El salto de Tequendama

Pame Perez G
Shango Lector BLOG
Published in
5 min readNov 5, 2020

Siempre he sido una persona muy asustadiza pero me encanta el terror, disfruto espantarme, las historias de fantasmas son mis favoritas.

Cuando trabajé de sobrecargo, entre galleys hablábamos de los hoteles más embrujados, alguna experiencia y eso hacía más liviano nuestro viaje muchas veces incluso entre sobrecargos si íbamos a un hotel con fama de ser de los que espantan nos quedamos en una misma habitación juntas, pero una de mis peores experiencias fue por culpa de mi curiosidad y todo empezó en facebook.

Un día estaba viendo facebook y me salió en la sección de noticias que alguien había compartido una complicación de “Los 15 lugares más embrujados del mundo”. Había uno en Reino Unido, otro en Japón, y así hasta que ví "El salto de Tequendama" en Bogotá, Colombia, la foto me impresionó el lugar era bellísimo. Recordé que en unos días iría a Bogotá y estaría un día entero allá así que pensé en ir. Llegó el día esperado y le conté a mi tripulación que tenía la intención de ir al salto, no pareció interesarles mucho y el único que dijo que quería acompañarme fue el primer oficial, al día siguiente temprano íbamos a pedir un Uber, estaba algo retirado era hora y media de camino y la verdad salía bastante caro por lo que me desanime y le dije a Juan (el primer oficial) que mejor no, pero al parecer él estaba incluso más curioso que yo y me persuadió a ir, al final me convenció, pedimos el Uber y en el camino el taxista iba contándonos que mucha gente murió en esa cascada, la mayoría se suicidaban, incluso hay una película colombiana inspirada en el lugar y sus tragedias.

Yo por mi parte investigué un poco y di con un artículo que dice que desde los años 20 empezaron los suicidios en la cascada, y es que la cascada es muy famosa por desaparecer los cuerpos totalmente ya que abajo de la cascada hay un ojo de agua por lo que todo lo que entra no vuelve a salir así que para las personas con problemas económicos le ahorraban a sus familiares los costos de entierro, a partir de su fama por ser un lugar para los suicidas, mucha gente iba por curiosa, algunos cuentan que sentían como una fuerza desconocida los jalaba hacia la cascada.

El hotel, aunque no tiene una historia como tal, se encuentra en el lugar de los suicidios y dicen que algunas almas se quedaron ahí, se puede ver y oír a personas llorando.

esta fotografia la tome yo
esta fotografía la tome yo

Desde la lejanía se veía la mansión, todo el follaje y la niebla. No importa si no crees en fantasmas, espíritus o algo así pero la energía es real y ese lugar estaba lleno de mala energía. A pesar de ser un lugar tan hermoso no era un lugar tranquilo, no me sentía en paz, al contrario empecé a sentirme mal me dolía la cabeza, me sentía nerviosa y triste. El olor era muy fuerte y bueno eso no es culpa de los muertos es por la polución del río de Bogotá. Otra cosa que llamo muchísimo mi atención es que el lugar es tan frío que desde el río se ve como va cayendo agua de la cascada y cuando baja está se va volviendo hielo, también la intensa niebla que rodea todo el lugar le da esa vista tétrica. Estuvimos paseando por el acantilado un buen rato, nos tomamos un par de fotos para recordar la experiencia y el mismo Uber que nos llevó espero y nos regreso.

Yo me dormí todo el camino de regreso, pero esa clase de sueño que no es reparador, cuando desperté me sentía incluso más cansada que cuando me dormí y esa misma noche salía nuestro vuelo de regreso a la Ciudad de México, nos quedaban unas tres horas de descanso y para prepararnos así que nos despedimos y ya en mi habitación me acosté pero como no podía dormir me puse a ver mi celular y las fotos que Juan me había tomado, iba pasandolas hasta que llegue a una en dónde estoy yo y en el fondo la mansión, acerqué la imagen con mis dedos y pensé “como en las películas que de pronto sale algo” justo estaba pensando eso cuando ví en la ventana la silueta de una mujer y lance mi celular al piso.

Al principio les conté que soy una persona muy asustadiza y aunque muchas veces en mi vida he tenido miedo no se compara con el pánico que sentí, al mismo tiempo empecé a sentirme en peligro en esa habitación, fui siguiendo con mis ojos cada parte de la habitación y cada segundo me sentía más aterrada, yo presentía a alguien ahí conmigo, viéndome. Por un momento me quedé petrificada, observando, escuchando algo que no tuviera sentido y cuando tuve un poco de fuerza corrí al baño, tomé mis cosas, ni siquiera me maquille, me cambie con todo el miedo del mundo y salí de la habitación en menos de 5 minutos, tuve que esperar dos horas más a qué bajarán los demás, mientras yo esperaba en el lobby del hotel. Fue una experiencia rara porque recuerdo muy bien el sentimiento de tristeza, supongo que dónde ronda la muerte no puede haber espacio para la tranquilidad.

En el avión mi mente todavía no descansaba y tenía miedo de haber jalado conmigo algún espíritu, afortunadamente en CDMX la historia paso a ser únicamente eso, una historia que me gusta contar de mi época de sobrecargo, tengo muchas otras que ya les iré compartiendo.

Y ahora ¿les recomiendo ir? NO… guiño, guiño.. bueno si pero solo si en verdad quieren una experiencia distinta.

Les dejo la fotografía que me dejó sin aliento, supongo que la magia del susto solo dura cuando le das entrada a que así sea y ahora que la veo ya no me da miedo… guiño, guiño.

esta fotografía la tomo Juan

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