Visita inesperada en la noche de ánimas.

Gab Sato
Seikatsu Blog
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2 min readNov 3, 2015

Hoy es una noche señalada en el calendario. Desde hace tiempo he querido acercarme a esta casa del final de la calle. Hace unas semanas que la puerta está desatrancada y esta noche, he decidido meterme dentro y revivir la historia que cuentan por ahí.

La casa es de madera, está en relativo buen estado. Aunque pertenece al vecindario está un poco alejada, aislada. El terreno dónde descansa está poco aprovechado y salvo un pequeño cenador nada mas que una verja alta rodea la casa.

La casa es de planta cuadrada con una torre a un lado. No tiene garaje y solo un porche protege el lado este de la casa. Dentro es todavía mas simple. La escalera a la derecha, a la izquierda el salón y al fondo una cocina y un baño. En el piso de arriba, 4 habitaciones y el otro baño se distribuyen uniformemente.

Cuando llegué, nada mas entrar el frío de fuera me acompañó. Dentro la temperatura gélida invitaba a irse. Días antes, semanas e incluso meses había mirado por las ventanas. Había imaginado el momento en el que superaría mis miedos y colmaría mi curiosidad, entrando en la casa. Decidí sentarme en el desvencijado sofá del salón. Mirando a la chimenea. La luz de la calle se filtraba por las ventanas desnudas arrojando sombras aquí y allá. Extrañas formas que parecían cambiar se formaban delante de mí. Solo podía ser mi mente, que a gracias a reacciones químicas formaban pareidolias faltas de lógica.

Un ruido, un rumor, como algo que se había colado en mis oídos inundaba todo, entonces el sueño, un sueño abrumador me poseyó. Caí rendido en el respaldo del asiento y me dormí. Horas después me desperté en medio de la noche, de madrugada un terror espantoso me abordó y salí corriendo de la casa. No me dio tiempo de coger mi grabadora. Llegué a mi casa 10 minutos después. Había pasado 3 horas durmiendo en esa casa.

Me dí una ducha y una vez tumbado en la cama, jugando con la cámara de fotos que ni tan siquiera había sacado de la mochila me dí cuenta de que me había dejado la grabadora. Encendí la cámara. Y me quedé helado. Solo había una foto en la tarjeta de memoria. Me quedé contemplando la pantalla durante minutos. Era yo. sentado en ese salón, de esa casa, la foto tenía un filtro extraño, aunque era una cámara digital parecía una foto polaroid. Una sensación de horror recorrió mi cuerpo. ¿Quién me había hecho la fotografía?

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Gab Sato
Seikatsu Blog

Me gustaría autoproclamarme escritor, pero creo que sería muy osado por mi parte.