¿Qué es lo que soy? Metafisica XXI

Miguel Angel Luján
Shango Lector BLOG
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6 min readAug 31, 2020
René Magritte. Man in a bowler hat

Uno de los propósitos de este escrito es darle a nuestro saber externo e interno una perspectiva metafísica en el sentido de las pasiones y pensamientos, una introspección de tres minutos en los que repasaremos la idea histórica del alma, la metafísica y el ser. Pasando por Juan Vives y su perspectiva de la conjunción del alma, Heidegger y la necesidad metafísica de preguntarse sobre el dasein (el ser ahí) y su relación con los fenómenos con los que interactúa, además, descubriremos el trasfondo de estos conceptos:
conveniencia , semejanza, el alma, y el dasein, generando una dialéctica básica para poder entender el rol metafísico a priori y así, poder entonces empezar a filosofar.

spoiler: no habrá conclusión, ya que entre las intenciones del escrito es incitar al lector a formular una respuesta orgánica ante la cuestión metafísica sobre el ser en sí mismo.

Definamos metafísica antes de empezar con esta paráfrasis apasionada y entusiasta; metafísica es la filosofía primera, así la nombró Aristóteles.
la metafísica es la especulación sobre el proceso y el origen de las cosas.
A grandes rasgos, representa tres características primordiales:
De carácter especulativo. Suele partir de una idea primordial o un principio supremo (Dios, la idea, el ser, por ejemplo) de la cual nace la deducción sobre los acontecimientos de la realidad.

Procede de manera inductiva. Busca unificar las ideas y resultados de todas las ciencias, en búsqueda de una imagen metafísica de la realidad.

Puede ser reduccionista. A veces deviene en un mero artificio especulativo mediante el cual los seres humanos deben partir para poder aproximarse y conocer la realidad. En ese sentido, puede emplearse incluso como un término despreciativo hacia una doctrina o una proposición científica.
(Los dominios de las ciencias están muy distantes entre sí. El modo de tratar sus objetos es radicalmente diverso. Está dispersa multiplicidad de disciplinas se mantiene, todavía, unida gracias tan sólo a la organización técnica de las Universidades, y Facultades, y conserva una significación por la finalidad práctica de las especialidades. En cambio, el enraizamiento de las ciencias en su fundamento esencial se ha perdido por completo. Y sin embargo, en todas las ciencias, siguiendo su propósito más auténtico, nos las habemos con “el ente mismo”. Mirado desde las ciencias, ningún dominio goza de preeminencia sobre otro, ni la naturaleza sobre la historia, ni ésta sobre aquélla. Ninguna de las maneras de tratar los objetos supera a las demás. El conocimiento matemático no es más riguroso que el histórico-filológico; posee, tan sólo, el carácter de “exactitud”, que no es equivalente al de rigor. Exigir exactitud de la Historia sería contravenir a la idea del rigor específico de las ciencias del espíritu. La referencia al mundo que impera en todas las ciencias, en cuanto tales, las hace buscar el ente mismo, para hacer objeto de escudriñamiento y de fundamentación, en cada caso, el “que” de las cosas y su modo de ser. En las ciencias se lleva a cabo –en idea- un acercamiento a lo esencial de toda cosa)

La hipótesis: ¿Si ya estoy aquí, y sé que lo estoy, cual es el proceso para llegar a la respuesta ya sutil e inconsciente sobre lo que estoy viendo y/o experimentando?

María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga. Papilla estelar — 1958–92 x 62 cm.

Antes de poder responder, veamos un poco la fórmula de Heidegger, para comenzar a filosofar sobre ser en sí mismo y su entorno, el ser que permanece siendo ser, que lo sabe, experimenta y duda.
En primer lugar, toda pregunta metafísica abarca íntegro el problematismo de la metafísica. Es decir; siempre el todo de la metafísica. En segundo lugar, ninguna puede ser formulada sin que el interrogador, en cuanto tal, se encuentre dentro de ella, sin que vaya él mismo envuelto en ella.
De aquí desprendemos, por de pronto, esta indicación: el preguntar metafísico tiene que ser en totalidad y debe plantearse siempre desde la situación esencial en que se halla colocada la existencia interrogante. Nos preguntamos, aquí y ahora, para nosotros. Nuestra existencia –en la comunidad de investigadores, maestros y discípulos- está determinada por la ciencia. ¿Qué esencial cosa nos acontece en el fondo de la existencia cuando la ciencia se ha convertido en nuestra pasión?

0.1- Hasta fines del siglo xvi, la semejanza ha desempeñado un papel constructivo en el saber de la cultura occidental. En gran parte, fue ella la que guió la exégesis e interpretación de los textos; la que organizó el juego de los símbolos, permitió el conocimiento de las cosas visibles e invisibles, dirigió el arte de representarlas. El mundo se enrollaba sobre sí mismo: la tierra repetía el cielo, los rostros se reflejaban en las estrellas y la hierba ocultaba en sus tallos los secretos que servían al hombre. La pintura imitaba el espacio. Y la representación — ya fuera fiesta o saber — se daba como repetición: teatro de la vida o espejo del mundo, he ahí el título de cualquier lenguaje, su manera de anunciarse y de formular su derecho a hablar. Es necesario que nos detengamos un poco en este momento del tiempo en el que la semejanza va a desligarse de su pertenencia al saber y desaparecerá, cuando menos en parte, del horizonte del conocimiento. ¿Cómo se pensaba la similitud a fines del siglo xvi o aun a principios del xvii?
P. Grégoire, Syntaxeon artis mirabilis, Colonia, 1610, p. 28.

¿Podemos, cuando menos, establecer las formas según las cuales podían llegar a ser semejantes unas a otras?

La convenientia es una semejanza ligada al espacio en la forma de “cerca y más cerca”. Pertenece al orden de la conjunción y del ajuste. Por ello, pertenece menos a las cosas mismas que al mundo en el que ellas se encuentran. El mundo es la “conveniencia” universal de las cosas; en el agua hay tantos peces como en la tierra animales u objetos producidos por la naturaleza o por los hombres (¿acaso no existen peces que se llaman Episcopus, otros Catena, otros Priapus?); en el agua y en la tierra tantos seres como en el cielo, a los cuales responden; en fin, en todo lo creado hay tantos como los que podríamos encontrar eminentemente contenidos en Dios. “Sembrador de la Existencia, del Poder, del Conocimiento y del Amor.
Así, por el encadenamiento de la semejanza y del espacio, por la fuerza de esta conveniencia que avecina lo semejante y asimila lo cercano, el mundo forma una cadena consigo mismo. En cada punto
2 G. Porta, De humana physiognomia, 1583; trad. francesa, La Physionomie humaine, 1655, p. 1.

Es necesario que las similitudes ocultas se señalen en la superficie de las cosas; es necesaria una marca visible de las analogías invisibles. ¿Acaso no es toda semejanza, a la vez, lo más manifiesto y lo más oculto? En efecto, no está compuesta de pedazos yuxtapuestos — unos idénticos, otros diferentes: es de un solo golpe, una similitud que se ve o que no se ve. Carecería pues de criterio, si no hubiera en ella — o por encima o a un lado — un elemento de decisión que transforma su centelleo dudoso en clara certidumbre. No hay semejanza sin signatura. El mundo de lo similar sólo puede ser un mundo marcado. No es la voluntad de Dios— que permanezca oculto lo que Él ha creado para beneficio del hombre y le ha dado… Y aun si hubiera ocultado ciertas cosas, nada ha dejado sin signos exteriores y visibles por marcas especiales — del mismo modo que un hombre que ha enterrado un tesoro señala el lugar a fin de poder volver a encontrarlo.

A partir de esta definición ya la podemos colocar en un ente en específico, en este caso, yo, tú, nosotros, si, los que nos leemos. ¿Qué eres? ¿Qué somos? tratemos de responder la pregunta sin bases, como si fuéramos nuevos en este mundo y la sensación de que hay algo habita nuestro interior que nos impulsa o nos detiene y que porta un nombre, el alma, no, sin antes entender el problema de la cuestión metafísica.

Sobre el alma y las pasiones se puede decir que son los actos de las facultades otorgadas a nuestra alma por nuestra naturaleza para seguir el bien y evitar el mal. Es evidente la estrecha relación entre la ética y la psicología, el estudio de las pasiones pasando primero por Santo Tomas de Aquino es grandemente inspirado y ampliado con la ayuda de la observación y la introspección, en este caso, no ahondaremos tanto en el estudio de las pasiones que expusieron por dar ejemplos, Descartes y Spinoza.

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Miguel Angel Luján
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poesia surrealista, filosofia, declaraciones pasionales. El lenguaje no tiene dueño