Cuando abrigar y alimentar a los que menos tienen es una cuestión de vocación

Vida Solidaria es una organización de vecinos que se unieron para realizar actividades humanitarias. Cómo coordinan la ayuda y qué buscan al recorrer las calles.

Anu Alvarado
Sin Fronteras
7 min readNov 29, 2018

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Vita, presidenta de VS y Pablo, director.

El viernes es uno de los días más esperado por la mayor parte de la sociedad. Quizás porque termina la semana o porque no hay que ir a trabajar el sábado. Pero para ellos, los voluntarios de Vida Solidaria, es el día más esperado porque salen a recorrer la ciudad de Buenos Aires asistiendo a personas que se encuentran en situación de calle. Brindándoles desde comida hasta abrigos y frazadas.

En Vida Solidaria son todos voluntarios, ninguno recibe un sueldo por participar de estas actividades comunitarias. “El argentino de por si es solidario y tiene mucho para dar. Cuando la gente encuentra un canal sincero y transparente, da todo de lleno”, afirma Pablo, director de la organización, que cuando habla de los voluntarios se le nota la felicidad que siente por dentro.

Él, junto con Vita (presidenta de Vida Solidaria) comenzaron en 2014 visitando hospitales y recorriendo plazas, tratando de aportar su granito de arena para hacer el bien desde su lugar. Hoy en día, cuatro años después, hay más de 500 voluntarios que priorizan la felicidad del otro aunque sea por un rato en la semana.

Vida Solidaria tiene varias actividades semanales, los viernes se realiza sí o sí. No importa si llueve, igualmente se sale”, sostiene Eva, una voluntaria de la base y enfermera en su vida cotidiana. Hay varias cosas que tienen que suceder antes para que eso funcione.

Eva junto con más voluntarios de los viernes.

Los viernes los voluntarios se dividen en tres turnos. Por la mañana hasta las cuatro de la tarde se encargan de cocinar el pollo en la sede, y aparte hay un servicio de catering que se encarga de cocinar el arroz en otro lugar.

Esto es posible gracias a que una persona donó la mano de obra, la comida y el lugar.

“La comida que nos donan avanzó muchísimo porque antes se hacía arroz con un poco de pollo, pero ahora es mucho más alto el porcentaje de pollo que de arroz, y el último es de buena calidad así que eso mejoró mucho”, cuenta Eva a Sin Fronteras.

En el turno de la tarde (de 16 a 20) se encargan de ordenar toda la comida elaborada y la ubican en las heladeras, preparan el jugo y el café y dejan todo listo para el grupo de las ocho de la noche.

“Lo que hacemos cuando organizamos es ir sacando los recorridos según el formato que tiene organizado el área de distribución y logística. Cada recorrido tiene su cantidad. Por ejemplo cuatro carritos, una heladera, etc. Eso lo vamos chequeando para que una vez que se haga el recorrido se pueda hacer la actividad sin inconvenientes”, nos comenta Eva, mientras sigue acomodando unas bolsas con ropa en el piso.

Para llevar las cosas desde la sede hasta el recorrido asignado, hay voluntarios que prestan su vehículo para trasladar las cosas al lugar y para después también ir a buscarlas. De esto también se encarga el área de distribución y logística.

¿Cómo puedo acercarme a Vida Solidaria?

Hay otros sectores como por ejemplo el área de auditoría, que por el momento hay una sola persona a cargo de ese grupo, Carlos, quien se encarga específicamente en acompañar en los recorridos y observar cómo se hace la actividad. Se pueden acercar a VS desde Instagram, Facebook, Twitter o físicamente en la sede que tienen ubicada en Congreso.

El primer contacto con Vida Solidaria es una persona que le va a comentar y le va a preguntar a qué actividad está interesado participar y luego lo deriva al sector indicado. El único requisito que piden se encuentra en la actividad de recorridos de los viernes por la noche, deben asistir una vez a la sede donde tendrán una charla informativa para comentarles de qué consiste la actividad, qué objetivo tiene y cuál es el compromiso que se debe tener.

El trabajo de Carlos, director del área de auditoría, es ver que realmente se esté haciendo el recorrido correcto y observar si se acercan otras personas que no fueron a la charla. También le resulta importante ver de qué formas se pueden ir mejorando los recorridos y conocer un poco más a los voluntarios.

Una de las áreas novedosas en Vida Solidaria es la de Crecimiento, donde Alan (director del área) se ocupa de recepcionar a las personas que desean sumarse como voluntarios y fijarse de qué forma se puede hacer o modificar los recorridos para que se pueda asistir a la mayor cantidad de personas para que nadie se quede sin comer. “La idea de Vida Solidaria es que no hayan personas que se queden sin el plato de comida” cuenta Eva.

Termos con jugo y café.

“Cada recorrido llevan, aparte de la comida, la ropa, las galletitas, el café y el jugo, una tabletita donde anotan los pedidos que le hagan las personas. No es que uno se compromete, ni es obligatorio que después esas cosas se las consigan”, describe Eva. “Pero se le pregunta qué necesitan, si es un par de zapatillas les pedimos qué talle. Para que la próxima vez que vayan tengan lo que la persona necesita si es que se puede conseguir, obviamente”.

Todo tiene una organización, los recorridos en la calle se hacen desde las 21hs hasta las 23hs aproximadamente, que es cuando regresan a la sede. Ahí el grupo de la noche se encarga de acomodar cada cosa en su lugar, limpiar heladeras, termos y dejarlos en condiciones para el próximo viernes que se arme la actividad.

Con una sede en Recoleta y otra en Balvanera, más un merendero en la villa 31, este gran número de almas solidarias se reparte sus tareas y recibe ayuda de la sociedad. En la sede de Venezuela 2132 hay actividades todos los días menos los domingos. Los sábados va un grupo temprano para hacer la primera orden del día y a la tarde se encuentra el área de ecología. De lunes a jueves la sede está abierta de 18hs a 20hs donde van grupos para armar pedidos según los recorridos.

Una de las actividades de los sábados está conformada por un grupo de voluntarios que va a los hospitales asignados disfrazados de payasos, con golosinas, alfajores, globos y entre otras cosas para compartirles a los niños y gente adulta que se encuentra internada. Ya recorrieron el Hospital Posadas, el Garrahan, el Rivadavia, entre otros.

Merienda y juegos en la Villa 31.

A parte, los sábados también un grupo de voluntarios se acerca a la Villa 31 donde da una merienda junto con apoyo escolar a los niños. “Cuando apenas los conocimos, no nos sonreían y hablaban muy poco. El cambio es muy alentador. Antes lo único que les interesaba era el desayuno y las peleas entre ellos eran constantes. Hoy, están ansiosos por abrir sus carpetas para comenzar a trabajar”, se alegra Vita.

También se encuentra un sector que se encarga específicamente de toda la parte de difusión de las actividades y pedidos de donaciones. Todo vía redes sociales.

¿En qué cree Vida Solidaria?

En la necesidad de afianzar una cultura de la solidaridad cotidiana como responsabilidad social inevitable de toda persona que se encuentre en posibilidades de ayudar al prójimo, promoviendo su instauración como un “deber humano”.

Es fundamental hacer hincapié en el hecho de que se trata de una organización comunitaria de los vecinos donde el lema es “No se recibe dinero, no se hace política ni religión.”

Todas las actividades se realizan en función de las donaciones que reciben. Se puede donar en la sede o por MercadoLibre. Se manejan con unos links donde el donante compra por ejemplo pollo, y los voluntarios van a retirarlo. Donde también podes ser un donante fijo mensual. No hay ningún tipo manejo de dinero y también es importante recalcarlo porque es distinto a otras organizaciones.

“Para mi es muy importante sentir que los viernes hay muchas personas que reciben un plato de comida caliente, algo para tomar, ropa y por sobre todas las cosas un saludo, un abrazo. Que esas personas sepan que no son invisibles”, nos cuenta Eva en base a cómo se siente ser voluntaria. “Y si bien yo no estoy en los recorridos de la calle, sé que formo parte de una organización donde todos aportamos para que la actividad se realice cada vez mejor.”

“Ser voluntario no es para satisfacción propia sino para darle a otro y a veces hay días que están buenísimos y a veces hay días tristes o días en que uno se siente impotente. Pero igual se sigue”, afirma Pablo.

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