El quinto escalón: la plaza que marcó una nueva era en el rap

La historia detrás de un lugar iniciático, una competencia de rap y un chico de 13 años que organizó un evento que revolucionó el mundo del freestyle

Jesica Román
10 min readNov 29, 2018
Anfiteatro del Parque Rivadavia

Se puede decir que la moda de los Estados Unidos y Europa se replica en el resto del mundo, como la ropa y la música: el rock en los ’60 se convirtió en un fenómeno mundial, al igual que sucedió con el pop en los 70.

Estos estilos musicales llevaban consigo muchos otros elementos que caracterizaban a quienes se sentían identificados. La música dejaba de ser sólo música y comenzaba a definir e identificar a distintos grupos sociales.

Estos estilos no se parecen en nada al folklore argentino: del chámame, la payada, el mate y el asado. Sin embargo, hace algunos años comenzó a surgir un nuevo movimiento que cambiaría la vida de muchos jóvenes y que, de cierta forma, nos conecta con nuestras raíces: el Hip Hop, más precisamente, el freestyle.

Una nueva forma de expresarse, soltando rimas sobre la vida, sobre lo que pasaba en tu casa y en tu barrio. Una nueva manera de expresar lo que uno siente. Como si fueran payadas gauchescas, los contrincantes se miden con rimas cara a cara. En este caso, el freestyle nos conectó con nuestro pasado como payadores.

Ya hace muchos años que esta cultura no para de crecer entre los más jóvenes a pasos agigantados. En el 2013 comenzó el auge de la improvisación luego de que Dtoke, MC argentino, fuera coronado como el Campeón Internacional del habla hispana. Este hecho fue revolucionario. Las plazas en donde se juntaban alrededor de 20 o 30 personas para improvisar sobre un beat comenzaron a llenarse.

La competencia más reconocida fue en el Parque Rivadavia en donde, desde el 2012, un grupo de jóvenes comenzaron a juntarse para participar de “El quinto escalón”, la competición en la que cualquier persona, sin restricciones de edad o sexo, podía inscribirse gratuitamente.

Las famosas “Batallas de gallos”, en dónde quienes desean participar tienen un minuto libre para poder demostrar quién es mejor sobre una base de rap. La competencia comenzó a tomar relevancia cuando, de boca en boca, se hablaba del buen nivel de Freestylers que había en Buenos Aires. Este evento se hacía en un sector del parque todos los domingos por la tarde, pero durante su último año (2017), luego del surgimiento de artistas reconocidos mundialmente como Duki y Paulo Londra, fue necesario implementar un escenario.

Es sin dudas la plaza que marcó un antes y un después en la cultura, la separación entre la vieja y la nueva escuela del hip hop en Argentina. Una nueva generación de artistas.

En marzo del 2012, un joven de tan solo 13 años que vivía en Caballito crea una competencia de freestyle inspirada en el Halabalusa. Alejo Acosta asistía a un centro cultural en el que se bailaba breakdance, así fue como comenzó a meterse en el mundo del hip hop. Luego sintió curiosidad de conocer mejor los cuatro elementos que conforman la cultura. El tiempo lo fue acercando hacia una de las ramas: el freestyle.

En ese entonces la competencia más reconocida que había en plazas era el Halabalusa, organizada por Gastón Serrano -conocido como Dtoke-, que estaba ubicada en la zona sur del conurbano, más precisamente en Claypole.

Esto resultaba ser un impedimento para quienes vivían lejos. Así fue como nació la idea de Alejo de llevar a cabo un evento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que resulte ser más accesible. “La data es que no había otra competencia además del Hala, y era en la loma del orto y yo tenía 13”, dice Alejo ahora. “A mi vieja no le gustaba que me fuera tan lejos.”

Las competencias se realizaban domingo de por medio, intercalando junto al Halabalusa. A las pocas semanas, Muphasa, con 18 años en ese momento se suma como un competidor más y conoce a Alejo, un joven de cara redonda y flequillo pegado a la frente, que se encontraba a cargo de todo. En poco tiempo, se convertiría en organizador junto a Alejo.

Alejo y Muphasa, los organizadores de El Quinto Escalón

En ese entonces se reunían en un costado del místico e histórico Parque Rivadavia. Aquel espacio verde en el que hubo mesas de trueque en los ’80, como también puestos fijos de libros y CDs. El lugar de reunión de diferentes tribus urbanas como los punks en los ’90. Albergue de tantas historias como la de la old school (vieja escuela) del rap argento, que se juntaban para intercambiar discos y revistas.

Mustafá Yoda, rapero argentino de los ’90, integrante de Sudamétrica y fundador de “A cara de perro”, se sentaban en los bancos de la plaza junto a DJ Hollywood para aprender sobre los cuatro elementos.

Quienes acompañaron a Alejo y Muphasa fueron Wolf, MKS, UnderDann e Iacho, quien se encargaba del beatbox. Se reunían en la salida este de la plaza, que daba con la intersección de las calles Doblas y Chaco, justamente donde había cinco escalones (de allí proviene su nombre).

Las cinco escaleras

Los formatos de la competencia fueron copiados del Halabalusa, (1vs1, 2vs2, 3vs3), a los que luego se sumaría el renovador “Give me the money” (GMTM).

Para el 2013 la repercusión comenzó a crecer y MCs de alcance nacional se sumaron. Ese mismo año se empezó a destacar el gran nivel que demostraban Klan, Wos, Cober, Compas y Genas.

Un factor clave para el Quinto Escalón, además de su ubicación geográfica, fueron los vídeos de las batallas que luego subían a YouTube, que con el tiempo se fueron perfeccionando hasta lograr un contenido de gran calidad para las redes sociales.

En el 2014 la calidad de los vídeos mejoró considerablemente. Y en la plaza se comenzó a dar un cambio generacional junto a Dani, Beelze y Nacho, como así también surgieron artistas muy reconocidos actualmente, como Ecko (el que más factura en boliches), Duki (la cara del trap argentino), Lit Killah (el que tiene mas seguidores en las redes) y Paulo Londra (el más escuchado en Spotify).

Ya en el 2015, la batalla no sólo llamaba la atención de freestylers, sino que también se sumó un nuevo actor en la escena: los espectadores. La gran convocatoria del público desplazó a organizaciones como Batalla de Maestros (que se encontraba en plena expansión internacional) y “A cara de perro”. Por esto, la competencia fue renombrada popularmente como “KINGTO”.

Todo empezó a cambiar exactamente en enero de 2016, cuando se hizo una fecha a beneficio de Acru, un competidor que había sufrido un robo. “Ese día fue la primera vez que noté que había un público, que ya no eran solo los competidores y sus amigos”, dice Juan Golberger, conocido como Juancín, un músico y productor amigo de la adolescencia de Muphasa, que se volvió uno de los jurados estables.

En esa fecha especial de enero de 2016, empujados por la convocatoria, los organizadores decidieron mudar la competencia a pocos metros de los escalones, a uno de los bancos del parque, donde se sentó el jurado. Ataron una cinta plástica de “Peligro” a una de las patas del banco, de ahí fueron hasta un árbol que estaba justo enfrente, luego a otro que estaba a un costado, hasta llegar a la otra pata del banco, formando un cuadrilátero que el público rodeó completamente. Todo estaba cambiando en la plaza, el público le agregaba un condimento extra. Ya se vivía otro ambiente.

Durante la fecha 4 del torneo 2016, se dio una batalla épica entre dos viejos competidores. MKS y Underdann fueron los protagonistas dentro del cuadrilátero. La rivalidad entre ambos era tanta, que su vídeo fue el primero en superar el millón de visitas en YouTube.

Primer video de El Quinto Escalón en superar el millón de visitas

Tan solo dos fechas después, tras la viralización del vídeo, fue necesaria una nueva mudanza: ahora en el anfiteatro del parque, un pequeño circulo con unas gradas bajas. Ahí es donde comienza una nueva etapa para el Quinto Escalón, llena de sangre nueva, que nos dejó grandes batallas.

“Ahí El Quinto Escalón se convirtió en la vidriera de las plazas”, dice Juancín. “Y eso lo legitimó”. Los últimos cuatro meses de 2016, daba la sensación de que todo lo que tocaba se volvía viral, y eso en parte tenía que ver con cómo estaban filmadas las batallas, puro mérito de Muphasa. En ese entonces habían comenzado a utilizar una cámara de mano especial para deportes extremos, con la que se movía entre los competidores poniéndole la cámara de cerca y grabando en 360° en el anfiteatro después de un buen punchline para capturar el grito de la gente en esa especie de Coliseo. De esta manera, logró marcar una identidad visual en las redes.

“Detrás de las batallas hay momentos dorados que no se pueden perder”, dice Muphasa, “como el gesto de un MC tragando el vidrio de un punchline muy, muy bueno. O la cara del público reaccionando a una u otra cosa”.

El boom fue tan grande que había alrededor de 300 inscriptos por fecha, por lo que la organización tuvo que empezar a realizar tres clasificatorias en simultáneo en distintas áreas del parque, de los cuales solo quedaban 32 participantes seleccionados.

Ahora Argentina era reconocida por todos los países del habla hispana como la nueva e indiscutida superpotencia del freestyle.

Parecía que nada podía parar esta moda que ya era reconocida internacionalmente. Por primera vez en cuatro años, la final Nacional fue realizada en un lugar cerrado. Se hizo en Groove, una discoteca con capacidad para 1600 personas. Contó con la participación de Dtoke, que fue eliminado en primera ronda por Wos, que al finalizar la noche se consagraría campeón.

Luego de algunos incidentes aislados en las ultimas fechas del 2016, la organización pensó que, tras la gran convocatoria del público, que era alrededor de 2000 y 3000 por fin de semana, era necesario tomar ciertas medidas de seguridad y se planteó producir una tarima.

Con muchas críticas, finalmente el 14 de mayo se plantó un escenario en el corazón del Parque Rivadavia, frente al Monumento de Simón Bolívar. También se implementaron micrófonos, iluminación, seguridad privada y la presencia del DJ Veeyam. El Quinto Escalón ya no era la batalla de parque más grande de Argentina, ahora era la batalla callejera más grande del habla hispana y también del mundo.

Los pilares eran Alejo y Muphasa, que ya había dejado La Cofradía un tiempo antes y se sentó delante de Mario Pergolini y lo convenció de que lo dejara conducir un programa en radio Vorterix. Ahí fue cuando empezó a hacerse más evidente la ruptura entre Muphasa y Alejo, que no formó parte del programa. Pergolini ayudó a Muphasa a conseguir los permisos del Gobierno de la Ciudad para poder seguir haciendo el evento en Parque Rivadavia, y financió parte del costo de sacar una tanda de remeras oficiales de El Quinto Escalón.

Después de cinco años seguidos la relación entre Alejo y Muphasa no daba para más. El vínculo se había desgastado al punto de que ya no podían seguir trabajando juntos. El 10 de septiembre a través de un vídeo de YouTube Alejo y Muphasa anuncian el final de El Quinto Escalón. La gran final se llevaría a cabo el 11 de noviembre en el Malvinas Argentinas.

Wos se encontraba en lo más alto de la tabla de puntos, por lo que logro clasificarse para la Final Nacional Red Bull 2017, en el que luego se consagro campeón.

Según Alejo, la competencia que había creado “se empezó a llenar de mucha gente random y terminó quedando como un producto para niños”, dice. “Y cuando pasó eso, me dejó de representar”.

La gran final

Se enfrentaron en la final del campeonato de plazas El Quinto Escalón: Dtoke, ex remisero de Rafael Calzada, bicampeón nacional, y Wos, en ese momento último campeón nacional de la Batalla de Gallos de Red Bull y defensor del título, con sólo 19 años y heredero de la nueva escuela del freestyle. Ofrecieron un duelo que será recordado como una final mítica y la consolidación definitiva del género del freestyler argentino.

Dtoke y Wos enfrentándose en la final

A veces se ponen de frente y le ofrecen la cara a su oponente. Hay golpes bajos y ganan los más rápidos, los que saben colocar la frase justa y en tempo, que funciona como un punchline. Todos saben cuando eso sucede y el “Ooooohhhhh” de la tribuna es instantáneo.

El microestadio Malvinas Argentinas ya había visto salir campeón internacional a Dtoke en el 2013, y volvió a ver coronar nuevamente al único bicampeón argentino, ahora también campeón de “el kingto”.

Dtoke festejando su nuevo título nacional

Así culminó la historia de aquella competencia en la que participaban alrededor de 20 o 30 personas en el 2012, número que se multiplico por 10 durante todo el 2017. El final de la cuna del freestyle argentino.

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