Descubriendo otra España

hay algo más allá de las autopistas…

Fernando Barandiarán
Skiing through life…

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Recordando el cansancio del viaje y aún con restos de jabón tras limpiar los mosquitos que llenaban el parabrisas de la moto y la visera de mi casco empiezo a asumir el exceso de adrenalina y a recordar esa España. Es algo que muchos ya sabéis y algo que unos pocos estamos descubriendo poco a poco.

Yo ya sabía que existía y que a la gente que lo probaba le enganchaba. Ya había oído historias de gente que decidía empezar a disfrutar de esa otra España. Me refiero a la España que está más allá de los carteles azules de las autopistas. A esa España que poco se ve cuando vas de Madrid a Barcelona por la A-2 y luego la AP-2 sin parar nada más que para una comida rápida en el área de servicio de los Monegros o para pagar ese doloroso peaje.

Puerto de Palombera, Mayo 2014

Yo algo había visto ya antes. Cuando con @letireti viajábamos una semana por cada comunidad autónoma y huíamos de las autopistas. Cogíamos la Guía Campsa (si era muy antigua) y analizábamos que carreteras, pueblos, faros, barrancos, puertos de montaña o parajes poco visitados podríamos visitar. Primer factor: ya tenía el gusanillo

Esa semana al año era suficiente. Íbamos en el coche y disfrutábamos. Íbamos cómodos, si hacía calor poníamos el aire acondicionado, si llovía no nos mojábamos. Era difícil parar a hacer fotos del paisaje o del coche, pero lo haciamos, no era tan cómodo aparcarlo y poder picotear algo rápido o disfrutar de ese sitio privilegiado y aún así lo conseguíamos.Segundo factor: quería algo más sin saberlo.

¿Habría hecho esta foto con el coche? no lo creo…

Hace un año empecé leyendo por casualidad en facebook las historias de Españoles que hartos de sus trabajos empezaron viajando en moto. Han dado la vuelta al mundo y han hecho de viajar su trabajo. Muchas veces no es tan idílico como lo imaginamos, pero es otra forma de hacerlo. Algunos de ellos son: Miquel Silvestre, Alicia Sornosa y Charly Sinewan entre otros, (PINCHAD en su nombre para ir a sus perfiles de fb).Tercer factor: el ejemplo de otros enamorados

No podía ni montarme en una moto. Mi tío, que en paz descanse, murió conduciendo una Vespa volviendo de la universidad a manos de un camionero borracho y eso sentó sentencia en mi casa. De repente un día y por razones laborales me dejaron comprarme una scooter para ir a un cliente. No tenía ni idea de como conducir una moto, así que me apunté a la autoescuela. Me sacaría el A2 antes de comprarme la scooter y así intentaría no matarme con el tráfico de Madrid. Me lo saqué y de repente pasaron los 2 años y me saqué el A. Ya podía comprarme una moto grande. Me la compré y … Cuarto factor: ya la tenía

Una ruta de domingo fue el último factor que me motivó a emprender un viaje de Madrid a Alcoceber en moto. El factor que me motivo a pinchar en google la opción “EVITAR AUTOPISTAS”.

Este viaje ha cambiado mi visión de como viajar. Viajamos siempre rápidos, siempre con ansía por llegar al destino y siempre preocupados de la hora. ¿De cuantos viajes no recordamos nada del trayecto, del cómo hemos llegado o ni siquiera por donde fuimos? ¿Cuantos nombres de pueblos, ríos, sierras o pedanías puedes decirme de tu último viaje?

Yo del último puedo decir, que pasé por Sacedón, rodeé Cuenca, comí unos huevos rotos en Teruel y saliendo de Teruel entre en el Maestrazgo. Pasé por Cantavieja, Iglesuela del Cid, crucé entre otros el puerto de Vistabella (nombre muy muy apropiado) y en el descenso pasé por las cuevas de Vinromá.

Detalle de la bolsa sobredeposito con los mapas que usé como guía (Fernando Barandiarán, Abril 2014)

Viajando a la antigua: No me acordaría de todo esto sino fuera por otro factor. Decidí no usar el GPS. No me llevé ni el tomtom ni use el gps del teléfono. Imprimí un mapa de google maps y me estudie los cruces y pueblos más problemáticos en la guía Repsol. Viajé usando la cabeza, la memoria, el instinto y mi orientación. Aunque algo escéptico al principio he de decir que fue la mejor decisión de todas. Nada me indicaba cuantos kms quedaban, ni a que hora llegaría, ni si había o no radares… Viajé descubriendo el terreno, escuchando el motor de mi moto (no llevaba música) y observando el paisaje. Fue increíble, no me lo esperaba. Me golpeó como golpeaban los mosquitos en la visera del casco, sin avisar y dejando un rastro difícil de borrar.

Me crucé con muy pocos coches, en tramos de 200 kms me pude cruzar con 10. Fue un placer. Toda España atascada y yo apenas veía coches ni gente estresada.

Lo divertido empieza ahí…

EN DEFINITIVA……. UNA ESPAÑA desconocida y que empieza donde acaban las autopistas….

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Fernando Barandiarán
Skiing through life…

Esquiador, Viajero, Cervecero, #Bebedordevida, disfrutón y sobretodo amante de la buena vida y de los momentos de tapeo y cañeo con los amigos.