Sueños y pesadillas en el embarazo ¿Son diferentes? ¿Qué significan?

Muchas mujeres sueñan más durante la gestación y recuerdan mejor lo que han soñado.

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5 min readApr 24, 2017

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Soñé que salía a un escenario, vestida de reina con un vestido muy ajustado de lamé plateado y el público eran todos mis ex novios que querían ver cómo lucía embarazada. Yo estaba preciosa», cuenta Karen, que está felizmente embarazada de diez semanas.

Los sueños del embarazo suelen ser embarazosos. Porque todo es embarazoso durante esos nueve meses: la futura mamá siente nuevas emociones, inquietudes, cambios corporales, temores por la responsabilidad de preparar un mundo para el hijo… Durante el día piensa en todo eso con razonamientos, fantasías, preocupaciones o proyectos, y cuando duerme lo piensa con sueños. Soñar es una forma de pensar.

Muchas mujeres comentan que cuando quedaron embarazadas empezaron a soñar mucho más de lo habitual y a recordar mejor lo que soñaban, como si los sueños fuesen más vívidos, más intensos. Los especialistas explican que es lógico que los sueños se incrementen durante la gestación, porque la revolución hormonal que se produce en el organismo provoca irritabilidad, angustia, apatía o euforia… y esto favorece la actividad psíquica que crea los sueños. Se sueña más, y no solo durante la noche, también aumentan las fantasías y los ensueños diurnos.

Es frecuente soñar una y otra vez con la propia infancia y con la madre. También aumentan los sueños de peligro y las pesadillas en las que aparece la preocupación por ser más vulnerables durante el embarazo o por no ser una buena madre. Y se sueña con el hijo ya nacido, con el propio cuerpo, con el parto, con la pareja… y con todo lo que está implicado en la gestación de un hijo.

«Durante todo el embarazo soñé con mi madre en distintas situaciones, pero ella siempre estaba embarazada. Y en la última semana de gestación soñé que me la encontraba en la calle con una panza enorme pero, esta vez, ¡yo también estaba embarazada! Y nos felicitábamos con mucha alegría y nos reíamos de que no podíamos abrazarnos por la enorme panza que teníamos», cuenta Silvina, mamá primeriza. Una explicación para este sueño es que toda mujer, mucho antes de ser madre, es hija y no deja nunca de serlo. Cuando piensa en su futuro hijo se reencuentra en sueños con el tiempo en que ella era el bebé de su mamá y ella tenía que satisfacerle todas sus necesidades, incluida su necesidad de amor. Por eso, estos sueños no siempre son felices, muchas veces son de reproches o enfrentamientos, sueños en los que la madre pone en duda la capacidad de la hija para la maternidad… Por supuesto, todo depende de la historia personal.

Ely tiene una hija de siete años y espera un varón para dentro de cinco meses. Una de sus preocupaciones más importantes es que cuando nació la nena, ella sintió que dejaba a un lado todos sus intereses para atenderla y ahora sueña que está en el sillón de parto o llevando al bebé en el cochecito y a su alrededor toda la gente tiene muchos problemas, «lo que veía en el sueño era un ir y venir constante de personas muy preocupadas».

Lourdes, a punto de dar a luz a su primer hijo, también está intranquila por su futuro profesional. Trabaja en una agencia de publicidad y es una apasionada de su trabajo, que a veces tiene jornadas de hasta doce horas. Sobre el séptimo mes de embarazo soñó que su padre, muerto hace seis años, estaba sentado sobre la heladera y le decía, como tantas veces le dijo mientras estudiaba en el instituto: «Quiero que me expliques cuál va a ser tu futuro». Estos sueños expresan inquietudes que también se tienen en la vigilia y es primordial darse cuenta de ellas y comentarlas con la pareja, ya que el cambio de vida afectará tanto a la mamá como al papá.

Sueños felices

Hay muchas noches estupendas en las que se sueña con un parto sin esfuerzo, un bebé hermoso o sensaciones de mucho placer (generalmente en el agua) que no tienen una relación manifiesta con el embarazo. Los sueños felices también aumentan. Como una compensación a todas las preocupaciones del día, la futura mamá sueña con escenas alegres en las que está con su hijo o con situaciones de gran placidez.

Durante el tercer trimestre de embarazo es casi inevitable soñar con el parto y con los miedos que esto provoca. Una de las formas que toman estos sueños es que, en lugar de la embarazada, es otra persona la que pare al bebé, generalmente su mejor amiga o… la pareja.

Celina cuenta que, durante su segundo embarazo, tuvo un sueño muy placentero: «Volvía a mi casa cargada con bolsas de compras, muy contenta porque había comprado mucha ropa, zapatos y ¡joyas! Entro en mi dormitorio y veo a mi marido acostado con un precioso bebé en los brazos y me dice: “Como no estabas, lo parí yo”. Creo que dos deseos se me cumplían en ese sueño: parir en casa y librarme del parto». Otra de las formas de conjugar el temor al parto es soñar que el cuerpo tiene cremalleras, broches o botones que se abren fácilmente para que salga el bebé.

Los sueños no sirven para conocer el futuro ni para ganar la lotería, pero son muy útiles para compartir con la pareja. A través de lo que sueña la mujer puede acercar al futuro papá a todas esas sensaciones, expectativas y temores que ella experimenta con el embarazo. Y esto ayuda al padre a prepararse para la paternidad, a pensar en lo que significa ser padre y a afrontar y compartir sus propias inquietudes. El relato de los sueños, con sus absurdos y sus comicidades, con su extrañeza, es una buena excusa para charlar sobre todo lo que nos afecta durante la gestación.

También los sueños muchas veces informan a la madre de temores o inquietudes de los que no es consciente. «Soñé que estaba en el hospital a punto de tener al bebé, lo sentía moverse a lo loco dentro de mí, pero una mujer se me adelantaba para parir el suyo, y a mí me decían que no tenían camas y que no me preocupara porque yo no estaba embarazada, que mi embarazo era producto de mi imaginación por la enfermedad psíquica que yo tenía».

Cuando Clara tuvo este sueño, en el séptimo mes de gestación, se dio cuenta de que no tenía confianza en el hospital que había elegido y buscó otro en el que se sintió más segura desde el primer momento.

Una buena manera de recordar los sueños es anotarlos en un cuaderno. Cuando un sueño nos ha inquietado o extrañado podemos volver a pensar en él leyéndolo pasados unos días. A veces en la lectura posterior se repara en detalles que habían pasado inadvertidos antes.

Pesadillas

Algunos sueños expresan el temor de la embarazada a no ser una buena madre. Muchas veces son pesadillas. Se sueña con situaciones de angustia en las que la madre busca desesperadamente al bebé porque se lo ha olvidado en el supermercado, es la hora de amamantarlo y está muy lejos del chiquito, lo oye llorar, pero no puede encontrarlo…

Estos sueños, a veces terriblemente angustiosos, son normales pero si son tan frecuentes que impiden el descanso, hay que comunicárselo al médico. Quizá la mujer necesite el apoyo de un especialista.

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