Miguel Angel Luján
Shango Lector BLOG
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2 min readNov 16, 2022

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Sueños

Cada que en lo onírico caía
Ella, inmersa en su ritual

trepaba por mi piel

erizada por su mirada
y yo callaba.
La dejaba poseer mi cuerpo

Cuántas madrugadas deseara.

Sus piernas me enredaban
Y con sus cabellos y jadeos,
Me embrujaba.
Alucinaba en términos
donde la nada tenía su cara y
Bocanada tras bocanada
ya me dominaba.

Con su audacia
y dulzura me asfixiaba.

Un relámpago subconsciente
revuelve mis entrañas.

Ya en etapa rem

Me dejó caer en sus telarañas

Con sus mágicos movimientos
Bajo las madrugadas señaladas.

Devoradora de sueños.

Diluyendose en
Lo líquido que
pueden llegar a ser
Las mañanas.

Apostaba que no tenía fin,
el paraíso estaba ahí.
No había ya qué decidir,
ya no más.
Rechacé un día el regalo de dios

Y la osadía hasta aquí me trajo.

Sin mirar el manilleo contemplé
La curvatura de su divino pelaje, la canela que había en él…
Pero fueron los sueños
más placenteros jamás soñados.

Suspiro al recordar sus relieves.

Con el fondo sonoro de las olas rompiendo en la costa.

(ruego porque no despierte)

Pienso en el oro y amatista de sus ojos mutantes,

En sus ojos llenos de jade

En su mirada tan profunda

Pienso en que ella misma los arrancaría si pudiera

Devoradora de sueños.

Diosa, sl por mi fuera te daba todos los diamantes,

la luna en un colgante

líneas inmortales.

Bendita la noche por dejarme caer en su embrujo.

Y así fue como pasé un par de días

Muerto, derretido por sus encantos,

Días que parecieron

cientos de años
En sus brazos, en su yugular acomodado.

Arrullado por el humo bautizado
por sus labios

Y el complejo buqué
de su mítica piel que evoca el apocalíptico ocaso.

Aún resuena el eco
de ese epico día
donde los átomos
se alinearon
Y en su orgásmico clímax
la crearon.

Aún nos recuerdo acostados.

Aún me recuerdo drogado

Por la esencia despedida de su tersa espalda al suave tacto;

En sus notas espuma de alta mar
Y ámbar gris detrás
de su cuello refinado.

En ese sueño, junto a ti.
Entre la neblina
De los lapsos soñados
Se veía cual paraíso perdido.

Me había encontrado.

Experimenté
más de lo nombrado.
Pero cuando empezó a relucir
El sol, ya estaba despertando.

https://youtu.be/6G4zEcuoObc

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Miguel Angel Luján
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poesia surrealista, filosofia, declaraciones pasionales. El lenguaje no tiene dueño