La otra curva del COVID-19

De la vista de pájaro a la vista de datos

Luisa Rodríguez
Secuoyas Experience
7 min readMay 7, 2020

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Ilustrar.io — made by Gema Hoang @Secuoyas

La llegada de COVID-19 nos pilló a todos en bragas (perdonadme por la expresión). Nadie se esperaba que un virus que azotaba al otro lado del planeta pudiera llegar tan rápido hasta nosotros, y mucho menos, que se instalara a sus anchas.

Sin embargo, una vez asumido que el problema era inminente, podíamos empezar a plantearnos algunas preguntas que nos permitieran enfrentarnos a la situación lo mejor(antes) posible: ¿cómo se contagia?, ¿a qué velocidad se expande?, ¿es posible calcular el número de muertes de forma anticipada?

Y es en esta última pregunta donde se encuentra la clave de todo: la anticipación. Y para poder anticiparse, necesitamos datos. Pero no cualquier dato. Hablo de datos transparentes, imparciales y contrastados.

En la búsqueda del engranaje de ambos, comienza a surgir una idea entre algunos de mis compañeros de Secuoyas, que poco a poco va dando sus frutos, y hoy ya tiene 2 meses de vida: coronavirus.secuoyas.com

Después de 6 semanas de confinamiento, en las que he pasado por muchas fases y picos, al igual que lo ha hecho la curva del COVID, me gustaría contaros cómo ha ido cogiendo forma este proyecto y cómo he ido evolucionando yo con él.

Han sido muchas horas de búsqueda, recopilación de datos y análisis. Cada fuente de información tiene su propio modelo de datos, y conseguir ponerlos a todos en común para crear un espacio neutro y fiable, lleva su tiempo. Y algunos quebraderos de cabeza, en los que había que tomarse un respiro y volver a retomar de nuevo.

El desconocimiento

Antes de que dejáramos de poder vernos y abrazarnos, la información nos llegaba a través de nuestros medios de comunicación habituales. Y estos eran, a priori, nuestras fuentes más fiables.

La necesidad de querer saber más nos llevó a profundizar, y empezamos a visitar otras fuentes oficiales como el Ministerio de Sanidad, la OMS, la ECDC… A pesar de que el consumo de información en algunos de ellos, ya os adelanto, no fue tarea fácil. Asimismo, también pusimos el punto de mira en los datos que reportaban nuestros países vecinos (donde el coronavirus ya se estaba extendiendo) y por supuesto, en China, la zona cero de la enfermedad.

Tal vez porque a España llegó más tarde, o porque pensábamos que a nosotros no nos iba a pasar, la realidad es que la búsqueda de información sobre la evolución del virus en nuestro país se hizo cuesta arriba. Y no porque el diseño de esas plataformas me gustase más o menos, sino porque la accesibilidad a las mismas dejaba mucho que desear y la arquitectura de la información provocaba demasiado ruido (me abrumaban).

Probablemente, esa falta de acceso a información de valor fue la que provocó que la gran mayoría de la población viviera en un estado de incertidumbre y desconocimiento, que rápidamente se traducirían en miedo y preocupación.

Y esa barrera, también fue la que nos motivó para intentar hacer las cosas mejor.

El miedo

Empezaban a llegar los primeros casos de COVID-19. Y con ellos, el bombardeo de información. Conversaciones, cadenas de mensajes, noticias, Redes Sociales… Todo giraba en torno al coronavirus. Todos hablábamos de lo mismo. Y evidentemente, el pánico se apoderó de nosotros, como individuos y como sociedad. Y no era para menos…

Muchos aún creían que la enfermedad no era para tanto, quizás una gripe más, pero los datos empezaban a ser alarmantes. A medida que los casos fueron aumentando, nos repetíamos continuamente una pregunta: ¿habrá camas para todos? Y la mejor manera para averiguarlo, era encontrar el número de camas disponibles por cada provincia. Y así lo hicimos. La cosa no pintaba bien…

Y como sospechamos, el sistema sanitario se colapsaría.

La premura

Llegó el momento de ordenar toda la información, separar las fake news del contenido de calidad, y depurar los datos. Nos movilizamos lo más rápido posible para digitalizar y visualizar los datos, con la finalidad de facilitar el análisis y ayudar en la toma de decisiones por parte de terceros.

La frustración

Recopilar, organizar y distribuir la información de manera uniforme ha sido una tarea más difícil de lo que cualquiera de nosotros hubiera imaginado.

Hasta el momento, pensaba que mis conocimientos en economía y excel (tras haber estudiado una Licenciatura en ADE) me valdrían para poder lidiar con unas cuantas columnas de datos, pero lo cierto es que hasta que no me pegué literalmente con ellos, no supe lo que era el tratamiento de los mismos.

No es lo mismo mirar un gráfico, que pensar en cómo construir ese gráfico para que los demás puedan entenderlo.

A lo largo del camino nos hemos ido topando con un sin fin de trabas que, si os soy sincera, en más de una ocasión invitaban a tirar la toalla: desfases horarios, desviaciones, errores humanos, cambios en la manera de reportar de las distintas instituciones gubernamentales… Y esto nos provocaba tener que volver atrás y rehacer lo que ya teníamos hecho.

En la siguiente imagen, comparto uno de los informes del Ministerio de Sanidad, en el que desde mi punto de vista, la interpretación es complicada. ¿Podríais decirme cuántos confirmados han reportado?

Los datos pertenecen al pasado 20 de abril, y para esa fecha, ya teníamos algo de rodaje como para darnos cuenta de que algo estaba pasando: habían cambiado la manera de reportar la información.

Otra de las tablas que merece la pena mencionar, es la que extraíamos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, para conocer la situación a nivel europeo. Os contaré rápidamente el ritual que tuve que seguir para tratar los datos:

  1. Descargar el informe de la ECDC (que reporta los datos con un día de retraso)
  2. Filtrar por un día concreto, ya que el documento recoge todas las fechas del calendario desde que se detectó el primer caso (un excel infinito, vaya).
  3. Seleccionar manualmente cada uno de los países de Europa que han reportado casos dicho día.
  4. Hacer la suma: casos registrados hasta la fecha + nuevos casos notificados, para conocer el total de casos acumulados.

Por suerte, esta secuencia terminó cuando construimos la API, y la tarea se automatizó. Lo que antes me llevaba un buena parte de mi tiempo, ya sólo me suponía unos segundos: en un par de clics, se genera un archivo CSV con todos los datos de Europa.

El aprendizaje

La investigación me ha empujado a tener que familiarizarme con nuevos términos, procesos y herramientas. Nunca se me olvidará la masterclass que Daniel Serrano, nuestro CEO, me dio sobre Numbers (Si no conocéis la herramienta, os la recomiendo enormemente para el tratamiento de datos y gráficos)

También he tenido que dedicar buena parte de mi tiempo a leer y comprender, puesto que tan importante es tener un buen dato como saber interpretarlo y contextualizarlo.

Cuando hablamos de hospitalizados, ¿se trata de pacientes que están actualmente en el hospital o que han estado hospitalizados en algún momento?

He aprendido a lidiar con informes que parecían estar hechos para no entenderse, a ser exigente y lo más fiel posible a los datos (aunque eso supusiera una doble ración de tiempo), a trabajar en equipo y a remar en la misma dirección.

El conocimiento

A día de hoy, no tengo claro que hayamos pasado de la primera fase, el desconocimiento (y perdonadme de nuevo, por hablar en plural). A medida que han ido pasado los días y he sido más consciente de gravedad de la enfermedad, siento que aún estamos lejos de conocer la dimensión del problema, y sobre todo, el origen.

Pero lo que sí tengo claro, es que cuando tengo delante una noticia sobre COVID-19 que no ha sido contrastada con datos oficiales, me saltan las alarmas. Cuando analizo un nuevo informe del Ministerio de Sanidad en el que se ha cambiado la manera de reportar, me saltan las alarmas. Y así, podría daros un sin fin de ejemplos más que he ido descubriendo durante estas 6 semanas.

Gracias al proyecto COVID-19·ES, no sólo he conocido cómo se comporta una pandemia (y cómo es capaz de avanzar a distintas velocidades), sino que he aprendido a tomarle el pulso a las señales que nos iba mandando, y todo ello, a través de los datos.

Ahora, echo la vista hacia atrás, y sólo puedo decir que todo este esfuerzo ha merecido la pena.

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