalúa

Lo ridículo es que nos comparamos con un intangible, algo que no puede ser visto, medido, calculado, manipulado:

Nos comparamos con «ideas»

El afuera siempre tuvo un gran peso en mi historia, a la hora de sentirme insuficiente: mi familia, constantemente tenía críticas a mi búsqueda de la 5ta. pata del gato; en el colegio no era realmente parte “del grupito”; abandoné varias veces mis estudios; mis «éxitos» profesionales y emprendimientos no eran rotundos; mis relaciones amorosas sonaban a bolero… en fin.

Pero lo que me resultaba más doloroso es que dentro, la crítica era sádica y tenaz.

Saltémonos los muchos años de conflicto, terapia y búsqueda espiritual y vayamos al hoy:

Vivo sumergida 100% en mi fascinante viaje de expansión de consciencia; tengo una relación de pareja que muchos creen que no es posible por lo «perfecta»; acompaño a mi hijo adolescente sin crisis “arborrescentes”; amo vivir donde escogí vivir; me dedico a lo que quiero; me importa un coño si me aceptan, critican o llaman «exitosa»; tengo amigos que me aman; como Coach-Vibracional soy la tapa del frasco. Suena bien ¿verdad?

¿Quiere eso decir que ya siento que soy suficiente, en todas las áreas y todo el tiempo?

Ahora el afuera ha dejado de ser la medida… pero en el adentro, sigue existiendo un variable nivel de auto-crítica.

Ya no es mordaz, ni en todas las áreas de mi vida, ya no me auto-flagelo emocionalmente, ni me deprime (tuve una oscura etapa depresiva, ya superada al 100%).

Pero sí, me he encontrado comparándome. Y cada día aprendo más a convertir esa comparación en una invitación a vivir más plena, liviana, alegre y auténticamente, en lugar de hacerla una sentencia de frustración.

NOTA: a quien pueda interesar y en 2 platos: la clave de mi cambio fue mi comprometida y profunda entrega a escuchar mis susurros del alma y accionar implacable y radicalmente desde mi entusiasmo, no me cabe duda.

Ilusiones

La comparación es una ilusión porque desde la base más cuántica, pasando por nuestras células, huellas digitales, adn y cada una de las conexiones neuronales que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida, hasta nuestras obras tangibles e intangibles… la verdad verdadera más verdad de todas… es que es imposible homologarnos.

Nunca ganaremos esa pelea. Never. Jamais. Je. Mai. Milele.

La insuficiencia es otra ilusión, porque desde la Consciencia que Realmente Somos, proyectamos una obra perfectamente imperfecta en el humano que somos.

Es por diseño espiritual que no somos ni sabemos lo que no somos ni sabemos. Porque al vivir el proceso necesario para atender el llamado a ser eso que queremos ser y saber… es que la Consciencia se experimenta a sí misma. ¡Mágico!

Y esa experiencia de transformación y alineación es precisamente lo que quiere experimentar la Consciencia que Realmente Somos.

Mi ilusión de insuficiencia hoy por hoy se limita a áreas muy particulares en mi vida, y sirve como trampolín de expansión de consciencia en mi juego humano.

He elevado sustancialmente mi barra, por lo que mis comparaciones hoy día son más sofisticadas, sutiles y tienen un propósito positivo. Van variando en intensidad, forma y temática, en la medida que yo soy una nueva versión de «mí» cada tanto.

Mis comparaciones surgen hoy por hoy de la admiración, el respeto, la inspiración y el agradecimiento. No de la sensación de insuficiencia, no de la envidia, no de un debería atragantado entre pecho y espalda, no de una niña herida… sino del deseo puro de vivir mi llamado.

Cuando no lo veo desde esa manera, me contraigo. Pero cuando vuelvo a mi Verda del alma, se expande mi pecho y suspiro de alivio. ¿Tú no?

¿Cómo detecto y atiendo el mensaje que me trae la contracción?

Explorando. Hasta ahora nunca ha sucedido por pura ósmosis. Yo siempre he tenido que explorar. Y exploro de forma dinámica.

La exploración necesita ser dinámica, para ser realmente efectiva. Es decir, exploro mientras acciono. Y, al hacerlo, encuentro mensajes que no habría visto de no haberme movido.

¿Dónde nace una comparación?

En una creencia.

Una creencia desalineada de la Verdad del Ser que Realmente Somos, que nos dice que deberíamos ser o hacer distinto a como somos y hacemos.

Para cada quién esa creencia seguramente será distinta.

No pretendo hacerte psicoterapia porque no soy psicólogo, ni coaching porque no estamos en un debido proceso y no conozco tu caso. Lo que busco, si resuena es servirte para revolver tus ideas, agitar tus emociones y disparar una exploración en ti.

Y para ello te dejo con una pregunta que puede ser el inicio de un nuevo camino para ti.

Si te entusiasma descubrir esa/s creencia/s que tiene/n tu proceso aletargado y tu energía contraída, hazte esta pregunta en cualquiera de sus modalidades, de acuerdo a tu caso:

¿Qué debería estar creyendo para creer que es verdad que no soy suficiente?

¿Qué tendría que estar creyendo para creer que es verdad que no soy tan bueno como _____?

Si después de explorar y llegar a una respuesta, te das cuenta que sigues sintiéndote “menos que”, no suficiente, etc… es porque hay otra creencia de base que está trancando el juego, y que está pidiendo ser vista

Sigue haciéndote la pregunta… hasta que un suspiro de liberación surja de ti. Hasta que reconozcas tu grandeza pidiendo salir, en lugar de a un niño herido pidiendo consuelo.

Nos sentimos mal, porque a nivel mental estamos creyendo algo que nuestro Verdadero Ser ve distinto.

En la alineación, está la liberación.

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Evelyn Mezquita @elpoderdeser
Mi Arroz con Mango en Español

Awakening addict | Unapologetic | Arroz con mango espiritual & humano | Sin promesas.