La humedad se combate con café

Perdí la hoja
Shango Lector BLOG
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2 min readAug 17, 2020

Cuando tuve que cambiar de domicilio a un lugar relativamente lejos de mi familia para poder estudiar, adopté una especie de mecanismo de defensa: cada vez que la ciudad me dolía o me desarmaba me refugiaba inmediatamente con ellos.

Hace cosa de un mes, sin nada que ofrecerme a mí misma, corrí a su encuentro y antes de llegar a la puerta de la casa las lágrimas ya empezaban a asomarse; un terrible vacío me tragaba de dentro hacia afuera, pero en ese mismo instante no sé cómo ni por qué mi sobrina de 4 años se asomó por la venta y gritó mi nombre tan fuerte que logró jalarme de vuelta a la realidad, sin pensárselo un momento abrió la puerta y me abrazó. Mi mamá salió al instante y tan tranquila y natural como siempre también me envolvió en sus brazos. Como si fuese una escena planeada mi hermano se asomó desde su cuarto y muy a su manera me dijo te quiero ¿Que cuál es esa manera? Me puso una película, algún nuevo descubrimiento que quería compartir conmigo, con nosotros.

Para el anocher todos cenábamos, ya mi hermana se había unido a aquella celebración de traerme de entre los muertos.

Y así ha sido desde hace mucho, me vuelvo niña y me vuelvo frágil en su compañía pero al mismo tiempo las fuerzas y las ganas regresan. Siempre me despido en un nuevo intento de ser adulta, sé que no será así todo el tiempo, pero bendigo cada momento que pueda pasar con ellos. Cada vez que con un café de olla la humedad desaparece.

5/10/2019

AV

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¿Los libros hacen a las personas o las personas a los libros?