Apología del placer
Que la intuición de la moral se detenga y me detendré con ella si es preciso, me sentare y guardaré silencio, mismo que se traduce en ira y fatiga, consecuencia de la recepción discursiva de las diatribas de comunidades que se autodenominan con la finalidad de contagiar a los demás individuos, rozando conmigo y mi construcción de identidad
Esto se ha convertido ya en una praxis fallida y retomada innumerables veces, una especie de extracción consciente y modificación del ser superficial, revolucionando al hombre en sí mismo, callando y castigandolo injustificadamente por actos que a su parecer, y hablo del falso ser político en sociedad.
Tomando como punto de partida el dolor, se puede decir que siendo en esencia excitación negativa, debe ser equilibrada junto con todas esas pulsiones no menos importantes.
Aquí la primer duda y la primera en ser censurada
¿A quien culpar en este caso si la necesidad de cambio es inherente y el concepto de progreso ya es perverso? 1 ¿Hay que reconocer en este esquema el esbozo de una moral furuta que plantea obviedades del comportamiento, la que encontraremos en ese periodo continuo de verdades plastificadas puestas por hombres para callar a otros, utilizando referencias milenarias junto con una pizca de amor social e imagenes con nombres de personajes heroicos a su manera (cristianismo) cuando el acto sexual mismo pase a considerarse un mal y solo se le conceda legitimidad en el interior del lazo conyugal, y cuando el amor pederasta sea condenado como algo contra natura?
¿Hay que suponer que algunos, en el mundo grecorromano, presintieron ya este modelo de la austeridad sexual al que en la sociedades cristianas se le dará más tarde una armadura legal y soporte constitucional?
y por ultimo; ¿Cuantas preguntas me tengo que hacer para saber que mi sexualidad, que mi instinto por descubrir más de lo que hay después de ese espejo lleno de barreras pixeleadas es de lo más puro que tengo y me lo quieren arrebatar?
1 Michel Foucault. Historia de la sexualidad “La inquietud de sí”
Volviendo a las pulsiones excitantes como el dolor, llega otra que bien puede puede abarcar el tema, el poder, el sentido de dominio contra cualquier otro individuo junto con el dolor, hacen una combinación que explica brevemente la relación de poder y la degeneración del mismo.
Ahi nace, como lo diría Foucault, la biopolítica del poder, enlazando pulsiones que nos llevan después a la interpretación y la práctica a una forma de conducta que, segundos más tarde, será una jerarquía y así de como resultado una sociedad que se define y gobierna a sí misma y por otro lado, el alto discursivo detenta la prohibición de actos, aunque, si se mira sumisamente se dará cuenta de que la balanza se inclina por el castigo de esa concretación del acto inapropiado, hábito malo que se etiqueta y se le arranca a pedazos símbolos y sonidos, dialéctica que una vez más, consigue éxito estructuralista en este, su proyecto del ser perfecto, moralmente perfecto.
2 Debemos la casi totalidad de nuestros conocimientos a nuestras violencias, a la exacerbación de nuestro desequilibrio. Incluso Dios, por mucho que nos intrigue, no es en lo más íntimo de nosotros donde le discernimos, sino justo en el límite exterior de nuestra fiebre, en el punto preciso en el que, al afrontar nuestro furor al suyo, resulta un choque, un encuentro tan ruinoso para El como para nosotros. Alcanzado por la maldición que los actos conllevan, el violento no fuerza su naturaleza, no va más allá de sí mismo, más que para volver de nuevo a sí enfurecido, como agresor, seguido de sus empresas, que vienen a castigarlo por haberlas suscitado. No hay obra que no se vuelva contra su autor: el poema aplastará al poeta, el sistema al filósofo, el acontecimiento al hombre de acción. Se destruye cualquiera que, respondiendo a su vocación y cumpliéndola, se agita
en el interior de la historia; sólo se salva quien sacrifica dones y talentos para que,
liberado de su condición de hombre, pueda reposarse en el ser.
2 E. M. CIORAN-Pensar contra sí mismo.(La tentation d’exister — 1972)
Una vez domado el ser pasional ese que destruye roles de género y juego jerárquicos en bienestar,( sociedad, le dicen) empezará una invención de la moral, se convertirá en política y que gracias a su ambigüedad permitirá los actos hasta que el límite del dasein retraído lo revele.
Aun espero ese momento, en el que mi hermano, este ya ser domado deje de querer espacio entre lo libre y los racional para después levantarse en virtudes y hablar deliberadamente de lo que se siente, espero a que tenga la fuerza y valentía para domarse a sí mismo y deje de construir paradigmas y métodos que le “ayuden a ser mejor” despreciando y aprisionando las palabras que constituyen frágilmente una recopilación de sí, de las más pura de sí, y no se cuanto esperare, porque, como al inicio, me encuentro ya en un punto de frustración y ansia, en una ecuación que se resolvería si tan solo despejamos esos elementos conductuales como la vergüenza, el miedo y la necesidad de castigo.
