Falsos mitos sobre el parto

Cuando se habla del parto, parece que todo el mundo tiene algo qué decir, pero no siempre los comentarios son acertados.

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5 min readApr 28, 2017

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Existen numerosos mitos en relación con el parto que se han trasmitido de generación en generación y, hoy en día, siguen estando presentes. Para eliminar estas falsas creencias es aconsejable asistir a los cursos de preparación para el parto. Desde aquí, te aclaramos qué hay de cierto en algunas de las leyendas más frecuentes.

DOLOR

Si tu mamá tuvo un parto difícil, el tuyo también lo será. Cada parto es diferente y no tiene por qué parecerse a los del resto de la familia. Hay distintos factores que determinan un parto y estos no dependen de una cuestión hereditaria. Una misma mujer no tiene nunca dos partos iguales. Son muchas las que cuentan las diferencias que experimentaron en el nacimiento de sus hijos.

Si tu menstruación es dolorosa, el parto te dolerá bastante. El dolor asociado a la menstruación no tiene causas claramente definidas, pero suelen ser diferentes de las que originan el dolor del parto. Además, las mujeres con ciclos menstruales dolorosos suelen soportar mejor las contracciones del útero, ya que están más acostumbradas a ellas.

Aprender a respirar y a relajarse no sirve con la analgesia epidural. El aprendizaje de estas técnicas durante los cursos de preparación para el parto es importante para sobrellevar el dolor de las contracciones hasta que sea posible administrar la analgesia. Además, las técnicas son útiles para mantener la posición y evitar moverse mientras el anestesista coloca el catéter de la analgesia epidural. Y no hay que olvidar que, en ocasiones, no es posible administrar la epidural aunque la mujer lo desee.

Si existen dudas, lo mejor es preguntar a los profesionales, ellos saben lo que ocurre realmente durante el parto.

DURACIÓN

Cuanto más grande sea el bebé, más largo será el parto. La duración del parto no depende del tamaño del bebé, sino de otros aspectos, como las dimensiones de la pelvis materna, la colocación de la cabeza del chiquito y haber dado a luz antes. Así, aunque la criatura sea grande, si la pelvis de la madre es adecuada para ese tamaño y la cabeza está bien colocada, el parto no tiene por qué durar más.

Si el parto dura mucho, es que algo va mal. Cada mujer necesita un tiempo y en el proceso intervienen muchos factores. La dilatación puede prolongarse 12 horas en las primíparas y 8 en las que ya han tenido un hijo, y la expulsión hasta 4 horas si es el primer parto (4 horas de expulsivo no es aceptado en ninguna Sociedad Científica, el máximo es 2 horas con peridural). Lo importante es que la progresión sea regular. El control fetal permite a los profesionales intervenir en caso necesario.

Tampoco es cierto que el sexo en el último mes adelante el parto. Lo que ocurre es que puede facilitarlo, ya que el semen contiene prostaglandina, que ayuda a madurar el cuello del útero, ablandándolo y preparándolo para dilatar en el parto. La pareja puede disfrutar de su vida sexual hasta el final del embarazo.

DILATACIÓN

Si la bolsa se rompe pronto, vas a tener un «parto seco». El líquido que sale al romperse la bolsa amniótica es el acumulado por delante de la cabeza del bebé, y la cantidad que representa es mínima respecto de la que hay en total. El líquido que queda por detrás de la cabeza irá saliendo poco a poco durante el parto, con cada contracción, y en ningún caso se quedará sin líquido. Cuando nace el bebé, se expulsa todo el líquido amniótico restante.

Si te quedás dormida, la dilatación se detiene. El cuello se dilata de manera involuntaria. Al contrario, si la mujer está más relajada, la dilatación se producirá más rápidamente.

EXPULSIVO

La epidural impide empujar. La dosis que se administra es suficiente para no sentir dolor, pero no por eso se dejan de notar las contracciones. La panza se pone dura con cada contracción y este es el momento en el que la mujer debe empujar. Además, siempre se cuenta con la ayuda del obstetra y el equipo de salud.

La episiotomía es inevitable. Hace años, esta incisión quirúrgica de la zona perineal que se realiza para ampliar el canal del parto se practicaba de manera sistemática en todos los partos. Actualmente, se realiza de forma selectiva cuando el obstetra lo considera necesario para evitar posibles desgarros. El masaje del periné al final del embarazo ayuda a aumentar la elasticidad y facilitar la distensión de los tejidos, evitando así la necesidad de realizar una episiotomía.

Lo que nunca nadie te dijo

Hay una serie de datos que, quizá, por atender cuestiones más serias, ni tu obstetra ni tu partera llegaron a advertirte que podían ocurrirte. A lo mejor, ya los sabías pero, por si acaso -y para que no te pesquen desprevenida- te los recordamos.

  • Al pujar y sin darte cuenta, puede ser que llegues a defecar. Algo por lo que no deberías sentirte mal, ya que es muy normal y el equipo médico está muy acostumbrado a que pase.
  • En algunas mujeres, la analgesia peridural puede provocar dolor de cabeza. Eso no quiere decir que sea tu caso.
  • La misma analgesia peridural también suele ocasionar temblor en las piernas, otro síntoma normal y que no te debe alarmar.
  • También, la peridural puede provocar sueño en ciertas mamis, no en todas.
  • En algunas maternidades, y por razones de higiene, se sigue rasurando la zona pélvica a las mujeres. Para saberlo, deberías asesorarte previamente con tu obstetra y transmitirle tu deseo. Aunque es importante saber que es una práctica no recomendada por OMS.
  • Una vez que ha nacido el bebé, el parto no ha terminado: es necesario que la placenta salga por completo. Para eso, quizás, el obstetra deba apoyar sus manos sobre el vientre de la paciente para facilitar la expulsión (excepto en madres Rh negativas).
  • Después del parto sigue existiendo sangrado, de modo que la reciente mamá necesita usar toallitas descartables y no tiene que asustarse por esa hemorragia.
  • Luego del parto, generalmente se producen los «entuertos»: contracciones uterinas para retraer el útero y disminuir el sangrado.

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