Momentos de cambio: la adaptación al full remote
“No es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, si no el más capaz de adaptarse a los cambios.”
Inicio esta reflexión con esta frase de Charles Darwin porque me parece que es perfecta para el momento actual que estamos viviendo. Es verdad que la vida está llena de cambios, y que además son los cambios los que nos ayudan a crecer y evolucionar, pero el cambio siempre lleva consigo “miedos” y, adaptarnos a nuevas situaciones no siempre es fácil.
Allá por marzo de 2009, me incorporaba a Secuoyas, y ya empezaba a hablarse, ante mi sorpresa, del teletrabajo. Poco más tarde, y a petición del equipo, se ofreció la opción de un día de teletrabajo a la semana. Y, este día, se fue ampliando de forma progresiva hasta llegar a los tres días de teletrabajo opcional semanales que teníamos hasta la llegada de la pandemia. Desde entonces trabajamos todos cien por cien en remoto.
En mi caso siempre he preferido el trabajo presencial y era de las pocas personas del equipo que cada día acudía a la oficina. Tanto es así, que cuando todos mis compañeros ya habían empezado a teletrabajar toda la primera semana de marzo, yo seguía aquel viernes 13 de marzo aferrada a mi mesa, mi espacio, “mis cosas”, mi rutina. Con la excusa de dar la bienvenida a una compañera nueva que se unía a nuestro equipo el 16 de marzo yo trataba de hacerme fuerte en mi espacio de trabajo pensando “lo exagerado que era todo el mundo con no moverse de casa” … Sin embargo, ese mismo día, salí de la oficina llevándome a cuestas todo lo necesario para poder trabajar desde casa incluyendo monitor y silla. ¡No me llevé la mesa de milagro! :)
Y así fue como de un día para otro, y tras veinticinco años, pasé del trabajo cien por cien presencial, a trabajar cien por cien en remoto. Y ¿cómo estoy? Feliz y ¡súper adaptada a este gran cambio! ¿Me costó adaptarme? Ciertamente no mucho, creo que básicamente fue gracias a dos cosas:
- Secuoyas estaba plenamente adaptada al trabajo en remoto y disponía de todos los medios tecnológicos necesarios para que esto no fuera un problema. Sólo yo tenía que adaptarme a esta nueva situación.
- El primer día de este cambio, creé mi pequeño espacio de trabajo en casa para establecer mi nueva rutina y poder concentrarme mis horas de trabajo como si de la oficina se tratase. Esta tarea no fue fácil si tenemos en cuenta que mi casa tiene 90m2 y la comparto con mi pareja y nuestros 3 hijos adolescentes, todos confinados el segundo trimestre del año.
Al poco tiempo del inicio del confinamiento me ofrecí y asumí la responsabilidad de estar cerca de cada una de las personas que formamos el equipo de Secuoyas (que hoy sumamos 27) para así poder escuchar y ofrecer posibles soluciones a todo lo que iba surgiendo en la nueva realidad que nos tocó vivir, y que ahora se mantiene, donde existía una preocupación e inseguridad constante. El teletrabajo obligatorio, tecnológicamente hablando, para nosotros no suponía un cambio, pero sabíamos que psicológicamente a todos nos iba a afectar de alguna manera y era importante ser conscientes y apoyar a cada persona en la medida de lo posible: flexibilizando horario y/o reduciendo horas de trabajo, entre otras cosas. Nunca imaginé que hoy, 9 meses después, pudiera estar tan agradecida de que gracias a esta oportunidad de probar una nueva forma de trabajo, haya tenido como principal beneficio una mayor interacción más natural con todo el equipo.
Desde que empezó la pandemia hasta hoy hemos incorporado cinco personas a nuestro equipo, lo que supone un incremento de algo más del 20% respecto a la plantilla al inicio del 2020. Sin embargo, y a pesar de que la presencialidad facilita la generación de los vínculos afectivos y relaciones de empatía, en Secuoyas hemos conseguido una integración total de estas personas en el equipo gracias a:
- La labor del mentor que durante el primer mes acompaña a la persona recién incorporada guiándole en todo momento.
- Reuniones periódicas conmigo para asegurarnos de que durante el proceso de onboarding no nos estamos dejando nada por el camino.
- Creación de momentos y contextos de interacción distendida: cafés y cañas virtuales, sesiones para compartir conocimiento …
En Secuoyas siempre hemos estado muy comprometidos con el bienestar del equipo y, durante este tiempo difícil hemos llevado a cabo diferentes iniciativas para cubrir, en la medida de lo posible, los inconvenientes de no vernos de forma presencial:
- Nos hemos suscrito a la plataforma de employee engagement “Nailted” que nos permite un acercamiento empleado-empresa y un reconocimiento de logros, entre otras muchas cosas.
- Hemos organizado un taller de Design Critiques que nos ha ayudado a mejorar la difícil tarea de dar y recibir feedback.
- Hemos invitado a expertos para ayudarnos a mejorar como equipo y descubrir posibles disfunciones.
Esta pandemia nos está dando una oportunidad magnífica para entrenar nuestras fortalezas de carácter, aquellas que nos ayudan a sacar lo mejor de nosotros mismos y a contemplar las dificultades de un modo más amable y sereno. En mi caso me he volcado mucho con la fortaleza que nos ayuda a preocuparnos por los demás: la humanidad, y de esta manera, desde la amabilidad y la generosidad, tratamos de generar el mejor ambiente posible.
Me gustaría terminar con una recomendación que a mí me funciona y que creo que nos ayuda a todos a vivir más felices y apreciar más la belleza de las cosas: dedica cada día unos pocos minutos a pensar los motivos por los que te sientes agradecido (no menos de cinco), de esta manera entrenarás tu mente para que se focalice en todas las cosas buenas que tienes en tu vida, que seguro que son más de las que crees y dejarás de centrarte en lo menos positivo de la situación actual en la que nos encontramos.
“Change will not come if we wait for some other person, or if we wait for some other time. We are the ones we have been waiting for. We are the change that we seek”. Barack Obama
