Volar.

Es necesario una que otra vez echarse a volar. ¿Nunca lo pensaron? Lanzarse al vacío con las manos abiertas y sin expectativas de nada. Volar. Volar, y esperar. Tratar de mantenernos arriba, y mirar desde otro punto de vista todas las cosas. Porque desde arriba todo se ve mejor, no?

¿Cuantas veces tendrás la oportunidad de estar bien alto y volar? Nadie lo sabe. Y si, durante el viaje probablemente haya veces donde vueles bien alto, y otras donde desciendas hasta casi tocar el suelo; vas a sentir la cálida y dulce luz del Sol dándote en la cara e iluminando el paisaje, pero también la fría y triste lluvia mojando todo tu cuerpo, y esas nubes tapando toda la claridad de tu vista.

Vas a tener momentos que sabrás exactamente a dónde te dirigís, y otros donde querrás aterrizar con prisa por no saber hacia donde te esta llevando el viento. Pero dale, anímate. Anímate y volá. Volá bien alto, que el viento te empuje lo más lejos que pueda. Aprovecha del viaje, cerrá los ojos y disfrutá. ¿Podes sentir? ¿Acaso el aire puro y la altura no te provocan una extraña sensación, que mezclada con la experiencia nueva de probar tus propias alas, da un resultado nuevo y emocionante? ¿Todavía no entendes? Eso, sí, eso mismo que estás sintiendo, se llama libertad. ¿Que loco no?

Ese instante donde, no hace falta que sea arriba, pero que te encuentres en vuelo, ese instante es de libertad. Ese instante es puro, y es tuyo; porque después de todo, y siendo sinceros, nosotros podemos llegar a ser nuestro mejor remedio. Dale, anímate. Volá. Volá bien alto, dejate llevar por todos los factores que te toquen durante el viaje, pero experimentá. ¿Qué más lindo que eso? ¿Qué tiene más vida que la posibilidad de poder volar? No desaproveches el tiempo, porque uno nunca sabe cuando desaparecen las alas, o cuando se debilitan. Y hoy, por más de que no lo sientas, por más de que arriba se vea una gran tormenta, animate y volá, por el simple hecho de tener la oportunidad. Volá bien alto y disfrutá de la vista, de las situaciones, de todos los factores; al fin de cuentas, este podría ser tu último vuelo. ¿Por qué desaprovecharlo? No hay motivo. Dale, volá. Animate y volá. Y que tu vuelo sea único, y sea tuyo. Volá. Volá alto o bajo, pero volá; cruzate con muchos más en tu situación, admirá a los que ya se mantienen vuelo arriba, y dale una mano a los que todavía raspan el suelo con sus alas. Pero animate, no te frenes. Que ese viento fuerte y frío no te retraiga de disfrutar de lo que es volar; porque al fin y al cabo, los que volamos somos nosotros mismos, y esa sensación, dejame decirte, esa sensación no se compara con nada. Una vez que empieces a volar, no vas a querer bajar, no vas a poder bajar. Vas a ver y sentir qué significa volar, y una vez que lo pruebes, vas a querer ir cada vez más arriba. Con calma, con paciencia. Anda volando desde lo más bajito, hasta llegar a las nubes; disfrutá el paisaje que es lo que vas a tener en tu memoria para siempre. Aprende de las pérdidas de equilibrio y de altura, pero nunca cierres las alas para dejar de volar. No te pierdas de tu propio vuelo, porque es el más lindo. Despacito, y poco a poco, vas a llegar cada día más alto. Dale, animate. Animate y vola. Una vez que veas y sientas qué significa volar, vas a entender por qué estamos vivos, y por qué necesitamos despegar los pies del suelo para emprender nuestro vuelo.

Animate, volá. Este viaje es de libertad, y es tu libertad. Volá bien alto, arriesgate. Después de todo, de esto se trata vivir, y hasta que no abras tus alas, no vas a entender qué significa estar vivo, ni lo qué realmente es volar.

Vale Guidi
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3 min
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2 cards

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