Colombia en la Guerra de Corea: 70 Años de Historia y Olvido

Sin Corbata
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8 min readFeb 16, 2021

Por: Carolina Urrego Sandoval- Profesora Departamento Ciencia Política de la Universidad de los Andes

El 23 de julio de 2020 en medio de la pandemia global generada por el COVID-19, en la ciudad de Incheon, Corea del Sur se realizó un evento de conmemoración de los 70 años del inicio de la Guerra de Corea. Este evento fue realizado en el Parque Colombiano, frente al monumento construido para honrar y homenajear a los más de 4700 soldados del Batallón Colombia quienes bajo el mando de la Organización de Naciones Unidas (ONU) participaron en esta guerra que divido de manera permanente a la península de Corea en dos: Corea del Norte y Corea del Sur.

En la placa del monumento se lee en español, inglés, y coreano:

Gallardos soldados de Colombia

Nacidos en el espíritu del Mar Caribe!

Pusisteis en alto el estandarte de las Naciones Unidas

Y luchando por la libertad y por la Paz

611 de vuestros nobles guerreros

Vertieron por último la sangre.

Para vuestra eterna memoria

Erguimos aquí y dedicamos este monumento.

La participación de 5062 hombres de las Fuerzas Armadas de Colombia en este conflicto constituye un gesto que los coreanos han valorado y recordado por décadas. Sin embargo, al otro lado del Atlántico, la participación del ejército de Colombia en un conflicto internacional en el marco de la Guerra Fría ha sido incluso llamada “la Guerra Olvidada”. No solo este evento se ha desvanecido en el olvido, sino también la imagen de los colombianos que allí participaron. Si bien algunos de ellos continuaron en el ejército e incluso alcanzaron el grado de generales, muchos suboficiales y soldados han vivido y muerto en condiciones de pobreza extrema. Fue solo 50 años después de la guerra que el gobierno colombiano aprobó una pensión para aquellos que se encontraban en condición de indigencia. La diversidad de los soldados, sus vivencias en Corea, y su regreso a Colombia fueron material de inspiración para varias crónicas de Gabriel Garcia Márquez en el Espectador. El aparente olvido de la primera misión militar internacional de Colombia, y lo surrealista de la situación constituyen una muestra de las contradicciones de la época y las condiciones que empezaban a gestarse, y que marcarían para siempre el futuro del país.[1]

En 1950 Colombia vivía la época de la Violencia, marcada por los enfrentamientos entre liberales y conservadores exacerbados por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Por lo tanto, participar en un conflicto externo tan distante y ajeno como el de Corea fue sorpresivo y mal recibido lo que generó críticas al gobierno de Laureano Gómez. Naturalmente, surgieron interrogantes sobre el por qué de la participación colombiana en este conflicto. Hoy, 70 años después, en un agitado contexto nacional e internacional es valioso reflexionar sobre los orígenes de la Guerra de Corea, la participación de Colombia en esta, y las implicaciones de estos acontecimientos para el país.

¿Cómo se originó la Guerra de Corea?

Entre 1910 y 1945 la península de Corea estuvo bajo el dominio del Imperio Japones. Con la rendición de Japón a los Aliados al finalizar la segunda Guerra Mundial los estadounidenses ocuparon la zona sur de la península, mientras que la zona norte fue tomada por la Unión Soviética. Allí, los norteamericanos establecieron la línea divisoria entre los dos territorios utilizando como referencia el paralelo 38. En los años siguientes las tensiones aumentaron y el 25 de junio de 1950 con el objetivo de unificar a las dos coreas, las tropas del norte invadieron la ciudad de Seúl. Así, la península se convertiría en el campo de batalla en el que se enfrentarían de manera directa e indirecta los Estados Unidos y la Unión Soviética, ahora apoyada por China. Como respuesta a este acto de expansión del comunismo, el gobierno del presidente estadounidense Harry Truman, solicito apoyo a la ONU y desde el Consejo de Seguridad se solicitó colaboración internacional y asistencia militar para a repeler la agresión de Corea del Norte. Luego de la Segunda Guerra mundial, no fue sorprendente que varios países europeos apoyaran la iniciativa de los estadounidenses. En Latinoamérica, el escenario era distinto y Colombia fue el único país de la región que ofreció apoyo militar.

¿Cuál fue la participación de Colombia en la Guerra de Corea?

Colombia hizo presencia en Corea con el Batallón Colombia. Este fue el nombre que recibió el grupo colombiano de tres fragatas y un batallón de infantería, que en diferentes momentos y lugares hicieron presencia en Corea del Sur durante la Guerra. El primer convoy enviado fue una flota de la Armada, el famoso Almirante Padilla, que zarpo de Cartagena el 1 de noviembre de 1950 con destino a la Base Naval de San Diego en Estados Unidos. Allí debió ser adaptada y preparada para poder continuar hacia Pearl Harbor, y luego a la Base Sasebo en Japón donde fue asignada para patrullar la costa oeste de Corea. Este y los siguientes grupos de soldados recibieron entrenamiento de militares estadounidenses. Los soldados colombianos lucharían a más de 16.000 kilómetros de su país en una de las mayores batallas ideológicas de la historia reciente.

El Batallón Colombia estuvo bajo la dirección de las tropas norteamericanas, específicamente las divisiones 7 y 24 de infantería. Los colombianos participaron en múltiples combates (Nomad, Thunderbolt, Climber, y Bárbula). Uno de los enfrentamientos más icónicos fue el de las colinas de Old Baldy al norte de Seúl. Si bien este duró 10 meses, fue durante la quinta batalla en marzo de 1953 que la contribución de Colombia fue esencial para las fuerzas de la ONU. Allí, los colombianos impidieron el avance de las tropas chinas a lo que habría sido un acceso directo a Seúl. Algunos veteranos sugieren que gran parte de su éxito se debía a las similitudes de ese terreno con las montañas de Boyacá y Antioquia. En esta batalla fallecieron 95 soldados, 97 fueron heridos, y 30 tomados como prisioneros de guerra por los chinos. Este evento fue resaltado en periódicos y revistas internacionales. En todas el compromiso de Colombia con Corea del sur fue reconocido como un símbolo de amistad fraterna con los Estados Unidos y con Corea.

El 27 de julio de 1953 se estableció el Armisticio de Panmunjom donde las dos partes aceptaron al paralelo 38 como línea fronteriza. Para esa fecha 145 colombianos habían muerto, 610 estaban heridos, y cerca de 69 desaparecieron. Para el pueblo coreano este conflicto dejo más de tres millones y medio de víctimas mortales, así como miles de desplazados, y desaparecidos. Habiendo cumplido con su misión el ejército salió de Corea del Sur en 1954 y la Armada en 1955.

¿Por qué participo Colombia en este conflicto?

El presidente de la época, Laureano Gómez decidido responder al llamado de la ONU frente al ataque de Corea del Norte. Sin embargo, la decisión de utilizar a la armada y el ejercido como instrumentos de política exterior estaba motivada por varias razones. Primero, Gomez, buscaba congraciarse con los Estados Unidos, que ahora surgía como una super potencia, y a quienes en años anteriores había llamado “una amenaza a la soberanía nacional”. De hecho, varios historiadores sugieren que Gomez deseaba acallar rumores que habían surgido desde su estancia como embajador de Colombia en Alemania y que resaltaban su proximidad al nacional socialismo y a la cúpula militar del franquismo en España. Por lo tanto, parecía esencial adherirse a la narrativa estadounidense sobre la defensa de la democracia y la amenaza del comunismo. Segundo, las Fuerzas Armadas no tenían la experiencia, el entrenamiento, o el equipo para una intervención militar en el exterior por lo que el gobierno debió incurrir en enormes gastos para comprar armamento a Estados Unidos. Esta fue presentada como una estrategia de fortalecimiento de las Fuerzas para la luchar contra las emergentes guerrillas. Sin embargo, esta estrategia internacional, tuvo un alto costo político a nivel doméstico, ya que enviar a Corea cerca del 20% de las fuerzas armadas en medio de sangrientos enfrentamientos internos genero gran inconformidad. Algunas de las criticas locales incluso sugerían que se estaban enviando militares cercanos al liberalismo para deshacerse de ellos y reducir su influencia en el ejército. Gomez no se alcanzaba a imaginar que tres años después, el General Gustavo Rojas Pinilla quien participo brevemente en la Guerra de Correa, ocuparía de facto la Presidencia de la Republica.

¿Qué implicaciones tuvo la participación de Colombia en la Guerra de Corea a nivel nacional?

Uno de los efectos más relevantes fue el fortalecimiento, modernización, y profesionalización del Ejército de Colombia y de su doctrina militar. Esto ocurrió no solo por la compra y embargo de armamento y equipo sino también por la experiencia adquirida y la formación que recibida. Esta incluía labores de inteligencia, contrainteligencia, manejo de comunicaciones, entre otras, aplicadas posteriormente en la lucha contra las guerrillas. Adicionalmente, el ejército abandono los modelos militares europeos, y adopto el modelo estadounidense. Esto marcaría el inicio de una larga relación de cooperación militar. El Batallón Colombia fue el nombre que recibió el grupo de élite del Ejército. Este sería posteriormente enviado como parte de la Fuerza Multinacional de Paz y Observadores de la ONU al Canal de Suez durante la crisis de 1956, y desde 1982 patrullan el Sinaí, como garantes de los acuerdos de paz entre Egipto e Israel.

Además de los avances en el campo militar, Colombia se mostró más activa al interior de la ONU, a pesar de sus limitaciones logro su cometido de mantenerse cercana a los Estados Unidos en el marco de la llamada doctrina respice polum. Sin embargo, este excesivo enfoque en el norte de la región hizo invisible ante los ojos del país los desarrollos y avances que ocurrían en otras regiones y escenarios. Lamentablemente, a pesar de este histórico acontecimiento, las relaciones bilaterales entre Colombia y Corea del Sur, durante gran parte del siglo XX no fueron dinámicas. Si bien las relaciones diplomáticas formales entre los dos países se establecieron en 1962, y Corea ha brindado recursos de cooperación al país, y apoyó la creación de organizaciones como la Asociación Colombiana de Veteranos de la Guerra de Corea (ASCOVE) y la Fundación de Veteranos y Descendientes Colombianos de la Guerra de Corea (FUNVECOREA), el fortalecimiento de las relaciones ocurrió solo a inicios de los años 2000. Este estuvo marcado por un memorando de entendimiento en temas de cooperación militar (2015) y la firma de un Tratado de Libre Comercio (2013) con la que es en la actualidad una de las economías más grandes del mundo y un ejemplo de desarrollo industrial. Paradójicamente, países como Chile, México, o Brasil, que no participaron en su guerra, han tenido durante años, relaciones diplomáticas y comerciales mucho más estrechas con este país.

Es imposible en Corea olvidar la Guerra, allí el conflicto aún no termina, pesé a diversos esfuerzos. Por el contrario, durante los últimos años la tensión ha aumentado. En particular debido al estancamiento de las negociaciones de paz y el reciente ataque de Corea del Norte a la oficina de relaciones bilaterales establecida en 2018. En Colombia el olvido selectivo frente a la historia bipartidista, la violencia, y el conflicto interno, ha sido extendido a los veteranos de Corea hecho que se evidencia en la misión de ASCOVE que busca alcanzar: “por parte del Estado y de todos los colombianos, el respetuoso reconocimiento que en justicia merecen y que hasta hoy se les ha negado; el mismo que, por el contrario, se les dispensa con generosidad allende las fronteras patrias”.

[1] En 1932 y 1933 Colombia sostuvo un enfrentamiento fronterizo en el Amazonas con Perú.

Referencias

Coleman, B. L. (2005). The Colombian Army in Korea, 1950–1954. The Journal of Military History, 69(4), 1137–1177.

Ramsey, R. W. (1967). The Colombian Battalion in Korea and Suez. Journal of Inter-American Studies, 9(4), 541–560.

Valencia, Á., & Sandoval, J. (2001). Colombia en la Guerra de Corea: la historia secreta. Editorial Planeta.

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Periódico de los estudiantes de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.