Política de viajes para el control de riesgo de los desplazamientos internacionales de trabajadores

El vuelo 394 de Partnair se estrelló con 55 personas a bordo, todos fallecieron, había sido contratado por la empresa Wilhelmsen Shipping para trasladar a 51 trabajadores de la central en Lysaker [NO] a Hamburgo [DE]. El vuelo era un premio, los trabajadores habían sido invitados por sorteo a la puesta de nombre de un nuevo barco de la empresa, una ceremonia festiva muy apreciada en el sector.

Catorce años después el vuelo 4230 de UMA se estrelló en Turquía con 72 personas a bordo, todas fallecieron, el vuelo había sido contratado por el Gobierno de España para llevar de vuelta a casa a 62 militares tras cuatro meses y medio de servicio en Afganistán y Kirguistán.

Ambas compañías aéreas tenían graves problemas económicos y jamás deberían haber sido contratadas por una empresa con un protocolo de seguridad para los vuelos internacionales. Las autoridades aéreas velan por la seguridad, pero siempre hay agujeros, y estos son fácilmente detectables por un buen técnico de compras, solo hay que pedírselo.

Tampoco deberían haber volado en el mismo avión, probablemente es la política más conocida en los países con monarquías: la línea de sucesión nunca viaja en el mismo vehículo. Del mismo modo las empresas deberían establecer políticas claras que eviten pérdidas de conocimiento o capacidad operativa, política que tendrá un reflejo en los procedimientos de viaje pero también en otros aspectos de la actividad de la empresa.

Los ejemplos de situaciones catastróficas son muy numerosos al igual que las reticencias iniciales a aplicar políticas de control de riesgo. De entrada parecen incómodas, pero una vez que las políticas están en marcha no se percibe la diferencia y así debe ser, porque nadie ajeno a la empresa debe poder prever el comportamiento de su personal.

Hay más reglas a implantar algunas temporales como: rutas aéreas que dejan de ser seguras, modelos de avión que es mejor evitar durante una temporada y otras revisables, cada destino debe ser caracterizado y requiere de la definición de los tipos de seguro requeridos, de los requisitos de los hoteles, de los medios de desplazamiento, etc. Y quizá la regla más importante que es la que relaciona los desplazamientos internacionales con las instrucciones consulares, es decir, se debe formalizar en un protocolo el momento en que es necesario repatriar al personal desplazado. Esto evitará que la decisión se mediatice, por las circunstancias de la empresa o la propaganda exterior, poniendo en riesgo las vidas de los trabajadores.

Jesús Belenguer dirige el equipo que diseñó e implanta el Protocolo Mercurio que es el sistema de gestión de la seguridad personal de trabajadores desplazados a países lejanos más implementado en las empresas españolas. Comparte sus ideas en Medium desde abril de 2015.

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Jesús Belenguer
Autoprotección corporativa: Seguridad para viajeros y expatriados

Director de Seguridad Privada y TS en Gestión de Riesgos y Protección Civil. EU en Análisis de la Conducta Violenta y en Ingeniería Protección Contra Incendios