La sorpresa de Costa Rica, José Pablo Monge

Headless Chicken, un estudio con un fuerte componente social quiere hacer videojuegos diferentes

Silicio
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3 min readJun 17, 2017

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Creatividad del estudio Headless Chicken

Montar en Uber es una experiencia que tiene algo de aventura. Con el tiempo se ha ido perdiendo la esencia, pero en sus comienzos deparaba siempre alguna sorpresa al dialogar con el conductor. Las historias al volante hacían el viaje distinto. Era curioso. En San Francisco casi siempre tenían otro trabajo en una startup que estaban montando. ¿Quién sabe si en el asiento trasero se acababa de sentar el inversor que tanto anda buscando? En Los Ángeles lo habitual es topar con un aspirante a actor o quizá con algún guionista que va de productora en productora con su libreto bajo el brazo. Hace dos años rumbo a E3 nos llevamos una grata sorpresa. UberPool, la versión que permite compartir viaje, nos sentó al lado de José Pablo Monge Chacón (Alajuela, 1987). Nos impactó tanto su visión que terminamos por quedar a tomar un café y saber más de su estudio de videojuegos.

Headless Chicken, pollo sin cabeza en español, es el nombre de la empresa con la que, desde su Costa Rica natal, crea un videojuego en realidad virtual. Entonces trabajaba en Morpheus, como Sony llamó en clave a su proyecto de PlayStation VR. Antes había probado a desarrollar para Oculus. Sin embargo, la potencia de la consola de Sony terminó por conquistarle. A esto hay que sumar que la propia empresa japonesa decidió apoyarle para llevar a cabo su primer piloto.

José Pablo, que estudió informática, quería ser piloto de aviones, pero su corazón gamer terminó por llevarle a crear sus propios juegos.

Lo especial de su caso no es solo que desarrolle desde Costa Rica, sino también que los hace inclusivos. LetMeGo, su versión inicial, pretendía que nos pusiéramos en la piel de desfavorecidos. Nada es tan potente como la realidad virtual para buscar la empatía, es lo más parecido en vivir una experiencia en el lugar de otros.

Lo ha convertido en una serie de episodios, donde se mezcla el uso clásico del mando de control con la potencia inmersiva de la realidad virtual. Hacer videojuegos en Costa Rica es posible. Extraño, pero posible si se pone pasión.

Soy Silicio

Hecho con cariño y esmero en San Francisco

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