La fibra que el Covid ha logrado tocar
Un poco de contexto
En realidad, por muy convoluto que parezca, el origen del proyecto COVID-19-ES que lanzamos desde Secuoyas nace desde un grito de protesta. Toda reacción tiene un desencadenante que debe darse bajo las condiciones propicias. Estas condiciones iniciales empiezan a materializarse con la adjudicación del concurso del rediseño de la web de Renfe, que me pareció escandalosa. Como ciudadano, y como experto en la materia, tanto el precio como el descuento que se comunicaron para la adjudicación del concurso me soliviantaron. Me pareció una farsa, en realidad; la misma farsa de siempre en este tipo de contratos. Por supuesto, dentro del sector, no fui el único que se sintió así. Lo curioso es que tantas voces tuviesen que alzarse para explicar que, en realidad, aquello era una baja temeraria, que ese servicio digital no se podía solucionar así, y que como usuarios de Renfe seguiríamos sufriendo.
Esa adjudicación me llevó a consultar las bases del concurso, y como consecuencia, a consultar la web de licitaciones de la administración. Si queremos que los servicios públicos cambien, tenemos que poder hacerlo desde dentro, y eso significa poder competir para cambiar dichos servicios, pero ¿en qué condiciones?
Ahondando un poco, pues creo que el contexto es muy relevante, durante mi carrera profesional he tenido la oportunidad de realizar un par de proyectos con distintas administraciones. En esas experiencias, la interacción con las capas operativas de la administración fue muy buena, y lo cierto es que compartí proyecto con gente comprometida con el cambio. Sin embargo, toda esa energía se diluía en cuanto los proyectos llegaban a la capa política. Me pareció triste constatar cómo funcionaba la maquinaria interna. Desde un punto de vista más reciente y comercial, mi experiencia con la administración acumula varios intentos de trabajar tanto con el Ayuntamiento como con la Comunidad de Madrid. Intentos vanos debido siempre al mismo problema original: el pernicioso modelo de contratación pública.
Considero que el portal de contratación pública debería ser el portal más transparente de la administración, por principio y sin ambages.
Al asomarme por primera vez al portal y constatar el guirigay sentí tanta frustración que me lancé a escribir este post sobre la Transformación de la administración. Es un post denuncia en uno de esos días reivindicativos en que nos da la vena de gritar ¡basta ya!, pero tratando de no ser completamente destructivo en la crítica.
El detonante
La crisis del coronavirus estaba empezando a hacer sus estragos en Europa justo en esas fechas. La información que nos llegaba era totalmente contradictoria y la confusión generada era grande. Traté de buscar información oficial sobre la situación que me ayudase a tomar decisiones, porque me siento responsable de mi familia y del bienestar de un equipo. Volví a constatar que los servicios digitales de la administración son ultra-deficientes, y mi mente no puede evitar vincularlo al círculo vicioso en que la administración está sumida.
Ante tanta contradicción, en Secuoyas empezamos a tomar medidas y pasamos a DEFCON-3. Muy pocos días después se desencadenaba la crisis, y la espina que llevaba clavada se hundió mucho más. El proyecto COVID-19-ES nace del estómago y con el peor brief de la historia. El brief que redacté completamente enfadado, pero con varios objetivos muy bien definidos.
En ese contexto, era el momento de dar un paso al frente, y Secuoyas lo dio. Todo el equipo se involucró en una u otra forma, y surgieron más iniciativas, entre las que se encuentra la maravillosa investigación cualitativa De Privilegios e Incertidumbre. Hemos aportado a la comunidad con nuestras herramientas habituales y con algunas con las que no estábamos tan cómodos.
La activación
De esta forma, COVID-19-ES tiene por objetivo cubrir una carencia: Facilitar el acceso a los datos y a la información de forma sencilla y de forma usable. Tiene el espíritu de demostrar que se pueden hacer las cosas bien y suficientemente rápido. En el fondo, quisimos demostrar que si una empresa de 30 personas puede hacer un proyecto como este pro-bono, la administración debería de poder hacerlo al menos igual de bien. Demostrar que España podría tener los servicios digitales que su población se merece. No bastaba con quejarse o denunciar, había que pasar a la acción.
Estamos viviendo la mayor crisis sanitaria de este siglo. Posiblemente la mayor crisis que la mayoría de los ciudadanos de este país hemos padecido. No es permisible que el vehículo de comunicación de esta crisis empleado por el ministerio de Sanidad sea el pdf. Simplemente, no es admisible.
Hemos superado los 120 días, y seguimos igual o peor, porque a medida que avanza la crisis, el pdf va demostrando que es el peor formato posible, y porque el contenido que incluye crea aún más confusión. Ha habido, en este periodo, dos intentos de cambiar las cosas. El primero duró apenas unos días. El segundo también, y de una forma muy intermitente.
No me gustaría que se interpretase que el problema es el pdf “per se”. El pdf sólo representa todo lo que está mal, todo lo que la administración, Fernando Simón incluido, no entiende. Hay problemas de fondo, y muchos son comprensibles, pero también hay problemas de forma.
No pongo en cuestión las buenas intenciones. No creo que haya intención de ocultar datos, o manipular a la opinión pública. Conozco fehacientemente lo difícil que es el trabajo que hay que realizar. Pero los hechos son los que son, y lo que denotan esa incapacidad y una falta absoluta de control; los peores ingredientes para transmitir tranquilidad en una crisis de estas proporciones y gravedad.
El desenlace
Hemos superado los 120 días y seis estados de alarma, y como sociedad hemos logrado tener el control de la epidemia en nuestro país. Ahora el objetivo ha cambiado. Nuestra preocupación ahora debe ser reconstruir nuestra sociedad, y eso supone “reconstruir la marca España”. Nuestra economía depende directamente del turismo, por lo que tenemos que poner todo el empeño. Y no solo es el turismo, contamos con un sector de educación universitaria sumido en un fuerte proceso de internacionalización, al que la crisis reputacional impacta de lleno. Al mismo tiempo, se hace indispensable invertir en transformar nuestra capacidad productiva. Nadar y guardar la ropa. En ese marco, el mensaje de apostar realmente en transformar el modelo de relación de la administración con los ciudadanos es fundamental para reconstruir tanto nuestra imagen como nuestro tejido productivo.
Esta labor transformadora no se puede quedar en una mera campaña de comunicación. Esa táctica está agotada. Es momento de poner el foco y los recursos en lograr hacer de nuestra administración un ejemplo de cómo integrar la digitalización en la mejora de sus servicios con hechos. Simplemente, la cara digital de la administración no puede seguir siendo fuente de vergüenza y frustración para sus usuarios, para los contribuyentes y hasta para la propia administración.
Poner el foco y los recursos tampoco consiste en contratar cuatro talleres de Design Thinking y pasar cuatro tardes pegando post-its. Nuestra profesión tiene la mala costumbre de comunicarse por el artefacto. Si nos limitamos a poner en valor los artefactos, todo el valor que el diseño estratégico puede aportar se irá por el desagüe. El diseño estratégico no puede ser el “pónmelo bonito” de la estrategia. Es obligatorio trabajar en entender, es imprescindible dejar el espacio para pensar, y es indispensable ejecutar adecuadamente. Hay que entender, pensar y hacer, y eso no se va a conseguir cristalizar publicitando y contratando cuatro talleres a través del portal público.
Aplaudí hasta que me dolieron las manos a nuestros sanitarios. Aplaudo con la misma mezcla de rabia y esperanza la iniciativa que ahora parece arrancar con documentos como “Ocho claves para abrir más tranquilos” o “Diseño como herramienta para la innovación y modernización de las administraciones públicas”, en el que colaboran gente de nuestro gremio a la que admiro y respeto. Espero que nuestro sector de con el fulcro adecuado y que sepamos hacer palanca entre todos.
El desenlace de toda esta historia está por escribirse. No estamos más que en el nudo. Si queremos cambiar el sistema, tenemos que cambiar el modelo de relación y contratación de la administración con sus proveedores. La transparencia es necesaria, y ahora no la hay, por mucho que se trate de vestir al sistema con ese adjetivo.
Secuoyas ha dado un paso al frente, y está dispuesta a dar tantos como sean necesarios, porque esto no va de ideologías o de políticas. No puede ir de revanchismos ni de agendas ocultas. Va de nuestro futuro como sociedad.
