Al frente de TPX es uno uno de los exponentes de la brillante generación de ciberseguridad mexicana
Desde que es papá se ha hecho algo más inaccesible y sensible a la vez. Comparte fotos junto a su criatura, con la que ya ha ido a varias conferencias. Unos lo llaman conciliación, otros lo entienden como una forma de vida. La comunidad hacker mexicana es activa y festiva a la vez. Rafael Bucio (Chiapas, 1989) está afincado en Aguascalientes, donde dirige su empresa TPX Labs, centrada en ciberseguridad.
Bucio destaca no solo por la profundidad y alcance de sus estudios, sino también por su capacidad para divulgar. Un valor muchas veces denostado pero que marca una diferencia. Ojo, no se debe confundir con la autopromoción. Eso es relativamente sencillo. El mérito de su caso está en que es capaz de indagar en los casos con profesionalidad, para después hacerlos accesibles y desgranar las claves en el blog de la compañía o como fuente para medios. Esa combinación le convierte en una rara avis.
En el caso de WannaCry, el ataque que puso a medio mundo contra las cuerdas, Bucio se ha volcado en una minuciosa investigación para conocer los lugares de México donde más ha afectado, incidencia y posibles medidas para evitar que vuelva a suceder.
El caso de Bucio no es el único, aunque sí es especial. Forma parte de comunidad de la que vamos a seguir escribiendo. Como Salvador Mendoza, el tormento de Samsung, con una bonita historia detrás, o César Gaytán de Hackwise. Por no hablar de Jorge Ríos y Diego García, de Bridgefy. Todo ellos y casi un centenar más de obsesivos de la seguridad digital se dan cita en Blackhat y Defcon para aprender y compartir (entre chelas o lo que se tercie) en Las Vegas.
El colectivo de hackers centrados en mejorar habilidades y hacer el bien crece en México.
Hecho con cariño y esmero en San Francisco