Del secuestro virtual: la incomunicación como forma de secuestro

Foto: Muñeca, secuestro, playa. Cortesía de Ruinamaterna vía Pixabay

La forma tradicional de secuestro requiere de gran cantidad de recursos. Una vez capturada la víctima, es necesario trasladarla a un lugar donde ocultarla, mantenerla con vida y disponer de un mecanismo seguro para cobrar el rescate. Esto los hace exclusivos de grandes organizaciones criminales.

Sin embargo, los “malos” saben que nada causa más horror a una familia que saber que un ser querido está a merced de unos delincuentes y cuando se trata de nuestros hijos, da igual la edad, la situación es todavía emocionalmente más fuerte y estamos dispuestos a cualquier cosa.

Por eso las formas de secuestro han ido evolucionando, buscando sobre todo la rapidez. A cambio de un intercambio rápido, que no requiera de infraestructura, el importe del rescate es menor. Y, por aquello de la motivación, la violencia y el grado de amenaza se llevan hasta el límite. Hay mucha prisa, algo que siempre debemos tener presente porque, bien gestionado, juega a nuestro favor.

La más simple de ellas es el “secuestro virtual”, la quintaesencia de la simplificación, en realidad no hay secuestro, la víctima está haciendo su vida normal y los delicuentes simulan tener secuestrada a la víctima. Las llamadas frecuentemente son aleatorias y el quid de la estafa es coger despistada a la persona que coge el teléfono.

La forma original era una llamada de teléfono informando de que el hijo del destinatario está secuestrado. Amenazan con matarlo si no se ingresa o transfiere una cantidad de dinero pequeña, que fácilmente se puede tener en casa o sacar del cajero. Cada país y situación tiene su cantidad.

El ingreso se hace en una tarjeta telefónica de prepago o algún otro medio que permita la transferencia de dinero anónima como los giros internacionales. Durante la llamada se oyen golpes y los lamentos de una persona que, entre sollozos, pide ayuda a su padre o a su madre, según el receptor de la llamada sea un hombre o una mujer.

En una situación de tanto estrés, con la confusión de los golpes y de los sollozos, la frase: “¡Papá me van a matar!”, cala hasta dentro y el destinatario no tiene la menor duda de haber oído a su hijo pronunciarla. La llamada frecuentemente se realiza desde la cárcel y son presos los que organizan la representación. La supuesta víctima del secuestro permanece ajena a toda la situación hasta que vuelve a casa.

En España comenzamos a sufrirlos en el año 2015 cuando se produjo una oleada en Barcelona. El origen de las llamadas era y sigue siendo prisiones chilenas, prefijo +56, y el pago se realiza mediante giro internacional, antes de continuar con las versiones dirigidas a empresas que desplazan trabajadores a países de riesgo, puede consultar en el siguiente enlace las recomendaciones de la Policía Nacional de España sobre los casos domésticos:

Pero la cosa no queda allí, el secuestro virtual tiene inumerables variantes algunas de las cuales afectan a empresarios y trabajadores de empresas españolas en sus desplazamientos internacionales.

Una de las más frecuentes son los autosecuestros en los que la víctima recibe una llamada en su hotel que le conmina a abandonarlo bajo la supuesta amenaza de secuestro. En unos casos los delincuentes se hacen pasar por policías y en otros por miembros de un cartel rival. Existen muchas otras variantes y la formación del viajero es esencial para que responda adecuadamente y todo quede en una anécdota. Si no puede recibir dicha formación sepa que el elemento común a todas ellas es la incomunicación del supuesto secuestrado.

Un consejo de aplicación a todas las variante posibles:

Jamás se quede incomunicado, cualquier situación durante un desplazamiento internacional que evite que esté usted localizable es potencialmente una situación de secuestro virtual.

El objetivo de estos artículos es simplemente despertar la curiosidad y difundir la cultura de la prevención y la seguridad. Se intenta remunerar al lector con pequeños tópicos que pueden mejorar su seguridad, pero no se puede hacer mucho más, si en su empresa además de trabajadores viajan los directivos necesita un protocolo específico más amplio para evitar este tipo de estafas y otras mucho más sofisticadas.

Jesús Belenguer dirige el equipo que diseñó el Protocolo Mercurio que es el sistema de gestión de la seguridad personal de trabajadores desplazados a países lejanos más implementado en las empresas españolas. Comparte sus ideas en Medium desde abril de 2015.

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Jesús Belenguer
Autoprotección corporativa: Seguridad para viajeros y expatriados

Director de Seguridad Privada y TS en Gestión de Riesgos y Protección Civil. EU en Análisis de la Conducta Violenta y en Ingeniería Protección Contra Incendios