Esos locos bajitos

Dayana Darias Valdés
sinremitente
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2 min readDec 13, 2017

Con motivo de la celebración del día mundial de los niños

Esperanza. Sí, definitivamente es eso lo que nos falta a los adultos. Esperanza, una pizca de instinto que aparezca cuando menos lo esperemos y nos haga saber que todo es posible. Que tenemos en nuestras manos una barita mágica invisible que nos da el control.

Hemos gastado los días desmintiendo mitos. De reyes magos a cuentos de hadas y con el paso del tiempo hemos perdido la capacidad de volar. Ya no hay Blanca Nieves ni Robin Hood solo guardamos lugar para el pequeño libro de historias contadas y repetidas en el que dejamos de creer.

Poco a poco perdimos los colores. Los pequeños detalles que convierten al mundo en un inmenso Nunca Jamás se hacen cada vez más imperceptibles. Quizás un beso de Encantador sería suficiente para despertar. Para abrir los ojos y darnos cuenta de que somos más de siete mil millones de enanos.

El beso mágico, la prueba de amor verdadero. Esperanza. Tomarnos un segundo para mirar, para sonreír, para no tenerle miedo al lobo, para llevar sopa a la abuelita y darle las quejas al rey, para dar gracias a los pequeños humanos, por creer en la magia, por las risas, por la esperanza.

Y puede que al abrir los ojos quedemos atrapados en la vida de cualquier Nené Travieso y comencemos a movernos como una Muñeca Negra. Tendremos la posibilidad de despertar en el mundo de Alicia, de ser, por fin, un niño de verdad.

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