¿Se puede leer sin escribir?

Durante mis primeros 9 años de educación básica y 3 de media superior he de admitir que no visualizaba lo estático que fue el modelo educativo en el que crecí. De niños y adolescentes, al convivir con docentes y administradores que en su mayoría son adultos, nos “oprimen sin querer”, dejando totalmente descartada la opción de una clase en donde se practique a la autoreflexión y comprensión. Recuerdo que alrededor de mis 10 años compré una libreta pequeña de Spider-Man que tenía un candado, con la intención de escribir un diario. Tal plan no resultó como esperaba y terminó siendo una libreta con garabatos y nada de orden porque no sabía cómo escribir lo que pensaba.

Los docentes que llegue a conocer solamente hacían su trabajo, leían el programa educativo, se basaban en los libros que la Secretaria de Educación del país sugería para nosotros y preparaban la clase utilizando conocimiento digerido para su fácil comprensión. Y no los culpo por hacer que mi generación no aprendiera a reflexionar y pensar en lugar de memorizar todo lo necesario para aprobar un examen. En su mayoría, eran adultos que llevaban tratando con generaciones de jóvenes desde hace varios años. Probablemente en sus primeros años de docencia tenían más ganas o una actitud distinta/diferente. Podríamos enfocarnos ampliamente en explicar la situación laboral y salarial del país y otros factores que pueden influir en la caída en picada del desempeño de los docentes y ¿A dónde llegaríamos? Exacto: culpar al gobierno. Pero comenzar a hablar de la problemática es escarbar en cosas que ya se saben y no aportan mucho en realidad. Y aquí podemos ver algo clave: se repite lo que ya se sabe.

Por el miedo a opinar, sentir que no nos escuchan o que no aportaremos nada relevante durante los años de educación básica, caemos en el conformismo de hacer lo que nos dicen, dentro de los límites establecidos. Pensamos que está bien, porque nadie nos llama la atención. Sin darnos cuenta, renunciamos a nuestra libertad. Sin embargo, tenemos demasiado que decir.

Se ha creado un estilo de aprendizaje que solo va “hacia adelante” como si fuera la única manera, cuando bien podría expandirse hacia todas direcciones porque el conocimiento no debe ser lineal. Y el conocimiento no solo es lo que predican en las escuelas, el conocimiento esta en todos nosotros, en nuestras experiencias diarias, y no debe menospreciarse. Se recita lo que las grandes mentes concluyen, ellos se engrandecen y se conoce más de ellos, pero… ¿en dónde quedamos nosotros? ¿Cuándo escucharan nuestra voz en lugar del eco de alguien más?