El Valle de los Tercos, historias de latinos en Silicon Valley
Fernando Franco y Diego Graglia desgranan las aventuras de los emprendedores con una narrativa y edición sobresalientes
Durante un año la rutina se repetía cada mañana. Entrar en el Twitter de Diego Graglia o buscar la página de tecnología de Univisión para ver cómo nos ponía contra las cuerdas con sus temas. No es fácil ser periodista en Silicon Valley, no es un lamento, es una crisis de abundancia. Es la maldición de jugar a las cartas y que todas las manos sean buenas. Lo complicado es elegir los descartes. Cada mañana entrábamos a ver cuál era la apuesta de ese excelente periodista argentino con alma de surfer. Compartimos madrugones para ser los primeros en poner unas garras en los iPhone o haciendo fila para ver a Obama en Stanford. Así nació nuestra amistad.
Al mismo tiempo, muchos amigos, especialmente CVander (nunca pasa nada en el Silicon Valley Latino (y el que no lo es) sin que él lo sepa primero) nos hablaba de Fernando Franco, al frente de Puente Labs. Le conocimos en una fiesta en una azotea, muy típico, y conectamos al instante. Él llevaba mucho tiempo antes de dar el salto a Puente Labs ayudando a los latinos techies de la ciudad a través de un programa especial del ayuntamiento.
La suma de estos dos elementos ha dado una de las mejores ideas para promover contenido: El Valle de los Tercos. Al final de la primera temporada contaron alguno de sus secretos para hacer el podcast del que todo el mundo habla y espera una nueva entregada cada dos semanas.
Por este espacio, ya por la segunda temporada, han pasado algunos de los perfiles más relevantes del sector. Desde inversores a emprendedores con historias de superación, fracaso y éxito, contando la verdad sin tapujos y con una excelente edición.
Nos gustó especialmente el episodio de Agustina Sartori (una uruguaya de la que pronto tenemos que hablar por todo ło conseguido con GlamSt):
El mexicano Bismarck Lepe, de Wizeline:
Nuestra fundadora también ha sido objeto de una alocada entrevista.
Hecho con cariño y esmero en San Francisco
